Desde La Rioja

En los bunkers de cada uno de los seis candidatos a la gobernación de La Rioja la principal preocupación es el “reparto de votos”, como llaman en la provincia a las boletas, ya que el “festival de colectoras” hará que encontrar la elegida en el cuarto oscuro se convierta en una tarea difícil hasta para el más experimentado ciudadano. De las 53 boletas que se presentan para los distintos cargos en disputa, 48 llevan como cabeza al gobernador peronista Julio Beder Herrera, que va por su reelección. El radical Julio Martínez asegura que le peleará el poder a Beder y el ex gobernador Angel Maza se propone alcanzar el segundo lugar en el podio, y ambos coinciden en deslizar sospechas de “fraude” por la forma en que se manejarían los comicios y el escrutinio. Los otros tres espacios presentes en la elección son Es Posible, Nuevo Encuentro y el Frente Grande y tienen aspiraciones menores.

La víspera

Una recorrida por la céntrica plaza 25 de Mayo servía ayer de muestreo del clima que vivían los riojanos, en una mezcla de distensión y de nerviosos preparativos, en la víspera de la elección que hoy definirá quién será el gobernador de la provincia para los próximos cuatro años. Sobre una de las estrechas calles del viejo trazado urbano, los vehículos del Correo Argentino recogían en el Juzgado Federal de la provincia las urnas que trasladarían a los lugares de votación. Al lado, en el Superior Tribunal de Justicia, se sucedían las reuniones del Tribunal Electoral que tendrá a cargo la elección y el escrutinio provisorio.

A unos pocos metros, en la vereda del Club Social, un grupo de actores recreaba para un puñado de turistas la exposición sobre la vida familiar a través de los distintos siglos. Sobre las escalinatas del Santuario de San Nicolás de Bari del Obispado riojano, lo que sonaba no era el antiguo órgano germano de 800 tubos, sino un grupo de mariachis que, vestidos de rojo, reunieron a un numeroso grupo de riojanos. En diagonal, una exposición de tamaño natural de “riojasauros” –los dinosaurios que habitaron La Rioja hace 200 millones de años– llamaba la atención de pocos frente a la Casa de Gobierno. Los dos casinos que bordean la plaza anunciaban que funcionarían hasta la medianoche y que hoy abrirían sus puertas a las 21, cuando –según pronostican algunos– en no pocas escuelas todavía continuaría el recuento de votos.

“Reparto de votos”

Los bunkers de cada uno de los candidatos vivieron hasta el mediodía una jornada agitada. El febril movimiento reapareció después de la tradicional siesta, donde todo vuelve a comenzar. La preocupación central giraba alrededor del “reparto de votos” (boletas). Las que llevarían los fiscales para reponer en cada una de las mesas, “en caso que falten”, y las que punteros y militantes repartirían hasta el final de la jornada.

Todos querían asegurarse que las papeletas estén en manos de sus posibles votantes, para que terminen completas en las urnas. Una preocupación que atravesó a todos los candidatos en el tramo final de la campaña. Tanto que Martínez y Maza mandaron a imprimir las propias en imprentas privadas porque la entrega a cargo del Estado provincial no abastecía sus demandas. El frente NE-PS llegó a plantear la suspensión de la elección “ante la falta de entrega” de las papeletas (recibieron el grueso de ellas recién este viernes) y denunciaron que la impresión oficial y el reparto de boletas estuvieron “manejados por el apoderado del PJ, Oscar Artico”. Pero el Tribunal Electoral nunca respondió la demanda.

El reparto de boletas también fue una preocupación para todas las colectoras que aportan su caudal a Beder y donde todos sus candidatos se juegan algo. Los opositores se encargaron de contarles las costillas. Los números más finos afirman que de las 53 boletas para los distintos cargos en todos los niveles de la provincia, 48 son colectoras que llevan a Beder como candidato a gobernador. El mandatario provincial llevará impreso su nombre en 104 boletas, con distintas combinaciones departamentales y municipales. Todas ellas suman en total 3250 candidatos para 205 cargos electivos.

La oposición, en cambio, suma apenas 250 aspirantes a esos mismos cargos. Salvo el Frente Cívico para el Cambio que comanda el diputado nacional de la UCR, el resto de los opositores no tienen candidatos propios en muchos de los 18 departamentos de la provincia.

El gobernador basa su optimismo reeleccionista en la suma de boletas y voluntades. Beder repartió los huevos en distintas canastas, que van desde distintas vertientes K hasta el menemismo residual. Sólo en la capital riojana, donde se concentra más de la mitad de los 228.463 empadronados de la provincia, el gobernador tiene tres fuertes candidatos a intendente: Ricardo Quintela, que va por su tercer período en el municipio, además de su ex ministro de Salud Alejandro Buso y el legislador y empresario Jorge Basso.

Entre los opositores sólo Martínez es optimista. El radical cerró su campaña publicitaria con la publicación de una encuesta propia en los diarios que lo ubica ganador por tres puntos pero con un diez por ciento de indecisos. Maza, que en la elección pasada apoyó a Martínez para que llegara al Congreso nacional, esta vez le pondrá el cuerpo a la elección con una aspiración menor: convertirse en la segunda fuerza provincial pensando en las elecciones de octubre, donde irá como candidato a senador nacional y el objetivo de alzarse con la banca por la minoría. Carlos Santander, de Es Posible; Marcelo Lucero, de Nuevo Encuentro-Partido Socialista; y Pedro Gauna, del Frente Grande, conocen sus escasas posibilidades y sólo apuntan a realizar una buena performance en algunos municipios.