Viernes, 28 de agosto de 2009 | Hoy
EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER ENVIO AL CONGRESO EL PROYECTO QUE BUSCA REEMPLAZAR A LA LEY DE RADIODIFUSION DE LA DICTADURA
En un acto en la Casa Rosada, la Presidenta le puso la firma al proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que ayer mismo entró al Congreso. La mayoría de la oposición adelantó su voto en contra.
Por Fernando Cibeira
“Esta ley va a poner a prueba a la democracia argentina”, aseguró la presidenta Cristina Kirchner al firmar ayer el envío al Congreso del proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que busca convertirse en el nuevo marco jurídico en el que se desarrollen los medios de comunicación en el país en reemplazo de la ley de Radiodifusión 22.285, sancionada durante la dictadura militar. En el clima efervescente que se vivió al mediodía en la Casa Rosada y alrededores, la Presidenta sostuvo que “la libertad de expresión no puede convertirse en libertad de extorsión”. La iniciativa ingresará al Congreso por la Cámara de Diputados y ayer el jefe del bloque K, Agustín Rossi, aseguraba contar con los votos para la media sanción. Salvo algunos legisladores de centroizquierda que adelantaron su apoyo, el resto de la oposición se abroqueló en contra del proyecto, aunque con argumentos diversos.
Se trató del segundo acto que encabezó la Presidenta para defender la propuesta. El primero fue el 18 de marzo pasado, en el cabalístico Teatro Argentino de La Plata, cuando se lanzó el anteproyecto. A partir de ese día fue discutido en 24 foros y 80 charlas en todo el país, que junto con cartas y mails generaron más de 15 mil opiniones para “enriquecerlo”, al decir del titular del Comfer, Gabriel Mariotto, factótum e impulsor de la iniciativa. El resultado fue el añadido de unas 50 modificaciones –aunque ninguna medular– al proyecto original que consta de 144 artículos.
Entre los aspectos más novedosos de la propuesta figura repartir por tercios la adjudicación de las licencias: un tercio para la explotación comercial, un tercio para el sector público y un último tercio para organizaciones sin fines de lucro tales como iglesias, sindicatos universidades o fundaciones. Por otro lado, suplanta como autoridad de aplicación al viejo directorio militar por un órgano colegiado en el que habrá representantes del Ejecutivo y de las tres principales fuerzas legislativas. Además, se propone impedir la formación de monopolios y de oligopolios.
Como detalló la Presidenta en su discurso, el origen de la propuesta se ubica en los 21 puntos redactados por la Coalición por una Radiodifusión Democrática, un conglomerado de ONG, organizaciones sociales, sindicales, de derechos humanos, universidades y demás, que ayer organizaron una marcha en la Plaza de Mayo a la misma hora del acto para respaldar la iniciativa. Bajo el sol anduvieron también los intelectuales de Carta Abierta, los jóvenes K de La Cámpora, militantes de la Federación Tierra y Vivienda y de los sindicatos de Camioneros y Judiciales. Repartían una versión “trucha” del diario Clarín en donde se recordaba el fin de las transmisiones codificadas de los partidos de fútbol.
El Salón de las Mujeres, en el primer piso de la Casa de Gobierno, lucía como en las grandes ocasiones. El gabinete nacional a pleno, una buena representación de gobernadores –aunque sólo del oficialismo– y una fervorosa platea de invitados especiales dieron el contorno a la aparición de la Presidenta, que se ubicó en una mesa junto a Mariotto y el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. En el patio central, en la planta baja, hubo sillas para los invitados que quedaron afuera. Así pudieron seguir los discursos a través de una pantalla gigante.
“Este proyecto no es de este gobierno, no es de un partido político, es de la sociedad, es también en nombre de los 118 periodistas detenidos-desaparecidos durante la dictadura, que con su vida dieron testimonio de los que es el verdadero ejercicio de la libertad de expresión”, sostuvo la Presidenta en el arranque del mensaje emitido por la cadena nacional. Entre el público se veían varios pañuelos blancos de Madres y Abuelas, con Hebe de Bonafini en primera fila, junto con los jefes de bloque Agustín Rossi y Miguel Angel Pichetto. Más al centro, el jefe de la CGT, Hugo Moyano, y el de la CTA, Hugo Yasky. Había, desperdigados, hombres y mujeres de la cultura, intelectuales y periodistas.
Cristina Kirchner resaltó que en 26 años de democracia el suyo era el primer gobierno que presenta un proyecto para suplantar la ley de Radiodifusión, un dato que luego fue desbaratado porque los gobiernos de Raúl Alfonsín, de Carlos Menem y de Fernando de la Rúa también elaboraron sus propuestas, aunque evidentemente no con el mismo impulso. La Presidenta agregó que si ningún gobierno había podido aprobar antes un proyecto de este tenor era “porque había un suprapoder en la Argentina, lo que significa que por sobre los poderes instituidos por la Constitución hay otros poderes que tienen suficiente fuerza para imponer decisiones en cualquiera de los tres poderes a partir de la presión”.
En más de una ocasión, mientras que los participantes del acto quedaban en silencio, podían escucharse en el Salón de las Mujeres los aplausos que venían desde abajo en respuesta a algún párrafo de parte de quienes lo según a través de la pantalla.
La Presidenta pidió no confundir “la libertad de prensa con la libertad de los propietarios de la prensa”. Y se mostró convencida de que de esa “prueba” a la que considera que será sometida la democracia con este debate saldrá victoriosa. “Porque han sido demasiados años en los cuales todos han visto coartadas sus libertades al no poder escuchar su voz frente a otra voz. Pero creo que es una oportunidad histórica que tenemos los argentinos para mostrar ante el mundo eso que tantos reclamos y que es la calidad institucional”, agregó.
El discurso de apertura del acto estuvo a cargo de Mariotto, quien pidió apoyo para que “cuando los legisladores reciban la presión sepan que tienen un pueblo atrás que los está sosteniendo”. “¡Viva Mariotto!”, lanzó un entusiasta desde el fondo cuando terminó, provocando la carcajada de la platea. También se leyó un mensaje del relator especial de las Naciones Unidas sobre libertad de expresión, el guatemalteco Frank La Rue, ya convertido en el hincha número uno de la iniciativa fuera de la Argentina. “Me permito reconocer públicamente que esta propuesta de ley es un modelo único en el mundo y un ejemplo para todos los demás países”, sostuvo La Rue.
En la despedida, Mariotto era el principal receptor de los abrazos, en tanto que los legisladores, de las consultas sobre el futuro del proyecto en el Congreso. “En Diputados, los votos los tengo”, sostenía, confiado, Rossi, descontando el respaldo sólo del oficialismo. Sin embargo, luego, diputados de centroizquierda no kirchnerista adelantaban su apoyo a la propuesta, subrayando que querían discutir algunos puntos.
Las intrigas, entonces, quedarían centradas en el Senado. El Gobierno desea aprobar la ley antes del recambio legislativo de diciembre, con una composición de las Cámaras ligeramente más favorable. El reloj ya empezó a correr: después de 26 años, la propuesta que aspira a suplantar a la ley de Radiodifusión de la dictadura ingresó ayer a las 19 al Parlamento.
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