La presidenta Cristina Fernández de Kirchner visitó ayer a Raúl Alfonsín en su departamento sobre avenida Santa Fe, donde el ex presidente aún se repone de la intervención que le realizaron en Estados Unidos para tratarle un tumor. “Lo encontré muy bien, muy recuperado, con la fuerza de ánimo característica de él, batallando”, contó la Presidenta a la salida.

La visita trascendió recién una hora antes de que se concretara. Ni durante la gestión de Néstor Kirchner ni en estos meses que lleva su esposa fueron habituales los contactos con dirigentes de la oposición, por eso había quienes interpretaban la visita al ex presidente, aún convaleciente, como una muestra de la etapa supuestamente más “humana” y “abierta” que buscaría transitar ahora la Casa Rosada. “Fue un gesto humano y un reconocimiento”, lo consideró la Presidenta.

Llegó pasadas las 19.30 en una minicaravana de cuatro autos. El que trasladaba a Cristina Kirchner ingresó directamente en el estacionamiento del edificio, sobre Rodríguez Peña. La acompañaron el jefe de Gabinete, Sergio Massa, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. En una estrategia terapéutica que le diagramó una de sus hijas, casada con un médico norteamericano, Alfonsín se extirpó en Estados Unidos, en junio pasado, un tumor en un pulmón. Volvió a la Argentina y se lo vio en público por última vez a principios de julio, en la sesión en que la Legislatura lo declaró ciudadano ilustre de la provincia de Buenos Aires.

En medio, trascendió que Alfonsín se había ocupado de llamar personalmente a senadores del radicalismo para que votaran contra las retenciones móviles en la elección que terminó decidiendo el vicepresidente Julio Cobos. Según contó la propia Cristina Kirchner, ayer no se habló nada de eso.

“Estuvimos conversando largo rato, recordando la época en que éramos senadores. Siempre es un gusto hablar con él”, explicó. El encuentro duró aproximadamente 40 minutos. La Presidenta volvió a salir por el garaje, a la vuelta de la entrada principal, pero ordenó al conductor que detuviera el vehículo y bajó la ventanilla para contar sus impresiones. “Lo vi muy bien al ex presidente, con el ánimo de siempre, muy fuerte”, dijo.

Ricardo Alfonsín contó que en el encuentro Cristina Kirchner le anticipó a su padre que ultimaban los detalles para colocar su imagen en el Salón de Bustos de la Casa Rosada. El acto se hará dentro de 15 o 20 días. “Fue un gesto muy importante y estamos agradecidos con la Presidenta”, sostuvo Ricardo Alfonsín, también dirigente radical. Confirmó que no habían hablado de la coyuntura política y que la conversación giró más que nada sobre la salud de su padre. “Y también de filosofía”, añadió.

Puede que la visita de ayer cambie la relación de los Kirchner con Alfonsín, con varias idas y venidas. El primer conflicto fue en el aniversario del golpe del ’76, en 2004, cuando Kirchner sostuvo que desde la recuperación de la democracia no se había hecho nada por los derechos humanos en el país. Alfonsín dijo sentirse “dolido” por esa declaración y Kirchner lo llamó para disculparse. A partir de ahí comenzaron una relación distante pero amistosa –Alfonsín acompañó a Kirchner a un acto en Iguazú por los 20 años del Mercosur–, que se rompió cuando el radical se puso a trabajar en el armado opositor que llevó a Roberto Lavagna como candidato.