La designación de dos nuevos fiscales que comenzarán a intervenir como refuerzo en el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra ya desató la reacción de las defensas, que recusaron a uno de ellos, Mariano Domínguez, quien intervino en la instrucción de la causa sobre el homicidio como secretario de la fiscalía de Cristina Caamaño. El tema se debatirá hoy, con Domínguez presente, y el Tribunal Oral Criminal 21 (TOC21) tendrá que tomar una determinación. Entre los siete testigos que declararon ayer, dos se refirieron a los tiradores (uno comprometió expresamente al barrabrava Cristian Favale), mientras que Natalia Muñoz, del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), quien había ido a apoyar la protesta de los tercerizados el día que mataron a Ferreyra, aportó una descripción novedosa sobre el papel de la Policía Federal. Dijo que desde temprano había policías de civil dialogando con quien, de acuerdo con su descripción, era el delegado Pablo Díaz, que está en el banquillo como coordinador de la patota de la Unión Ferroviaria (UF). Siete policías están siendo juzgados por haber dejado actuar al grupo de choque.

La semana pasada la procuradora Alejandra Gils Carbó designó a Domínguez y al fiscal Carlos Gamallo para que se sumen a la fiscal María Luz Jalbert y a su secretario, Hugo Bogetti. El objetivo, sostuvo, es “robustecer y garantizar” la representación del Ministerio Público.

De los testigos que declararon ayer, uno –Damián Reynoso, quien acompañó a Ferreyra en la ambulancia al Hospital Argerich– se llevó un pedido de falso testimonio de las defensas. Otros sumaron datos sobre los tiradores y la policía. Néstor Mauricio González, un docente del Frente de Acción Revolucionaria, vocal de Ademys, contó cómo “la patota comenzó a seguirnos” hasta que en un momento vio a un hombre “de remera azul, con un arma, que decía ‘Viva Perón’ y tiraba” con “un revólver color negro”. Dijo que disparaba algo “agachado”, “era morrudo, morocho y no tenía uniforme ferroviario” y que cuando vio las filmaciones de los hechos advirtió que era Favale. También dijo que sus compañeros les avisaron a los policías federales que estaban disparando balas de plomo. Otro testigo, David Orellana, también describe un tirador robusto, de remera oscura y jean, que saca un arma de la cintura y hace siete u ocho disparos. También relata que al comienzo del día, antes del ataque, a los manifestantes se les acercó un hombre de anteojos negros y camisa blanca, y les preguntó: “¿Van a cortar la vía?”. Contestaron que “no”, y el hombre, Pablo Díaz, advirtió: “Mejor así”. Natalia Muñoz también aludió a Díaz al contar que oficiaba como nexo entre los policías que parecían a cargo del operativo y la patota. Dijo que “iba y venía” entre unos y otros en el momento en que los manifestantes se concentraban en la estación Avellaneda y que los matones se posicionaban sobre las vías para evitar un corte. Se refirió a dos policías vestidos con traje claro. Por la descripción que dio podrían ser dos de los acusados, los comisarios Jorge Ferreyra y Luis Mansilla.