Empieza otra semana ajetreada para el oficialismo en el Congreso. Los diputados kirchneristas buscarán el miércoles dar media sanción a las prórrogas de las leyes de emergencia económica y del impuesto al cheque, además del aumento en las alícuotas impositivas a cigarrillos y gasoil, y la ampliación del impuesto a bienes personales en el exterior. Las bancadas opositoras resistirán el paquete impositivo y reclamarán una “mayor coparticipación” del impuesto bancario, que amenaza poner en riesgo la mayoría oficialista. Hoy también ingresará en la Cámara baja el proyecto de la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones para la expropiación de Aerolíneas Argentinas al Grupo Marsans: el derrotero parlamentario culminaría antes de fin de año con el regreso al Estado de la aerolínea de bandera.

Sin ningún guiño opositor que le facilitara avanzar con las preferencias en el tratamiento de las prórrogas que reclama el Gobierno, el kirchnerismo se cortó solo: aceleró los dictámenes de mayoría de cada una de las medidas impositivas en la comisión legislativa de Presupuesto y convocó a una sesión especial para tratarlas pasado mañana en el recinto.

La decisión dejó al oficialismo con pocos aliados y escaso margen de maniobra para sortear la presión opositora. “Tendremos 130 votos”, afirman cerca de la conducción del bloque K de Diputados. Apenas uno más de los necesarios para darles media sanción a los proyectos que luego deberán pasar por el Senado. En la Cámara alta, los números tampoco le sonríen la oficialismo en el conteo previo.

En la bancada K consideran que el contexto de crisis financiera internacional será un factor decisivo para alinear a su tropa detrás de la séptima prórroga de la emergencia económica, instalada tras la debacle nacional de 2001. La medida faculta al Ejecutivo a renegociar los contratos de obras y servicios públicos con las empresas privatizadas. Además le permite mantener las emergencias alimentaria, sanitaria y ocupacional, con el sostén de más de un millón de planes Jefas y Jefes de Hogar, y la aplicación de medidas especiales, como indemnizaciones para intentar sostener el nivel de empleo.

Tampoco considera el oficialismo que vaya a encontrar problemas con el impuesto a los cigarrillos –avalado por las provincias productoras de tabaco– y la suba de alícuota del impuesto al gasoil, del 21 al 22 por ciento, cuya diferencia se destinará a mantener las tarifas del transporte de pasajeros en el interior del país. Lo mismo sucedería con la expansión del impuesto a bienes personales en el exterior y a los fideicomisos no financieros.

El principal obstáculo para el kirchnerismo sería el nivel de coparticipación de los recursos que genera el impuesto al cheque. Aunque en diferentes proporciones, los bloques opositores reclaman una porción mayor para las provincias. Un abanico que va desde el núcleo duro (UCR, CC, PRO y peronismo anti K, incluidos los ocho felipistas) hasta el centroizquierda (PS, SI y CTA). El argumento K sostiene que “no se puede desfinanciar el Estado nacional en este contexto”. Habrá que ver si le alcanza para contener los reclamos provinciales.

Para arrancar el debate sobre la expropiación de Aerolíneas y Austral, el oficialismo deberá resolver quién asumirá la presidencia de la comisión legislativa de Transporte en Diputados, hasta ahora en manos de la salteña romerista Zulema Daher, que comandó el debate en la etapa anterior, pero terminó emigrando al bloque de Felipe Solá. Eso sólo promete ser el primer escollo de un largo debate.