Cuando Hugo Moyano se retiró de la quinta de Olivos, se llevó con él una confirmación y un pálpito. La confirmación le llegó a través del propio Néstor Kirchner, con quien ayer se reunió por varias horas. Tras invitarlo a debatir sobre la situación del peronismo y las perspectivas económicas del país, Kirchner confirmó en persona un anuncio muy esperado por los sindicatos. Dijo que el Ministerio de Trabajo había resuelto que se elevara el tope salarial que se fija para aplicar los descuentos destinados a las obras sociales (3 por ciento del sueldo); se elevaría de 6750 a 7800 pesos. Se trataba de un reclamo que la CGT le había hecho a la Presidenta en su primera reunión con la cúpula cegetista, a poco de asumir su cargo. La confirmación aumentará la recaudación de las obras sociales, lo que permitirá enfrentar la suba de los costos de la salud. Satisfechos con la novedad transmitida por Kirchner, los dirigentes de la CGT también se retiraron con un pálpito: que el Gobierno está estudiando una propuesta de pago para los bonistas que no aceptaron el canje de deuda.

La reunión entre Kirchner y parte de la conducción de la CGT se había preparado en silencio. La idea era conversar a agenda abierta sobre la situación económica, la gestión del Gobierno y el mapa actual del justicialismo. Moyano llegó con Julio Piumato (judiciales), Omar Viviani (taxistas), Juan Carlos Schmidt (Dragado y Balizamiento), Omar Plaini (canillitas), Vicente Alvarez (publicidad), Horacio Ghillini (docentes privados), entre otros. Se trata de hombres alineados políticamente con el camionero y que representan al moyanismo en el consejo directivo de la CGT. Kirchner los recibió solo y enseguida comenzó una charla distendida con la posibilidad de hacer preguntas. Cuando la conversación llevaba bastante tiempo, el titular del PJ adelantó a sus invitados que el Gobierno elevaría el tope para aplicar los descuentos de obras sociales.

Cuando se haga efectiva esa suba, las empresas verán crecer el tan temido “costo laboral” (aportan el 6 por ciento del salario) y los empleados en relación de dependencia con sueldos altos sufrirán un mayor descuento sobre el básico. La decisión responde a una demanda de los sindicatos: desde enero, la CGT venía reclamando que el tope para los descuentos de obras sociales se equiparara con el que rige para los aportes jubilatorios (que ronda los 7800 pesos). El anuncio por parte de Kirchner produjo satisfacción entre los dirigentes de la CGT. La advertencia por los costos de los servicios de salud se estaba volviendo un clásico en cada actividad organizada por la central de Azopardo. Aparte de transmitir esa noticia, Kirchner hizo un diagnóstico de la situación económica.

Ante una consulta de sus interlocutores, Kirchner dijo que no veía “problemas serios” en el corto plazo. En contradicción con los pronósticos de gurúes y especialistas, el titular del PJ aseguró que la Argentina retomaría “el rumbo del financiamiento” en poco tiempo. Se mostró optimista ante “la recuperación de la gestión y la presencia gubernamental”, pero también reconoció que el Gobierno estaba recibiendo “una fuerte presión” para que normalizara la deuda con los bonistas que no aceptaron el canje. Según los dirigentes de la CGT que lo escucharon, Kirchner no desmintió que el Gobierno estuviera analizando ofrecer una propuesta a esos bonistas. Una alternativa podría ser una quita superior a la del canje del verano de 2006 y que los tenedores de bonos se comprometan a hacer inversiones en la Argentina.

Al repasar la actualidad del PJ, Kirchner dijo que estaba preparando un “relanzamiento” del partido para mediados de octubre. Su plan es comenzar con un acto por el 17 de octubre en Paraná, Entre Ríos y luego recorrer las provincias. “Tenemos que hacer un fuerte trabajo con intendencias y gobernadores”, propuso como dogma. Antes de la despedida hizo sonreír a sus invitados con una crítica a los medios. “Si nosotros hubiéramos hecho lo que los norteamericanos hicieron con esos dos bancos (por los bancos hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae), hubieran dicho que queríamos nacionalizar la banca. Como lo hicieron ellos, nadie dijo nada.”