Desde La Habana

No dijo a quién se refería. Pero seguramente varios nombres surcaron la imaginación de los funcionarios argentinos. “Con esto voy a ver si algunos tienen corazón en la Argentina, me va a servir para eso”, bromeó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con un estetoscopio en la mano, que recibió como regalo de los estudiantes cubanos de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Vestida con una bata de médica y el estetoscopio colgado del cuello, la Presidenta se sumó así a los chistes del presidente de Cuba, Raúl Castro, que la acompañó en su charla ante los alumnos. “Más tarde o más temprano, los pueblos triunfan. Esto es lo que sucede hoy en nuestra América del Sur, donde cada vez más sus gobernantes se parecen a sus gobernados”, señaló.

Raúl Castro sorprendió con su visita a la Presidenta en El Laguito –donde se hospeda la mayor parte de la comitiva– y, luego de conversar un rato, le comentó que la iba a acompañar en su visita al centro educativo. “Me siento muy bien aquí y es un homenaje más que me hacen los cubanos”, comentó Cristina sobre el clima y la lipotimia que le impidió viajar antes. “Aquí en invierno hace más frío que en Buenos Aires”, le hizo un guiño Raúl Castro. Luego Cristina habló ante un salón repleto de estudiantes, entre los que había 600 argentinos que siguen la carrera en Cuba. La recibieron con un espectáculo folklórico del norte argentino, que fue interpretado por una joven. Cristina se mostró emocionada. Luego recibió de regalo el estetoscopio y habló de los corazones argentinos.

“Ustedes me recuerdan a otros jóvenes, a otros tiempos en donde la fuerza de las ideas y la convicción de un mundo y un país mejor eran posibles”, los elogió ella. “Fue esa fuerza de las ideas la que impulsó a miles y miles de jóvenes argentinos a participar entonces en el proceso político activamente”, sostuvo. “Yo formo parte de una generación en la que creíamos que era posible cambiar el mundo. Hoy estamos intentando, trabajando y construyendo la posibilidad de cambiar no sólo nuestro país, sino ayudar a toda la región latinoamericana en un proceso de integración y de cambio que reasegure de manera perdurable la vida para millones y millones de latinoamericanos”, advirtió.

“Este es un proceso colectivo y les debo decir que en mi generación nunca hablábamos en primera persona del singular, sino que lo hacíamos en la primera persona del plural en ese nosotros que es lo que distingue a los proyectos colectivos que sólo se realizan cuando el conjunto se ve realizado y genera bienestar”, sostuvo. “En estas épocas de posmodernidad, de vanidades mediáticas y en épocas en que los discursos muchas veces se agotan en sí mismos sin propuesta y sin futuro, el ejemplo de lo colectivo que están dando ustedes es lo que nos distingue porque así las cosas siguen cambiando”, les aseguró a los alumnos.

La Presidenta le agradeció al mandatario cubano “y a todo el pueblo hermano de Cuba por el esfuerzo que hacen porque esto que le dan a los jóvenes latinoamericanos es algo más que permitirles llevar adelante su vocación de ser médicos”. “Esto es un verdadero ejercicio de integración latinoamericana, que fortalece este instrumento para seguir modificando esta realidad que, poco a poco, con adversidades y unas cuantas interferencias se quiere impedir. Por eso, estar aquí para mí es un inmenso honor porque puedo compartir con ustedes jóvenes, chicas y chicos latinoamericanos y argentinos, porque todos formamos parte de la patria grande”, planteó.

“La integración sigue siendo el camino para crecer y el camino hacia un cambio perdurable”, sostuvo la Presidenta, quien destacó: “Estamos trabajando para la integración y los cambios en nuestra región y tal vez esos cambios se demoran, tienen marchas y contramarchas, avances y retrocesos porque la historia no es lineal; pero en definitiva más tarde o más temprano los pueblos siempre triunfan”. “Viva la República de Cuba, viva la República Argentina; fuerza y adelante”, concluyó.

A la salida, la Presidenta y Castro firmaron el libro de honor de los visitantes y allí agradeció al pueblo cubano por su hospitalidad. Firmó únicamente como “Cristina”, ya que, explicó, “Cristina Fernández de Kirchner es muy largo”. A renglón seguido, firmó Castro, que pidió presuroso que le hicieran una copia del documento y se la enviaran.

Mientras Cristina se sacaba fotos con los estudiantes y firmaba autógrafos, Raúl Castro la esperaba en la puerta del automóvil oficial. Para pasar el rato, trajo de su memoria algunas anécdotas de Ernesto “Che” Guevara. Relató que Guevara, como médico, le practicó una operación a un gato, que falleció. Y luego le hizo la autopsia. “Cuando abrió el gato se dio cuenta de que le había cosido los intestinos y el animal terminó muriéndose de hambre. El Che era bueno en todo, menos en medicina”, se rió el presidente de Cuba.