Viernes, 3 de octubre de 2008 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA Y DIRIGENTES DE LOS PAISES VECINOS DEBATIERON SOBRE LA CRISIS MUNDIAL
Cristina Kirchner dijo que es el momento para pensar con categorías de pensamiento propias. Representantes de Chile, Uruguay y Brasil resaltaron que el Cono Sur está en buenas condiciones para resistir el impacto.
Por Martín Piqué
“Si alguien hubiera pensado en los ’80 que se caía el Muro de Berlín, si alguien hubiera dicho lo que iba a pasar el 11 de septiembre, le habrían dicho que estaba viviendo una película americana. Y, sin embargo, ahora estamos viviendo una crisis inédita que surge desde la centralidad de la globalización.” La frase que pronunció ayer la presidenta Cristina Fernández en el restaurante del hotel Sheraton Pilar reflejó una coincidencia generalizada entre los gobiernos del Cono Sur: la preocupación por la crisis internacional que sigue expandiéndose desde las entrañas del sistema financiero globalizado. La inquietud ante el panorama incluye cierta indignación ante las políticas “profundamente irracionales” que llevaron adelante los países centrales. Lo dijo anoche la propia Presidenta en el “encuentro político de cooperación en el Cono Sur”, un foro mundial que volvió a mostrarla en público junto a su esposo Néstor Kirchner.
En el encuentro participaron miembros de los gobiernos de Brasil, Uruguay y Chile. Por la administración de Lula estuvieron su principal asesor en política exterior, Marco Aurelio García, un viejo amigo de los funcionarios argentinos, y el jefe de la Secretaría General de la Presidencia, Luiz Dulci. Desde Chile llegaron el ministro de Trabajo, Osvaldo Andrade, y el secretario general del Partido Socialista, Marcelo Schilling. Los uruguayos estuvieron representados por los senadores José “Pepe” Mujica, Lucía Topolanzky y Rafael Michelini, hijo de Zelmar, el dirigente uruguayo desaparecido y asesinado por la dictadura. Acomodados en un coqueto restaurante del hotel, los asistentes no tardaron mucho en compartir sus impresiones sobre la crisis financiera. En las mesas del salón se veían ministros, legisladores, diplomáticos e invitados de los países del Cono Sur.
El foro comenzó con algunos discursos improvisados que mostraron una sintonía casi perfecta en el diagnóstico sobre la crisis. “Este es un momento complejo de la realidad internacional”, coincidió el brasileño García. “Estamos analizando el impacto de los eventos que nos están afectando. Los aciertos de nuestros gobiernos nos permiten estar en mejores condiciones para resistir el impacto de la irresponsabilidad de la especulación financiera. Pero las fuerzas progresistas no solamente deben festejar esta crisis, sino entenderla y ofrecer respuestas progresistas”, advirtió el asesor de Lula. García se disculpó por la presencia de sólo tres miembros del gobierno brasileño –él incluido–, pero recordó que el domingo se realizarán elecciones municipales “en cinco mil ciudades de Brasil”. En un tono descontracturado y con pizcas de humor, el chileno Andrade habló de “la crisis de los especuladores, los desreguladores y los flexibilizadores a ultranza”. “Este es el momento de la revalorización del Estado”, definió.
Luego llegó el turno de Mujica, quien había llegado junto a su compañera Lucía. La llamó “Matrera” y recordó su condición de ex presa política. La presencia del ex tupamaro tuvo una importancia sustancial para los funcionarios argentinos. Se sabe que Uruguay es por estos días el único país de Sudamérica que no apoya la candidatura de Néstor Kirchner para ocupar la secretaría ejecutiva de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). La resistencia oriental está inspirada casi exclusivamente en Tabaré Vázquez, ya que sus socios del Frente Amplio ven con otros ojos el nombramiento de Kirchner en el ente regional sudamericano. Al tanto de esos entretelones, Mujica pidió a Brasil y Argentina, sin nombrarlos explícitamente, que asuman la “responsabilidad histórica de conducir un barco (el de la integración) que no tiene derecho a fracasar porque no queda más tiempo”. En el salón lo escuchaban varios funcionarios del Gobierno: los ministros Florencio Randazzo (Interior), Graciela Ocaña (Salud), Carlos Tomada (Trabajo); el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el vicejefe de Gabinete, Oscar González; el titular de la Unidad Presidente, Rafael Folonier. De reconocidos vínculos en América latina, Folonier es uno de los hombres que colabora con Kirchner en el armado de Unasur.
En su condición de mandataria en ejercicio, Cristina Fernández hizo el último discurso. “Estos son momentos que no sé si son difíciles pero sí distintos”, evaluó. Enseguida recordó la cumbre de las Américas de Mar del Plata de 2005, que su esposo considera uno de los hechos trascendentes de su gobierno, cuando fracasó la ofensiva por el ALCA. “Cuando participamos en ese debate no vislumbrábamos lo que estábamos discutiendo. Ahora aquellas luchas adquieren otras dimensiones”, dijo CFK. La Presidenta siguió con un reconocimiento a los que cuestionaban la ortodoxia neoliberal, entre los que se incluyó, dijo que éste era el momento para pensar con categorías de pensamiento propias y pareció defender el estigmatizado concepto de “populismo”. Antes de terminar hizo una aclaración. “Esto no debe llevarnos a la soberbia de pensar de que este es el fin del capitalismo y esas cosas. Yo no lo creo. Se viene otra etapa, en la que las economías reales y la producción vuelven a tener centralidad.”
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