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“Mi impresión es que el ministro de Economía (Roberto Lavagna) está haciendo las cosas razonablemente bien. Hay una sensación de que la crisis económica ha tocado piso”, sostuvo Carlos “Chacho” Alvarez. Fue ayer, en un reportaje en el programa “A dos Voces”, donde –a pesar de sus esfuerzos– el ex vice no pudo evitar referirse a la coyuntura. “Hay una gran atomización, una ausencia de liderazgos fuertes y una incapacidad de la dirigencia para generar grandes consensos”, resumió.
La aparición televisiva de Alvarez, la primera luego de casi dos años de ostracismo, giró alrededor de Sin excusas, el libro de diálogos con el periodista Joaquín Morales Solá que se distribuyó esta semana. Allí, el ex vice explica las razones de su renuncia, analiza críticamente algunas de sus decisiones políticas claves y encara una primera autocrítica. Aunque la idea era conversar sobre los temas del libro, sobre el final del programa Alvarez respondió algunas preguntas sobre cuestiones de actualidad.
“En algún momento, cuando recién asumió, se sintió un líder refundador: puso en marcha el diálogo social, amagó con enjuiciar a la Corte. Pero al final dio un giro y terminó ganando lo viejo otra vez”, dijo Chacho cuando lo consultaron por Eduardo Duhalde.
Cuando le preguntaron por la crisis política, Alvarez aseguró que es “muy difícil” encontrar una salida. “No hay liderazgos fuertes, que galvanicen a la sociedad detrás de un proyecto, y tampoco hay una voluntad de la dirigencia de generar acuerdos, que es el otro modo de buscar alternativas. La dirigencia política tiene grandes dificultades para revisarse a sí misma”, explicó.
En cuanto a las chances electorales de Carlos Menem, el ex jefe del Frepaso explicó que “en un escenario disperso, similar al de Ecuador o Bolivia, donde ningún candidato llega al 15 o el 20 por ciento, es lógico que un ex presidente aparezca con posibilidades, porque tiene un porcentaje de clientela cautivo. De todas maneras –agregó Alvarez–, Menem tiene 70 por ciento de imagen negativa y eso es algo difícil de combatir”.
Como insistía con que no han surgido nuevos liderazgos, los conductores lo consultaron por Elisa Carrió, que ha construido su partido en base a frepasistas desencantados, entre ellos algunos muy cercanos al ex vice, como su mujer, Liliana Chiernajowsky. “Carrió está haciendo un gran esfuerzo, pero no se le puede pedir que reconstruya un proyecto de poder de centroizquierda en menos de un año”, señaló Alvarez. “Tenemos que aprender de los errores. Hay que hacer un trabajo de pedagogía para explicar que el centroizquierda se reconstruye con paciencia”, explicó.
Y agregó que –aunque la chaqueña coqueteó con la idea en más de una oportunidad– no piensa volver a la política partidaria a través del ARI. “Tengo mucho respeto por Carrió y el ARI, pero yo no me siento identificado por ninguna opción partidaria”, argumentó.
Al inicio del programa, Alvarez había aclarado que el libro “no es un atajo, un instrumento para volver a la política partidaria” sino un modo de ejercer la autocrítica. “Un dirigente que coprotagoniza una desilusión, un fracaso tan grande, tiene que tener la dignidad personal de dar un paso al costado”, explicó. Antes, había cuestionado una serie de decisiones políticas: la conformación de la Alianza, la aceptación de Fernando de la Rúa como candidato, su sinuosa actitud política una vez que abandonó el Gobierno. Sin embargo, Alvarez justificó su decisión de renunciar a la vicepresidencia. “Era muy difícil quedarse si el mismo Gobierno al que se pertenece lo empieza a considerar a uno como un enemigo o un adversario. O pactaba o me iba”, explicó Chacho. Pero descartó la idea de que, si se hubiera quedado, podría haber asumido luego de la renuncia del Presidente. “Si me quedaba mi destino era el helicóptero con De la Rúa”, concluyó.