Miércoles, 21 de enero de 2009 | Hoy
En el cierre de un seminario empresarial, la Presidenta habló del potencial cubano “cuando las barreras se derrumben”, en referencia al bloqueo. Dijo que el discurso de Obama había confirmado las “buenas expectativas”.
Por Victoria Ginzberg
Desde La Habana
La frase fue festejada con aplausos. Y fue pronunciada en un encuentro de empresarios. La presidenta Cristina Kirchner se refirió así al bloqueo que Estados Unidos mantiene sobre Cuba: “Es para destacar el inmenso esfuerzo que ha sido para la sociedad cubana, sus hombres y mujeres, poder alcanzar un desarrollo tecnológico en circunstancias absolutamente adversas. Eso los hace más valorables, no solamente desde un concepto ético, sino desde un concepto real y económico. Cuánto más podrán hacer cuando algunas barreras definitivamente se derrumben y puedan tener todos ustedes ese potencial económico, de conocimiento y político para desarrollar”. La segunda definición del día la dejó en la Universidad de La Habana y se vinculó con la asunción de Barack Obama, hecho que, en la isla, está ligado al futuro del embargo económico y comercial. “Su discurso me parece confirmatorio de las buenas expectativas”, confió. Destacó también la definición del nuevo presidente norteamericano acerca de que “el crecimiento de un país no es el que se refleja en los números, sino el que se refleja en la calidad de vida de todos los ciudadanos”.
Cristina Kirchner utilizó dos eventos de su agenda cubana para transmitir mensajes. El encuentro con los empresarios fue el cierre de la ronda de negocios realizada en Cuba, que organizó la Subsecretaría de Comercio Internacional de la Cancillería y el Ministerio de Planificación, en la que más de 80 empresarios argentinos establecieron vínculos con cerca de 250 empresas cubanas. El evento llevó a cabo en el Hotel Nacional, que puso la alfombra roja en su entrada para recibirla. La Presidenta saludó a los empleados del lugar que hicieron de anfitriones en la puerta y la separaron de algunos turistas que buscaban retratarla o filmarla. El día estaba soleado y desde el jardín del hotel se veía que el mar estaba calmo. Allí habían llegado un poco antes que CFK algunos miembros de la delegación, como los ministros Lino Barañao y Graciela Ocaña, que querían salir a ver el mundo. Es que la mayoría de los integrantes de la comitiva se hospedan en una casa de protocolo del gobierno cubano, en la zona de El Laguito, que está alejada del centro de la ciudad y La Habana Vieja. Allí, en El Laguito, fue donde la Presidenta siguió por televisión el discurso de asunción de Obama, al que se referiría horas después, cuando la lluvia le ganara al sol en el subibaja climático tropical.
Además de la frase sobre la calidad de vida de los ciudadanos, Cristina Kirchner resaltó del discurso del flamante presidente norteamericano las definiciones acerca de que “la seguridad no puede ser a costa de los ideales” y que “el mercado es generador de riqueza, pero que actúa muchas veces con irresponsabilidad, y por lo tanto es necesario vigilarlo y controlarlo”.
El acto en la universidad se realizó con motivo de la inauguración de la cátedra José de San Martín (CFK pidió que la cambiaran a “Libertador José de San Martín”). En ese contexto, el decano de la Facultad de Filosofía, Juan Carlos Vázquez López, señaló que San Martín tenía “una visión continental de la independencia de nuestra América” y lo inscribió en una serie de “destacadas figuras argentinas vinculadas a Cuba que alcanzaron su máxima expresión con el comandante Che Guevara en la última gesta”. Cristina Kirchner también había mencionado al Che en el almuerzo de los empresarios (y señaló la paradoja de hacerlo en ese ámbito) como uno de los lazos entre Cuba y Argentina.
La figura del compañero de Fidel Castro y Camilo Cienfuegos en Sierra Maestra apareció nuevamente cuando, en la puerta de la universidad, CFK fue abordada por un grupo de estudiantes con remeras del Che, banderas argentinas y un cartel de “Aguante Cristina”. Nahuel, mate en mano, quiso sacarse una foto con la Presidenta. Un grupo de jóvenes cubanos le hizo preguntas sobre el sistema educativo argentino y Cristina Kirchner mandó a convocar de urgencia al ex ministro y senador Daniel Filmus, que es parte de la delegación, para que contestara los interrogantes.
Durante su exposición en la Universidad de La Habana, la Presidenta había preferido ligar a San Martín a Simón Bolívar y José Martí, como “figuras señeras en la construcción de una historia propia”. Habló largamente sobre el nuevo escenario regional conformado, entre otros, por los gobiernos de Evo Morales en Bolivia, Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Hugo Chávez en Venezuela, Fernando Lugo en Paraguay y Tabaré Vázquez en Uruguay. Dijo que el gran desafío era “lograr una integración regional respetando las identidades del otro” y habló de la necesidad de “reformar los organismos internacionales para que representen los intereses de todos y no sólo de un país hegemónico”.
Antes de salir, dejó en el libro de visitantes la frase “con reconocimiento, respeto y admiración, por la valiosa gesta del pueblo cubano, por los lazos de hermandad y amistad entre mi pueblo y la honorable República de Cuba con orgullo y agradecimiento por el honor dispensado”. Afuera, con los estudiantes –ya no llovía– repitió algo que había dicho en el discurso: “Si alguien me hubiera dicho hace diez años que yo iba a estar hoy en Cuba como Presidenta, el mismo día en que asumía el primer afroamericano a la presidencia de Estados Unidos, me hubiera parecido imposible”.
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