Sábado, 2 de mayo de 2009 | Hoy
EL PAíS › LA CGT, LIDERADA POR HUGO MOYANO, ENCABEZó UN ACTO MULTITUDINARIO POR EL DíA DEL TRABAJADOR
Sobre la 9 de Julio, frente al emblemático edificio que ahora ocupan las carteras de Salud y Desarrollo Social, Moyano exhortó a los trabajadores a apoyar a Néstor Kirchner y a la Presidenta. Enumeró los logros laborales de la administración K.
Por Martín Piqué
Aferrados a antenas, asomados al vacío desde una altura superior a los siete pisos, miraban hacia el sur desde las terrazas de la 9 de Julio. Pero lo que se veía desde –orgullo argentino– la avenida más ancha del mundo no era la tierra prometida tras semanas de cruzar el océano: la imagen aérea por la que pugnaban camarógrafos y hombres a cargo de la seguridad mostraba ocho cuadras de manifestantes movilizados por la CGT con motivo del 1º de Mayo. Desde el edificio de estilo monumentalista de Belgrano y 9 de Julio hasta la autopista que surca por el aire a la altura de San Juan, la avenida emblemática de las postales porteñas se había convertido en una marea humana que parecía no tener fin. “Es conmovedor ver a esta masa de trabajadores que han venido a reclamar por la participación que tienen que tener en la defensa del modelo”, fue lo primero que dijo Hugo Moyano. El camionero acababa de ser presentado por un locutor al borde de las lágrimas que lo había definido como “nuestro conductor”. El número de la convocatoria, sólo comparable con las concentraciones convocadas por Saúl Ubaldini contra el plan económico de Alfonsín a fines de los ’80, y la tranquilidad con que terminó todo, ratificaron a Moyano como uno de los (pocos) hombres fuertes del peronismo con vistas a la inminente discusión interna del período 2009-2011.
Moyano habló alrededor de media hora. El tiempo le alcanzó para hacer un homenaje a Evita y a Perón; para enumerar “las conquistas” gremiales desde el 2003, y para hacer un racconto de medidas dispuestas a lo largo de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, a quien nombró dos veces como “Cristina de Kirchner”. Por si no había quedado claro, el final de su discurso –se supone que el clímax– fue una decidida arenga a votar por el oficialismo el 28 de junio. “El 28 de junio, compañeros, votemos un proyecto nacional y popular que tiende a buscar la justicia social. Ese proyecto de nación lo encarna Cristina de Kirchner”, exhortó. El camionero había llegado al escenario a último momento. Cuando apareció en el enorme palco montado al sur del ex Ministerio de Obras Públicas –casi una réplica de la escenografía que solía montar el peronismo en sus años de gloria, con fotos de Perón y Eva, escudos de la CGT y el PJ, muchas banderas argentinas–, las columnas de camioneros comenzaron a moverse como si estuvieran haciendo pogo. En ese momento se encendieron bengalas de humo verde: el color del gremio que encabeza Pablo, uno de los hijos.
En los días previos se había advertido sobre probables incidentes con los sindicatos que están alineados con la CGT de Luis Barrionuevo. Incluso hasta último momento, en el corralito VIP que se había montado detrás del escenario, los asistentes confesaban alguna preocupación por la probable asistencia del dirigente de la Uocra de La Plata, Juan Pablo “Pata” Medina. Los antecedentes y rumores explicaron los casi mil hombres de seguridad con pecheras de la CGT que rodeaban el perímetro en torno al escenario. Abundaban los anteojos espejados, los equipos de comunicación y los músculos trabajados en gimnasio. Al final, Medina no apareció; todo transcurrió en orden y la desconcentración terminó como había pedido el locutor oficial del acto, un hombre más bien petiso, con una oratoria entre afable y divertida, que arengaba a las primeras filas con gritos de “¡así los quiero ver, carajo!” y pedía al disc-jockey que pusiera música “para alegrar el acto con el corazón caliente de los trabajadores”.
La concentración había sido convocada para las 15. Moyano comenzó su discurso a las 15.05 y lo terminó antes de las 15.40. Cuando los parlantes dejaron de emitir las palabras del camionero, todavía seguían llegando columnas que trataban de entrar a la 9 de Julio: sobre todo por la avenida Independencia. Visto desde uno de los mangrullos destinados a la prensa, el cielo que separaba esa parte de San Telmo de Constitución estaba lleno de globos aerostáticos con formas extrañas. En otra tradición del sindicalismo peronista, cada globo indicaba la presencia de un sindicato: por el aire se podían ver la locomotora, el barco, el lápiz y hasta uno con forma de televisión. Cada gremio tenía su representante –el secretario general, salvo excepciones– en el escenario.
Junto a Moyano se pudo ver a Omar Viviani (taxistas), Julio Piumato (judiciales), Omar Plaini (canillitas), Juan Carlos Schmidt (Dragado y Balizamiento), Horacio Ghilini (docentes privados), Juan Belén (UOM), Omar Suárez (obreros marítimos unidos), Jorge Pérez Tamayo (pilotos de líneas aéreas), Cayo Ayala (obreros navales), Omar Maturano (La Fraternidad) y Ramón Baldasini (correos). También estuvo el diputado Héctor Recalde, apoderado de la CGT y candidato cantado a renovar su banca en el Congreso. Algunos dirigentes eligieron faltar, aunque mandaron columnas de sus gremios. Una ausencia comentada fue la de Armando Cavalieri (mercantiles), quien al momento del discurso se encontraba en el Ministerio de Trabajo, en plena negociación con el Gobierno y el sector empresario para tratar de acercar posiciones en un conflicto laboral con amenazas de despidos.
Opacados por las pecheras y los gorros, los empleados de Aerolíneas Argentinas aportaron su marca registrada: llevaron avioncitos de juguete con el logo de la empresa. Moyano no se olvidó de la estatización de la línea aérea que regenteaba el grupo español Marsans. Mencionó el caso de Aerolíneas en una serie de nacionalizaciones que incluía al Correo Argentino, Aysa y las AFJP. “Es una de las decisiones más sabias y valientes de los últimos años”, dijo el camionero sobre el pase al Estado de la administración de las jubilaciones privadas. Escuchado en los primeros cien metros, con dificultades a partir de la segunda cuadra, donde el audio llegaba y se perdía por momentos, Moyano dedicó la última parte de su discurso a pedir el voto de los trabajadores en nombre del peronismo. “Tratemos de tener memoria y de acordarnos lo que nos pasaba hace apenas unos años, cuando se derrumbó el país y se rajaron los que hoy vienen con soluciones mágicas”, exhortó.
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