Lunes, 26 de mayo de 2008 | Hoy
EL PAíS › LAS FUERZAS DE LA CONCERTACIóN QUIEREN REVITALIZAR EL ACUERDO CON EL OFICIALISMO
El Frente Grande, los radicales y los socialistas afines al kirchnerismo decidieron intentar armar una fuerza de centroizquierda, aunque el oficialismo no los haya convocado aún. Críticas al acercamiento de Kirchner a los intendentes del conurbano.
Las distintas fuerzas políticas que integran la Concertación Plural decidieron ponerse al hombro el armado de un espacio político de centroizquierda. Después de la normalización del justicialismo, el Frente Grande, radicales y socialistas se cansaron de esperar que el oficialismo –apremiado por la coyuntura– los convoque. Aunque saben que no va a ser fácil obtener el protagonismo prometido, confían en que si afloja el conflicto con las entidades rurales habrá más posibilidades de reflotar el proyecto político. “Nosotros a Kirchner lo conocimos peronista, siempre supimos que él quería presidir el PJ”, dice un radical K a Página/12, intentando relativizar la importancia del renovado justicialismo. Sin embargo, el propio Kirchner les pidió dejar para “después” un posible acto conjunto. Son conscientes de que, apenas terminada la mayor movilización opositora en cinco años, el Gobierno tiene otras prioridades.
Como primer paso de lo que intenta ser la consolidación de la Concertación, el Frente Grande convocó el viernes pasado a una reunión en un restaurante de Capital Federal. El anfitrión fue el presidente del partido y funcionario de Cancillería, Eduardo Sigal, acompañado de su copartidaria Nilda Garré, ministra de Defensa, y de Graciela Ocaña, ministra de Salud. Por los radicales K estuvo el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, y por los socialistas, el diputado Ariel Basteiro. También estaba prevista la presencia del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, pero una reunión con la Presidenta le impidió participar. Representando al Frente para la Victoria porteño estuvo entonces el secretario general de sindicato Suterh, Víctor Santamaría. Con perfil bajo, en el cónclave también se pudo ver a los dirigentes sociales, Luis D’Elía, de la Federación Tierra y Vivienda, y Humberto Tumini, de Libres del Sur. Muchos de estos nombres participaron ayer del acto oficial realizado en Salta.
Hacia adentro, la mayoría critica la foto del ex presidente con los intendentes del conurbano bonaerense y algunos le reprochan el rol asumido por D’Elía en el enfrentamiento con los productores rurales. Pero pocos lo admiten en voz alta. Y claro que las posturas cambian según el espacio con el que se hable.
Un poco más pragmáticos, los radicales aseguran que la reorganización del PJ es parte necesaria de un proceso y que el hecho de que Kirchner esté al frente es una tranquilidad. Los cuestionamientos más fuertes no están relacionados con la foto junto al viejo entramado político, sino con las medidas de la actual gestión. Ellos son la única fuerza dentro de la Concertación que tiene cargos ejecutivos –cuatro gobernaciones y numerosas intendencias en todo el país– y quedaron muy mal parados durante el conflicto con las entidades agropecuarias. Aseguran, sin embargo, que ahora hay una mayor disposición de parte de “la mesa chica”. Tienen más diálogo con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y por estos días se reunieron Cobos y Kirchner. Allí se reafirmó la voluntad de continuar el proyecto, pero se postergó el relanzamiento.
Desde el Frente Grande tomaron la decisión de “cerrar filas con el Gobierno” y manifestaron su apoyo a Cristina Fernández. Reconocieron “críticas constructivas” para hacerle, pero señalaron que ahora “no es el momento de plantearlas”. Consideraron que, así como la reorganización del PJ obligó a los partidos políticos a ordenarse, consolidar orgánicamente la Concertación puede comprometer un poco más al oficialismo. “Es un doble papel, hay que interpelar a la sociedad y a su vez interpelar al Gobierno”, explica Sigal.
Los socialistas K confían en que el ex presidente va a poder dominar a su favor el viejo aparato del justicialismo. “Se sentó arriba del PJ para controlarlo y que no se convierta en un monstruo de dos cabezas que te pueda jugar en contra”, analizaba un socialista K en la reunión. Para el diputado Basteiro, “lo del PJ es táctico, pero lo de la Concertación es estratégico”. Los distintos sectores plantean el frente como un proyecto a mediano o largo plazo y algunos aseguran que ésta es una primera experiencia que “va a tener que regenerarse”. “La Concertación es un frente en disputa”, sentencia un operador radical. Por ahora no salen a la luz las discusiones por el protagonismo interno, aunque anticipan que de ser necesario, habrá “empujones y codazos”.
Tampoco faltó algún escéptico que consideró lejana la posibilidad de alcanzar finalmente “algo que hace más de tres años se dice que se viene gestando”. “Hay que afirmar una identidad propia”, advirtió un dirigente porteño. El avance de la Concertación viene a paso lento. Habrá que esperar para ver hasta dónde llega el aliento del nuevo impulso.
Informe: Sebastián Abrevaya.
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