En un intento por frenar la diáspora de dirigentes radicales, que se inició con la caída del gobierno de Fernando de la Rúa y se profundizó con la aparición del radicalismo K, el presidente del partido, Gerardo Morales, anunció que el Comité Nacional de la UCR comenzará este jueves a analizar “un sistema de apertura” para que regresen a las filas partidarias aquellos que se alejaron o fueron alejados. Ese será uno de los temas centrales que se definirán en la Convención Nacional, convocada para el 3 y 4 de octubre en Mina Clavero, Córdoba. Los radicales comienzan a debatir si realizan una amnistía general o si ponen algún límite a las reincorporaciones. El sector que responde al vicepresidente, Julio Cobos, anticipó que por ahora no participará del encuentro y que seguirá trabajando en su armado propio. Todavía más lejos del redil oficial están los radicales que mantienen su fidelidad al kirchnerismo y acaban de lanzar el Partido de la Concertación.

La política de “puertas abiertas” que ahora impulsa el radicalismo fue acordada por distintas líneas internas que se reunieron la semana pasada en un encuentro nacional de dirigentes. Allí apuntaron a seducir a quienes todavía se identifican como radicales, pero fueron sancionados en 2007 porque participaron en las elecciones por fuera de la UCR. El caso paradigmático es el de Cobos –expulsado “de por vida”–, a quien Morales no quiere de vuelta mientras continúe en el Ejecutivo: “La situación de Cobos es clara. En la medida en que siga perteneciendo a este gobierno, no vamos a conversar sobre su vuelta al partido”, dijo, aunque admitió que “el día que termine el mandato, con todo gusto”.

El presidente de la UCR está en contra de un regreso irrestricto de radicales. “Tenemos que establecer los límites y en ese sentido decimos que hay una contradicción natural entre ser funcionario del Gobierno y pretender pertenecer al radicalismo”, argumentó Morales. Su posición, acompañada por la del ex gobernador mendocino Roberto Iglesias, es una de las más duras. Sin embargo, dentro del partido hay otros dirigentes que son menos intransigentes y, sobre todo, no quieren desaprovechar la buena imagen que cosechó Cobos durante el conflicto con las entidades rurales.

El inconveniente es que aquellos históricos caciques radicales que están a favor de la vuelta del vice no son muy apreciados por los cobistas. Cerca de Cobos aseguran que “no representan a nadie” y que están buscando la oportunidad para volver al poder utilizando su imagen. Uno de los hombres de confianza de Cobos, el intendente de Junín, Mario Meoni, explicó que no pueden participar de la Convención Nacional porque no tienen convencionales y, además, “hay dirigentes expulsados del partido, sancionados y distritos intervenidos”. “No vamos a realizar ningún pedido para que se reconsidere esta situación, eso debe partir de ellos (las autoridades del Comité Nacional)”, dijo Meoni y agregó: “Vamos a seguir fortaleciendo nuestro espacio en torno de la figura de Cobos”.

Desde el oficialismo radical aseguran que mantienen conversaciones con el senador y ex gobernador de Río Negro Pablo Verani para normalizar la situación partidaria en ese distrito, al igual que con el santiagueño Emilio Rached. Ambos dirigentes votaron en contra de la postura de sus respectivos gobernadores, Miguel Saiz y Gerardo Zamora, que apoyaban las retenciones móviles. Tanto Saiz como Zamora continúan firmes al lado del kirchnerismo y, aunque se reivindican como radicales, pertenecen al espacio que el sábado pasado creó el Partido de la Concertación.