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Como diría el ex menemista y todavía manzanista Jorge Matzkin, el bloque de diputados del PJ “no es una escuela de señoritas”. Entre otros motivos, por las disputas internas que se viven a diario. El equilibrio que mantiene unida a la bancada es inestable y, como reconocen varios de sus integrantes, el único que garantiza esa unidad es el cordobés Humberto Roggero. Sin embargo, a fin de mes el presidente del bloque ya no estará en su puesto. Su delicado estado de salud, fruto del accidente automovilístico que sufrió el 27 de julio de 2001, lo está obligando a buscar un destino menos traumático, menos agitado. El gobierno de Eduardo Duhalde le ofreció la embajada de Italia. Voceros del legislador cordobés sostienen que la definición es inminente. La pelea por la sucesión ha comenzado.
La intención de Roggero de abrirse de la conducción del bloque no es nueva y la razón siempre fue la misma. El accidente dejó al legislador visiblemente disminuido en su condición física al no haber realizado la recuperación correspondiente. Esto llevó a que en febrero pasado se evaluara un posible destino diplomático. En esa oportunidad fue España. Roggero quería. Los que no querían eran los españoles, que todavía recordaban su accidentada visita de 1998. Durante su estadía el legislador buscó desprestigiar la investigación que abrió sobre el genocidio argentino durante la dictadura el juez Baltasar Garzón. Finalmente nada sucedió porque la explosiva situación política que por esos días vivía el nuevo gobierno de Duhalde obligó al cordobés a posponer su decisión. Una vez más la razón era la misma: era el único capaz de garantizar la unidad de los diputados justicialistas.
Sin embargo, con el correr de los meses Roggero sufrió un importante retroceso en su proceso de recuperación médica. Esto lo obligó a confirmar su retiro. “Se va a Italia o se toma una licencia por seis meses, pero el Gringo se va”, aseguran los hombres que trabajan con Roggero. La decisión no llega en un buen momento. La sucesión deberá definirse en medio de una fuerte disputa por la definición del juicio político a la Corte, la renegociación de las tarifas de los servicio privatizados y el Presupuesto 2003. Los nombres que por ahora suenan para reemplazarlo son los del salteño Juan Urtubey y el santafesino Jorge Obeid. Del primero dicen que “es demasiado joven, demasiado impetuoso”, del segundo muchos recuerdan que es su intención volver a ser gobernador de Santa Fe y no podría atender como debe la presidencia del bloque. El PJ tiene quince días para resolver el nuevo y complicado intríngulis.