Domingo, 25 de mayo de 2008 | Hoy
EL PAíS › HILDA MOREJON LLEGO ANOCHE A VISITAR A SU FAMILIA
La madre de la disidente cubana Hilda Molina, de 89 años, hizo su viaje luego de una larga y tensa negociación entre el gobierno argentino y La Habana.
Hilda Morejón, la madre de la médica disidente cubana Hilda Molina, llegó anoche a Buenos Aires donde se reencontró con su nieto, Roberto Quiñones, y pudo conocer a sus bisnietos después de una separación de 14 años. El vuelo de la compañía Cubana de Aviación que la trajo arribó a las diez de la noche al aeropuerto de Ezeiza, donde la esperaban sus familiares. Quiñones agradeció “la gestión de los gobiernos de Argentina y Cuba para que mis hijos conozcan a su bisabuela”.
Desde la isla, tras enterarse de que su madre había llegado bien y hablar con ella por teléfono, Hilda Molina dijo no estar preocupada por su situación sino “feliz por el viaje” de su madre.
“No he pensado en mi caso, porque no quiero que haya problemas. Lo que quería es que llegara allá a ver a su nieto, que ella adora”, sostuvo. De todas formas ratificó que su deseo es poder venir también ella a la Argentina porque ya no tiene “a nadie cercano” en Cuba. Consultada sobre las restricciones de su país, sostuvo que no iba “a hablar mal” porque no es “de hacer las cosas por detrás”.
Morejón viajó acompañada por Verónica Scarpati, la mujer de su nieto. Tiene 89 años y no lo veía desde 1994, cuando él dejó la isla.
El permiso para salir de Cuba le fue otorgado después de varios años de difíciles negociaciones impulsadas por el gobierno argentino. Ayer los familiares hicieron un reconocimiento en ese sentido: Quiñones agradeció en Buenos Aires “la sensibilidad del comandante cubano Raúl Castro y las gestiones del gobierno de la Argentina y de Cristina Kirchner” para que su abuela pudiera visitarlo. Anticipó también que la idea es que permanezca en Buenos Aires unos seis meses para tratarse de problemas de salud propios de la edad, luego de lo cual volvería a Cuba. Por su parte, su mujer anticipó que Morejón “se sentiría orgullosa” de reunirse en la Casa Rosada con Cristina Kirchner.
La familia tenía inicialmente la expectativa de que junto a Morejón también pudiera viajar su hija Hilda Molina; esa autorización no fue otorgada, aunque la neurocirujana sigue teniendo confianza en conseguir proximamente la visa, para lo que ya comenzó a tramitar su pasaporte como ciudadana común.
Molina, la madre Quiñones, adhirió a la revolución y fue un cuadro del Partido Comunista, diputada en la Asamblea Legislativa y directora del importante Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren). Muy reconocida profesionalmente –en la década del ’80 realizó el primer trasplante de tejido cerebral para combatir el mal de Parkinson–, se enfrentó al gobierno cubano cuando en 1994 se peleó con Fidel Castro por el rumbo que se le quería dar a la clínica. La neurocirujana renunció a todos sus cargos y, considerada desde entonces una disidente, le negaron la posibilidad de salir de la isla.
Su hijo Roberto, que vive con su mujer y sus hijos en Buenos Aires, ayer fue muy cuidadoso con sus declaraciones políticas; Quiñones puso el acento en el costado familiar del encuentro, contó que está unido a su abuela por un vínculo muy estrecho porque ella fue quien lo crió mientras su madre trabajaba, y aseguró que había esperado este reencuentro con “alegría y optimismo”. También sostuvo que Hilda Molina “está contenta también porque la prioridad era que la abuela pudiera venir a la Argentina”.
El caso generó una larga serie de conflictos en la relación del gobierno kirchnerista con Cuba. Las discusiones comenzaron en el 2004 cuando Hilda Molina se presentó en la embajada argentina junto con su madre para pedir asilo político, con el objetivo de viajar a Buenos Aires. Cuba se negó de plano, el intento fracasó y le costó el puesto al embajador argentino Raúl Taleb y al jefe de asesores del entonces canciller Rafael Bielsa, Eduardo Valdés, señalados como los mentores del pedido.
Después del episodio, el gobierno argentino hizo otras gestiones. Néstor Kirchner llegó a mandarle una carta a Fidel Castro pidiéndole que permitiera a las mujeres reencontrarse con su familiares; Castro lo rechazó y ofreció a Quiñones y sus hijos que viajaran a la isla, lo que no fue aceptado. Una segunda carta directamente no tuvo respuesta. Tras la asunción de Cristina Kirchner, la Presidenta amplió las gestiones, pidiéndoles a otros jefes de Estado que colaboraran para resolver el tema. La apertura del gobierno de Raúl Castro posibilitó finalmente llegar a este primer acuerdo.
Aunque en el gobierno nacional tratan de mantener un bajo perfil para no entorpecer el reencuentro de Morejón con sus familiares, se descuenta que tras este vieja habrá nuevas gestiones para conseguir que también la médica vuelva a ver a su hijo y conozca a sus nietos.
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