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El cura Luis Farinello volvió a la Iglesia. El Obispo de Quilmes, monseñor Luis Stockler, le encomendó la atención pastoral de la parroquia Nuestra Señora del Milagro, en la localidad bonaerense de Bosques, y la dirección espiritual de la parroquia Madre de Dios, de Florencio Varela. El ex líder del Polo Social regresó a sus funciones de sacerdote después de asegurar que se sintió “usado” por algunos políticos.
Farinello nunca dejó de ser cura. Pero en diciembre del 2000, el fallecido obispo de Quilmes, Jorge Novak, le otorgó permiso para “participar en calidad de candidato a un cargo legislativo nacional” (senador). Finalmente, el cura no resultó electo.
A principios de año manifestó su intención de abandonar la actividad partidaria por “el cansancio y la falta de sentido solidario de la política”. A eso se sumó la sugerencia de monseñor Stockler de que “sería oportuno que se aleje de la política a partir de marzo”.
La incompatibilidad entre la política y el ejercicio del ministerio eclesiástico, que establece el Código de Derecho Canónico, forzó al padre Farinello a solicitarle una licencia al entonces obispo para presentarse como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires.
Esa autorización, sin embargo, no implicaba –tal como tuvo que aclararse oportunamente– que la Iglesia apoyase “la candidatura del padre Farinello, ni la de cualquier otro candidato, como tampoco opciones políticas partidarias”.
Mientras estaba de licencia, el sacerdote estaba impedido de celebrar misa en público y de cumplir otras actividades pastorales. Continuó, en cambio, al frente de la fundación que administra desde la capilla de Jesús Liberador, de la localidad bonaerense de Quilmes, donde alimenta a unos 3 mil chicos carenciados por día.
“Tengo un obispo nuevo y él piensa que el sacerdote debe trabajar con los pobres, la Justicia, los piqueteros, pero que no debe participar de un partido político ni tampoco ser candidato”, fue la explicación de Farinello el año pasado cuando anunció su alejamiento de la política partidaria.