[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Eduardo Duhalde no quiere ceder un ápice en su pulseada con Carlos Menem. Por eso contra viento y marea llevará adelante hoy un congreso partidario en Parque Norte, donde buscará imponer los tiempos y la modalidad de la interna. La decisión choca de frente con un fallo judicial, conocido ayer mismo, que no sólo dispuso la suspensión de esa cumbre partidaria sino que, además, convocó a los dos enemigos eternos del PJ a una audiencia de conciliación.
Para no aparecer en un gesto de rebeldía, el duhaldismo encontró una vuelta legal para realizar la embestida: presentará el congreso del PJ como resultado de una “autoconvocatoria” de sus integrantes. Con que sólo la tercera parte del total asuma ese compromiso le alcanza.
Anoche, en Olivos, el Presidente y parte de su gabinete comenzaron a hacer cuentas y se mostraron eufóricos: a pesar de la deserción de Carlos Reutemann, quien prefiere mantenerse equidistante de los viejos contrincantes justicialistas, daban por hecho la presencia de congresales santafesinos en el predio del sindicato mercantil. Lo mismo sucederá con los cordobeses, quienes previamente almorzarán con José Manuel de la Sota para acordar qué discurso llevarán a la cumbre.
De esta manera, Duhalde mantendría bajo su férula, y sin resquebrajamientos, el eje Buenos Aires-Santa Fe-Córdoba, los distritos más importantes del país. También estaría representado Néstor Kirchner a través de su mujer Cristina. La senadora, en su condición de vicepresidenta tercera del Congreso, hasta podría conducir la cumbre.
Es que la primera línea jerárquica del órgano partidario faltará a la cita: el presidente Duhalde estará en Chile, el vicepresidente Reutemann permanecerá en reposo en su provincia y el vicepresidente segundo Jorge Busti dio un paso al costado enojado por el permanente tire y afloja de la interna. Si no es Kirchner, en el duhaldismo quieren que el titular de la Cámara baja, Eduardo Camaño, tome la posta en la cumbre.
Los que previsiblemente faltarán a la cita son los representantes de La Rioja, Salta y San Luis. Se trata de las provincias que se encolumnan detrás de Carlos Menem, Juan Carlos Romero y Adolfo Rodríguez Saá.
Aun así, sobre un total de 900 congresales, el duhaldismo descontaba la presencia de la mitad más uno necesaria para dar validez a las votaciones. Es más: los hombres del Presidente aseguraban que con el tercio del total será suficiente para impugnar todo lo resuelto días atrás por el consejo partidario menemista.
Lo que no quedó suficientemente aclarado fue la agenda que se discutirá en la jornada. Los más conciliadores la limitaron a la renovación de la Junta Electoral, por ahora hegemonizada por el menemismo. Preferían evitar hablar de fechas, de tal manera de no cerrar los canales de diálogo con el ex presidente, quien insistió ayer, a través de su Consejo, con realizar la puja el próximo 15 de diciembre.
Un sector más inflexible sugería que la demostración de fuerza contra el menemismo sea contundente, y por ello propuso convocar a los comicios internos recién para los primeros días de febrero. A su entender no interferiría en los plazos legales, que exige la presentación de candidatos 60 días antes de las generales previstas para el 30 de marzo. En cambio, en el corazón de la Casa Rosada sonó fuerte como contraoferta que las internas se concretaran el 12 o el 19 de enero.
La estrategia de Duhalde es clara: demorar cuanto más se pueda el proceso electoral hasta al menos encontrar un candidato propio o un fallo judicial salvador. El mandatario sabe que una vez elegida la fórmula presidencial su poder y su futuro comenzarán a licuarse. Ni hablar si el ganador de la contienda es Menem.
Por eso la decisión política de avanzar con el congreso partidario no tiene retorno. En la Casa Rosada lo consideran como la única manera de abortar el Consejo menemista que dispuso la interna del 15. La pele aincluso podría trasmutar en una batalla judicial, lo que sin duda embarraría el proceso electoral.
Por ahora miden los pasos con cautela, sobre todo tras los dos fallos de María Romilda Servini de Cubría bochando el congreso partidario. La semana pasada la jueza cuestionó la categoría de “extraordinario”, por razones de forma. Ayer también vetó que este sea “ordinario” y como continuidad del celebrado en Lanús el 10 de noviembre de 2001. Dijo que si fuera así Duhalde no podría tratar hoy nuevos temas a los abordados en aquella oportunidad, cuando –obviamente– ni siquiera se mencionaban las internas. El escrito también señaló que aquel congreso dispuso retomar sus sesiones en marzo. Pero como eso no ocurrió el cuarto intermedio expiró de hecho.
El desconocimiento de ese fallo, o más bien el ardid con el que el duhaldismo de todas maneras llevará adelante su congreso, hacen dudar ahora la presencia de veedores judiciales, dejando al descubierto algunos flancos que podrían ser aprovechados por el menemismo.
En el entorno de Duhalde le tienen cierta aprehensión a Servini de Cubría. Si bien la jueza suele decir que la Justicia no debe resolver los inquinas políticas, los recientes fallos y la convocatoria a una audiencia de conciliación son tomados en la Casa Rosada como un posicionamiento a favor de Menem.
Como el único punto emergente de la pelea es la fecha de la interna, ese sería el tema obligado de la audiencia. Se trata justamente de algo que Menem quiere resolver cuanto antes y que Duhalde por ahora no tiene para nada resuelto.