Miércoles, 21 de enero de 2009 | Hoy
EL MUNDO › ANTE LA VISITA DEL SECRETARIO GENERAL DE LA ONU Y LA ASUNCION DE OBAMA
El responsable de las Naciones Unidas se enfrentó a las dos caras de la moneda: la profundidad de la destrucción en Gaza y la realidad de los cohetes en Sderot. Nombró a Hamas por su nombre y reclamó la apertura de las fronteras de Gaza.
Por Eduardo Febbro
Desde Sderot y Jerusalén
Ban Ki-moon llegó a Gaza en momentos en que el ejército israelí apuraba su retiro para no dejar soldados dentro del territorio palestino cuando Barak Obama asumiera su mandato de presidente de los Estados Unidos. Gesto de conciliación que no dejará en un segundo plano lo que el secretario general de las Naciones Unidas vio en su breve visita a Gaza. En términos inusuales para el dirigente de un organismo multilateral como la ONU, Ban Ki-moon condenó “el excesivo uso de la fuerza” por parte de las fuerzas armadas israelíes, al tiempo que prometió una investigación para dar con los responsables que bombardearon una sede de la ONU dentro de Gaza (la UNRWA). “He visto sólo destrucción. Estoy bloqueado y alarmado”, dijo Moon. El responsable de las Naciones Unidas se enfrentó a las dos caras de la moneda, a la profundidad del escenario real que dejaron los 22 días de bombardeos en la Franja de Gaza y luego, cuando hizo un alto en la ciudad israelí de Sderot, a la materia tangible de los cohetes que Hamas lanza contra el sur de Israel.
Ban Ki-moon fue el primer responsable de alto rango de un organismo internacional que puede penetrar en Gaza desde que, en junio de 2007, la milicia fundamentalista de Hamas expulsó a la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas mediante las armas. Ban Ki-moon permaneció al menos un par de horas y pudo medir la extensión de los daños causados por los bombardeos así como el estado de algunos edificios de la ONU destruidos por el ejército israelí.
Además de los depósitos de la UNRWA, varias escuelas administradas por las Naciones Unidas fueros afectadas por los bombardeos. El más cruento se produjo el pasado 6 de enero en Jabaliya cuando proyectiles israelíes alcanzaron un local a cargo de la ONU. Más de 40 personas resultaron muertas en ese ataque. El secretario general de la ONU consideró que los ataques contra las dependencias de la ONU eran “escandalosos y totalmente inaceptables” y exigió que sus responsables deben “rendir cuentas ante las instancias judiciales”.
Poco probable que ello ocurra. Israel impone siempre sus condiciones y sus prioridades ante las exigencias de la comunidad internacional. Así ocurrió en el pasado cuando una misión de la ONU intentó investigar los abusos (la palabra es modesta) cometidos por Israel en la ciudad palestina de Jenin en el curso de la reocupación de seis territorios palestinos, que se llevó a cabo bajo el mandato del ex primer ministro Ariel Sharon.
Ban Ki-moon hizo estas declaraciones en Gaza cuando el humo seguía brotando del depósito de alimentos de las Naciones Unidas destruido por los bombardeos. Afuera había un comité de recepción organizado por Hamas. Miles de simpatizantes del movimiento radical palestino participaron en un “meeting de la victoria” ante el cuartel general de la ONU en Gaza para reclamar el fin del boicot que Occidente decretó contra Hamas.
La ONU presta una ayuda esencial a los palestinos de Gaza, pero al mismo tiempo, en el plano político, asumió una posición antagónica ante Hamas. La ONU, junto a Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea, forma parte del “cuarteto” de mediadores para Medio Oriente que, como tal, rehúsa categóricamente dialogar con Hamas mientras este movimiento no renuncie a la violencia y reconozca al fin la existencia del Estado de Israel.
Después de su visita a Gaza Ban Ki-moon partió hacia el sur de Israel e hizo una escala en la ciudad de Sderot, uno de los blancos de los cohetes que Hamas lanzó desde Gaza hacia la zona fronteriza. Ban Ki-moon pudo verlos de muy cerca. Las autoridades de la región organizaron un encuentro entre Ban Ki-moon y la prensa en el patio de la comisaría de Sderot.
Detrás del pupitre de donde habló el secretario general de la ONU estaban expuestos, a lo largo de una hilera de estantes, decenas y decenas de distintos modelos de esos misiles. En ese escenario paradójico para semejante contexto, el secretario general de la ONU dijo, no obstante, un puñado de frases que merecen la atención. Moon condenó el lanzamiento de cohetes por parte de Hamas, pero también reclamó la apertura de los pasos fronterizos cuyo cierre por parte de Israel y Egipto condenan a los habitantes de Gaza a vivir en una cárcel a cielo abierto.
Ban Ki-moon dijo que el levantamiento del bloqueo de Gaza “es importante para que los palestinos puedan tener una vida normal”. Después, al igual que lo había hecho en parte en Gaza, el dirigente de la ONU llamó a los palestinos a unirse bajo las banderas de la Autoridad Palestina de Mahmud Abbas.
El secretario general de la ONU, cuyo organismo boicotea a Hamas, pronunció la palabra proscripta: “Llamo al Fatah (núcleo mayoritario de la Autoridad Palestina), a Hamas y a todas las facciones palestinas a reunirse”. Ban Ki-moon reconoció luego que el “alto el fuego es frágil” y adelantó que la única manera de sustentarlo era “mediante la unidad palestina”.
Paralelamente a la visita de Ban Ki-moon, el ejército israelí aceleró su retiro del territorio palestino. Sin embargo, las autoridades israelíes mantuvieron intactas las restricciones de acceso a la prensa y sólo permiten la entrada de un selecto puñado de periodistas por día. Las razones de seguridad adelantadas durante la ofensiva para frenar el paso de la prensa ya no son más actuales, pero la prohibición aún se mantiene. Es una aventura por demás humillante para la prensa internacional recorrer o hablar con las dependencias oficiales para solicitar un permiso y recibir en la gran mayoría de casos respuestas que rozan la burla o la agresión personal.
Lo cierto es que las tropas israelíes dejan atrás un paisaje de brutal desolación. Según una agencia de la ONU, 20 por ciento de las casas de Gaza fueron destruidas y harán falta más de dos mil millones de dólares para normalizar la situación. El diario israelí Haaretz adelantó que juristas, militares y diplomáticos israelíes están participando en la recopilación de datos y pruebas provenientes de estas tres semanas de guerra para preparar la defensa de lo que se teme podría convertirse en una ola de juicios por crímenes de guerra.
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