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A esta altura, ya no sorprende. Porque el presidente de Uruguay, Jorge Batlle, es aficionado a las frases célebres. Su costumbre de decir cosas de las que luego se arrepiente comenzó con aquella diatriba contra los argentinos. “Son todos ladrones”, había dicho en una entrevista para la agencia Reuters. Como corresponde, después se arrepintió y lloró en público. Su manía se repitió ayer, cuando salió a desmentir un pronóstico suyo, realizado el 23 de abril en Washington ante la cadena estadounidense CNN. Aquella vez dijo que Carlos Menem ganaría las elecciones, pero ayer explicó que fue “nada más que un pronóstico de primera vuelta”. “Por ahora acerté. Si yerro más adelante, será una cosa que decidirá el pueblo argentino”, se agrandó Batlle.