Domingo, 29 de julio de 2012 | Hoy
EL PAíS › MILAGRO SALA ARMA UN PARTIDO POLITICO CON MIRAS A LAS LEGISLATIVAS DE 2013
La dirigente social cuenta que los candidatos del Partido por la Soberanía Popular se definirán en asambleas. Señala que en el interior es más difícil hacer cambios, critica a los gobernadores y dice que la Presidenta “está profundizando el modelo”.
Por Ailín Bullentini
Milagro Sala confiesa que la pasó “muy mal” cuando dirigentes políticos de la oposición buscaron desprestigiar a través de los medios a Tupac Amaru, la organización que lidera desde sus comienzos, trece años atrás, en Jujuy. Que era una organización armada, retumbó durante varias semanas, y a ella le daba “vergüenza” volver a mirar a su familia a la cara. Hasta ahora, dice, las únicas armas con las que cuentan los miles y miles de “tupaqueros y tupaqueras” es la de la organización colectiva, que les exige una disciplina extrema. Sin embargo, dentro de poco tendrán una herramienta más para jugar abiertamente el juego de la política. Por estos días, entre la organización de los festejos por el Día del Niño, la presencia en las puertas del juzgado en donde se lleva a cabo el primer juicio por delitos de lesa humanidad de la provincia y las asambleas semanales en las que debaten los delegados de los barrios de toda la provincia definen los lineamientos del Partido por la Soberanía Popular, la estructura con la que participarán en las elecciones legislativas de 2013. “La Tupac tenía que presentar sus candidatos para dar vuelta la realidad de la provincia. Nos dimos cuenta de que era importante empezar a participar en política”, afirmó en una entrevista exclusiva con este diario.
–¿Por qué decidieron crear un partido político propio?
–El surgimiento del partido fue algo sorpresivo para todos. Incluso hasta para mí. El año pasado, cuando comenzamos a visitar los asentamientos durante las tomas para que ver cómo podíamos ayudarlos, las organizaciones nos dimos cuenta de algo que significó un duro golpe: cada uno estaba mirando su propio espacio, como dirigentes habíamos sido egoístas porque no vimos las necesidades que había fuera de nuestro círculo. En una asamblea con los asentamientos pedimos disculpas por no verlos, por no hacernos cargo de sus necesidades. Y nos pusimos a trabajar con ellos. Cuando comenzó la campaña, decíamos que íbamos a trabajar para que Cristina (Fernández de Kirchner) sea nuevamente presidenta. Los compañeros suponían que me iba a candidatear yo en las listas, que ya estaban cerradas, pero no. “Hacete cargo”, me dijeron. “Tenés que hacerte cargo políticamente de la realidad de Jujuy.” No fue uno solo, sino varios los que dijeron que la Tupac tenía que presentar sus candidatos para dar vuelta la realidad de la provincia. Nos dimos cuenta de que es importante participar en política, aunque ya lo hacíamos sin darnos cuenta.
–¿Por qué dice que la decisión fue sorpresiva?
–Porque yo tenía mucho miedo. Hasta la llegada de Néstor (Kirchner) a la política, en la Tupac éramos anti Estado, anti partidos políticos. No importa si el que se acercaba era radical, peronista o de cualquier otro partido, siempre decíamos que para entrar debían sacarse esas camisetas y ponerse la de la Tupac, que era la única que importaba. Hoy, a casi trece años de nuestro nacimiento, son los mismos compañeros los que piden que arme el partido. Cuando discutimos la idea en asamblea todos dijeron que estaban de acuerdo y que ya era hora.
–¿Cómo planifican su funcionamiento?
–Estamos conformándolo. La plataforma la vamos a elaborar con lo que surja de una encuesta que vamos a hacer en toda la provincia. En cada pueblo pondremos una urna para que los jujeños digan qué quieren para Jujuy. La elección de los candidatos se hará en asambleas. Nosotros estamos acostumbrados a decidir todo en asamblea.
–¿La decisión de generar una estructura nueva tiene que ver con que no acuerdan con los partidos políticos tradicionales?
–Los partidos políticos tienen que entender que deben dar una apertura a los jóvenes hacia la política, como propuso el kirchnerismo. Y que ya no tienen que manejar las provincias como feudos, como efectivamente pasa en el interior de la Argentina. Tienen que cambiar. En su mayoría, son los mismos tipos que van pasando de cargo en cargo. No hay una renovación, no hay negritos de la villa, cooperativistas o compañeros que vienen bien de abajo en las listas. No hay una propuesta de preguntar al pueblo qué es lo que quiere para sí mismo; casi siempre acuerdan por atrás entre ellos los cargos y se reparten todo entre los familiares. Ingenio Ledesma, por ejemplo, todos los años llama a los hijos de los funcionarios, a los del Superior Tribunal de Justicia y los mete una semana en la empresa para prepararlos. Sabe que alguno de ellos será el futuro senador, diputado, gobernador, funcionario. Y les comienza a comer la croqueta.
–¿Ese mecanismo feudal que usted marca en las provincias afecta la construcción política que el kirchnerismo puede hacer en ellas? ¿La política kirchnerista es diferente entre el interior y Buenos Aires?
–El conurbano y la Capital Federal son muy diferentes a las provincias. Porque las provincias son feudos y son más chicas, es más difícil hacer cambios. A no-sotros nos costó mucho instalarnos acá como organización social. No nos querían y hasta el día de hoy por ahí nos abrazan y cuando nos damos vuelta nos meten un chirlo... no nos quieren. Es que las organizaciones sociales comenzamos a demostrar que otra historia se puede y a ellos les molesta.
–Teniendo en cuenta que el contexto no fue el mismo para los primeros dos gobiernos del kirchnerismo, ¿cómo ve el segundo mandato de Fernández de Kirchner?
–Está profundizando el modelo. Y se está notando cómo están haciendo grandes trabajos con la economía argentina. Esa profundización es mucho más difícil que desafíos planteados años atrás, claro, porque los monstruos a los que se debe enfrentar son más grandes. Las empresas que pisan en los mercados internacionales, las importaciones, el dólar, que algunos por ahí no la quieren entender. En septiembre se termina de pagar la deuda de los bancos con la gente. Y es una deuda que el kirchnerismo ha heredado.
–En una conferencia de prensa que ofreció antes de comenzar la marcha por La Noche del Apagón mencionó el debate por el medioambiente y los derechos de los pueblos originarios como puntos pendientes. ¿Considera que es una cuestión de tiempo?
–Nosotros participamos de una marcha multitudinaria de los pueblos originarios que recorrió todo el país y llegó a Buenos Aires. Nos fuimos de la Casa Rosada con el compromiso de que las provincias se iban a dedicar a entregar las tierras que pertenecen a los pueblos. Lamentablemente, los gobernadores cuando están con Cristina dicen que sí, o te dicen que sí lo van a hacer, pero de acá a cinco años, como dijo (el gobernador de Formosa, Gildo) Insfrán. Pero es mentira. Las órdenes no se cumplen, no sé por qué, pero no se entregan las tierras. O te dicen “éstas son tus tierras” y te rodean de máquinas como gigantes topos que hacen pozos para extraer mineral. No estamos en contra de las empresas mineras, sino de que no haya una política seria en contra de la contaminación. En Jujuy se está sacando el mineral en camionadas. En bruto, porque ni siquiera lo procesan aquí, y nadie controla nada. Si te ponés a ver cuánto dejan de plata al año no se compara en nada con lo que se llevan. Doce millones de pesos al año dejan en la provincia, algo que ni siquiera alcanza para sanar el daño que hacen. Los laburantes tienen que laburar. No pedimos que se vayan las empresas, sino que haya políticas serias de control de la contaminación, de recaudación. Y esto no es Cristina. Son los distintos gobernadores de las provincias que no hacen nada y después van a Buenos Aires y dicen: “Sí, wana”.
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