Viernes, 17 de abril de 2009 | Hoy
EL PAíS › EL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS REDEFINE SU RELACION CON LATINOAMERICA
Superada la era Bush, quien, obsesionado por “el eje del mal”, hizo caso omiso de América latina, su sucesor apuesta a reencauzar las relaciones. La cumbre de Trinidad y Tobago, escenario del encuentro.
Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, DF
Barack Obama no las tendrá todas consigo en la V Cumbre de las Américas que se inicia hoy en Trinidad y Tobago. Arrastra ocho años de menosprecios por parte de su antecesor, George W. Bush, quien simplemente se de-sentendió de Latinoamérica, lo que fue aprovechado por varios países para sacudirse la influencia de los Estados Unidos y construir mecanismos propios de integración que excluyen a Washington.
Así, mientras Bush se ocupaba de inventarse nuevos enemigos al otro lado del mundo, en la región fueron llegando al poder fuerzas de centroizquierda: Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Daniel Ortega (Nicaragua), Cristina Fernández (Argentina) y Fernando Lugo (Paraguay) ganaron las elecciones presidenciales. Estados Unidos respiró aliviado cuando en México se impidió el arribo de Andrés Manuel López Obrador, entre acusaciones de fraude electoral, a quien la derecha quiso comparar con el venezolano Hugo Chávez y hasta con el cubano Fidel Castro.
Ya con Obama en la presidencia de los Estados Unidos, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional ganó las elecciones de El Salvador, apenas hace un mes, con lo que Washington perdió al aliado que apoyó durante dos décadas, la derechista Alianza Republicana Nacionalista. Otro revés fue el ingreso de Honduras en agosto pasado a la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), bloque político y económico impulsado por Venezuela como una alternativa al Area de Libre Comercio de las Américas, promovido por Washington.
Ante su desconocimiento sobre Latinoamérica, Obama parece haber encontrado a su interlocutor en el brasileño Lula, que ha consolidado su liderazgo desde la Cumbre de Latinoamérica y el Caribe de diciembre pasado que reunió a los gobernantes de los 34 países de la región y excluyó a los Estados Unidos; en cambio, incluyó a Cuba y lo integró al Grupo de Río.
Lula fue el primer presidente latinoamericano recibido por Obama en la Casa Blanca el pasado 14 de marzo y ambos se mostraron juntos en la pasada cumbre del G-20. La Cumbre de las Américas que se inicia hoy será su tercer encuentro en apenas un mes.
Sin embargo, Lula no se muestra como un incondicional de Estados Unidos: por iniciativa de Brasil, doce gobiernos crearon la Unión Su-damericana de Naciones el 23 de mayo de 2008, que no sólo merma la influencia política y económica de Estados Unidos en la región, sino también el impacto de su presencia militar a través del Consejo Sudamericano de Defensa.
Obama la tendrá más difícil con Venezuela y su presidente, Hugo Chávez, quien no sólo mantiene un tono beligerante hacia la Casa Blanca, sino que alienta organismos de integración regional sin Estados Unidos, como el Banco del Sur, Telesur, Petrocaribe, Petrosur y el ALBA, además de prestar asistencia militar, política y económica a Argentina, Nicaragua y Bolivia.
En preparación de su primera gira latinoamericana, que inició ayer en México, Obama envió a Santiago al vicepresidente Joe Biden, quien se reunió el 27 de marzo con los presidentes de Chile, Argentina, Brasil y Uruguay, Michelle Bachelet, Cristina Kirchner, Lula da Silva y Tabaré Vázquez, respectivamente.
Antes, la secretaria de Estado Hillary Clinton viajó a México y se entrevistó con el presidente Felipe Calderón y la canciller Patricia Espinoza. Hasta ahora, Clinton ha recibido en Washington a sus colegas de Argentina, Brasil, Colombia, Panamá, Perú y Uruguay, así como al presidente de Haití, René Préval.
En cualquier caso, Estados Unidos ya no está solo en Latinoamérica: China se ha convertido en el cuarto inversor en la región e incursiona en el petróleo, la producción agrícola y la industria aeroespacial.
Rusia tampoco quiere quedarse atrás y ha firmado acuerdos petroleros y militares con Cuba y Venezuela. “América latina se está convirtiendo en un eslabón claro en la cadena que lleva a un mundo multipolar”, declaró en Moscú el primer ministro Vladimir Putin, apenas el pasado 25 de septiembre.
Obama lo sabe: Estados Unidos ya no pesa lo mismo en Latinoamérica. Su presencia en la V Cumbre de las Américas genera más expectativas por el contraste que representa con la política de sometimiento aplicada por Bush que por lo que pueda efectivamente ofrecer en el momento de mayor debilidad de la superpotencia. En parte por todo esto, el presidente de Estados Unidos publicó ayer un artículo en periódicos de once países latinoamericanos en el que reconoce su pérdida de influencia y apela a una relación pragmática que rebase la lucha más que ideológica que marcó toda la mitad del siglo XX entre un capitalismo desenfrenado y subordinado a Estados Unidos y el modelo socializante y nacionalista que lo enfrentó.
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