La agrupación AMIA es de Todos, fundada por el rabino Sergio Bergman, presentó el viernes una carta a la cúpula de la mutual judía en la que criticó la decisión de Sergio Burstein y otros familiares de víctimas del atentado de impedir que el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, depositara flores en el monumento a los caídos el pasado miércoles 16 de junio. En represalia, los firmantes pidieron no compartir con Burstein la tribuna del acto que conmemorará el próximo mes un nuevo aniversario del ataque. La carta fue retirada pero expuso la fractura en el interior de la colectividad en torno de la figura del líder del PRO. “El hecho de que hayan retirado la carta marca una posición –analizó Burstein–. No sé si de arrepentimiento o si entendieron que políticamente era un total despropósito.”

El texto, al que Página/12 tuvo acceso, criticaba “la vergonzosa actitud del socio Sergio Burstein” de repudiar la visita de Macri a la mutual judía y proponía que la AMIA no hiciera uso de la palabra durante la conmemoración del atentado. “No podemos dejar pasar por alto esta situación”, exclamaron.

La polémica estalló el 16 de junio, luego de que Burstein y miembros de la agrupación Familiares y Amigos de Víctimas del Atentado a la AMIA se dispusieran a impedir que el procesado jefe de Gobierno porteño –sospechado de ser “partícipe necesario” de una red de escuchas ilegales que incluía al propio Burstein– homenajeara a los caídos en el atentado antes de reunirse con la cúpula de la mutual. “No vamos a permitir que estos dirigentes de la AMIA negocien la sangre de nuestros muertos porque no tienen altura moral para jugar con nuestras víctimas”, expresaron los familiares. Finalmente, los representantes de la mutual terminaron reuniéndose con Macri en las oficinas del Ejecutivo porteño.

La carta que llegó al presidente de la AMIA, Guillermo Borger, reclamaba que se le obligara a Burstein a rectificarse por “los dichos y calificaciones ofensivas” y pedía analizar “eventuales sanciones” para él y los familiares de las víctimas que participaron en la movida.

En diálogo con este diario, Burstein confirmó que la presentación existió, pero aclaró que “se retiró inmediatamente” y que hubo una reunión conciliatoria en la mutual. “Nosotros pedimos disculpas por las palabras que tuvimos para con Borger –afirmó–. Hicimos declaraciones muy duras porque el monumento es un lugar sumamente sentido, emblemático, que todos los familiares vamos a cuidar.” De acuerdo con el dirigente, “Macri estuvo muy lejos de demostrar que el acto que quería llevar a cabo era genuino y no cargado de hipocresía. Estamos seguros de que su ‘ofrenda floral’ no iba más allá de una foto para mañana salir a decir que están solidarizados y luego defender lo indefendible en el tema de las escuchas”.

Los corto circuitos entre Macri y algunos sectores de la comunidad judía comenzaron cuando el jefe de Gobierno porteño designó a Jorge “Fino” Palacios –sospechado de participar en el encubrimiento del atentado a la AMIA– al frente de la Policía Metropolitana. El año pasado, Macri no asistió al acto por el aniversario del ataque y envió en su lugar a funcionarios que fueron silbados por los asistentes. Allí, Burstein leyó un duro texto escrito por él y cuatro familiares más. Luego le “pincharon” el teléfono.

Este diario intentó contactarse con Bergman, quien no devolvió los llamados. El rabino suele respetar el descanso judío del shabat.

Bergman, impulsor de AMIA es de Todos, fue varias veces tentado a formar parte del PRO. La Fundación Argentina Ciudadana –la organización civil que preside– firmó hace algunos meses un convenio con el gobierno porteño para colaborar en la política de seguridad de la Ciudad.