EL PAíS › MIGUEL ANGEL ESPECHE GIL, EL CANCILLER DE CARRIO
Un giro hacia el Mercosur
El diplomático radical Miguel Angel Espeche Gil es el encargado de definir los lineamientos de la política exterior de la candidata del ARI, Elisa Carrió. Es un crítico del alineamiento automático con Estados Unidos.
Por José Natanson
Profesor de Derecho Internacional, radical de toda la vida y con 44 años de carrera diplomática, Miguel Angel Espeche Gil es autor de una tesis que promueve la revisión de la deuda externa de los países en desarrollo que le valió una nominación para el Premio Nobel de la Paz. Es, además, el coordinador de los equipos de política exterior del ARI y el principal asesor de Elisa Carrió en cuestiones vinculadas a las relaciones internacionales. “El alineamiento automático con Estados unidos es un error. Nosotros proponemos un giro hacia el Mercosur, pero no por una cuestión ideológica sino por una necesidad objetiva”, explica.
Espeche Gil, que en estos días se encuentra tramitando su retiro, pertenece a una familia tradicional de Catamarca. Nació en La Plata hace 70 años, es hijo de un diplomático y, al igual que su hermano Vicente, actual embajador ante el Vaticano, ingresó al servicio exterior de muy joven, en tiempos de Arturo Frondizi. Ya se había afiliado al radicalismo, el partido donde militó toda su vida.
–¿Por qué se alejó de la UCR para acercarse a Carrió? –le preguntó este diario.
–Bueno, en realidad yo nunca me desafilié, y creo que eso es algo que a esta altura no tiene ninguna importancia. Yo me alejé del partido porque considero que se fueron abandonando los ideales yrigoyenistas. Y me acerqué a Carrió por una cuestión de afinidad política, sobre todo cuando empezó a marcar diferencias con la conducción de la UCR y con el quiebre de las promesas de la Alianza.
Junto al economista Rubén Lo Vuolo y al sociólogo José Nun, Espeche Gil es uno de los pocos hombres que no provienen de la política partidaria y que integra el pequeño grupo de consejeros de Carrió, quien lo designó como coordinador de los equipos de relaciones internacionales del ARI.
–Carlos Menem le imprimió un giro a la política exterior argentina que, con matices, se mantiene hasta hoy ¿cuál es el eje de la propuesta del ARI?
–Relanzar el Mercosur. No tiene que leerse como algo ideológico, sino como una postura de sensatez y de práctica. El Mercosur es el ámbito natural en el que está inserto nuestro país. No es un capricho. Tiene que ver con el pasado, es la herencia histórica, que viene desde la colonia y marca una identidad religiosa y política en común. Es una prioridad natural.
–¿Y el ALCA?
–Lo que criticamos es el alineamiento automático con los Estados Unidos. La posición frente al ALCA no tiene que ser la de un enfrentamiento sino de afirmación.
En sus 44 años de carrera diplomática, Espeche Gil pasó por Uruguay, Brasil, Bulgaria, Tailandia y Suiza. Abogado, tiene una larga trayectoria académica, es profesor de Derecho Internacional y autor del primer anteproyecto de la Comisión Interamericana contra la Corrupción. Pero su aporte más notable al derecho internacional es una tesis sobre la deuda externa: presentada por primera vez en 1980, la Doctrina Espeche se discutió en foros e instituciones internacionales como el Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional y el Consejo Europeo de Investigaciones Sociales sobre América Latina.
La tesis, que se enseña en universidades latinoamericanas y europeas, pone el eje en el aspecto jurídico de la deuda para cuestionar su legitimidad. Propone una rediscusión en la Corte Internacional de Justicia de La Haya con argumentos basados en el alza unilateral de intereses que, por ejemplo, llevó a que a lo largo de los ‘90 los países de Latinoamérica pagaran dos veces el monto original.
–¿La discusión sobre la legitimidad de la deuda integrará la plataforma del ARI?
–Es complicado, pero nosotros planteamos la necesidad de encarar una discusión regional. Es un tema importante que no queremos esquivar.
No es el único que propone llevar el debate sobre la deuda a La Haya: el diputado Mario Cafiero, uno de los más cercanos a Carrió, ha presentado proyectos en el mismo sentido, e incluso el candidato peronista Adolfo Rodríguez Saá coqueteó con la idea. Con su trabajo, Espeche Gil le ha dado un sustento jurídico sólido a la propuesta, que le valió un reconocimiento de la Confederación Mundial del Trabajo, la Confederación Latinoamericana de Trabajadores y la Universidad Católica de La Plata: las tres entidades lo nominaron para el Nobel de la Paz 2002: no ganó, pero fue el único nombre de un argentino entre los 156 postulantes analizado por el Comité Nobel en Oslo.