Jueves, 21 de marzo de 2013 | Hoy
EL PAíS › LA DECLARACION DEL DIRIGENTE RADICAL HIPOLITO SOLARI YRIGOYEN
Fue el primer testimonio del juicio oral en el que se juzgan el secuestro y los tormentos padecidos durante la última dictadura por él y su correligionario Mario Amaya. Uno de los acusados es un ex funcionario radical de Chubut.
“Es difícil encontrar una explicación racional a hechos irracionales”, reflexionó el dirigente radical Hipólito Solari Yrigoyen ante el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia en el marco del juicio que éste le sigue a tres ex funcionarios de la Unidad Penitenciaria 6 de Rawson por las torturas que él y su correligionario Mario Amaya allí sufrieron durante la última dictadura cívico-militar. Aunque no se constituyó en parte querellante, Solari Yrigoyen inauguró la ronda de testimonios en el marco del juicio por los delitos de lesa humanidad de los que es víctima al narrar las circunstancias en las que fue detenido y los vejámenes que sufrió. Después de sus palabras hablaron ante el TOF su mujer y su hijo.
“Tanto Amaya como yo fuimos secuestrados en esta provincia en 1976”, aseguró el referente radical, quien se desempeñaba como senador nacional por Chubut cuando fue detenido ilegalmente, a los pocos meses de haber comenzado el último golpe militar. Solari Yrigoyen militó políticamente siempre dentro del radicalismo –herencia de familia–. Durante los primeros años de la década de 1970 integró la facción opuesta al conservadurismo, el Movimiento de Renovación y Cambio, que compartió junto al ex presidente Raúl Alfonsín y Amaya, la otra víctima, cuyo caso se ventila en este juicio que comenzó el martes en el Cine Teatro Municipal de Rawson.
En paralelo, se dedicó, desde su profesión, la abogacía, a la defensa de presos políticos, cuya cantidad crecía fuertemente durante aquellos años. Por esa actividad, visitó varias veces la Unidad Penitenciaria 6 de la capital chubutense, en donde mantuvo relaciones con los presos políticos que planearon la frustrada fuga en julio de 1972, que derivó en el fusilamiento de varios de los jóvenes militantes que la intentaron. En 1973 fue elegido senador nacional. Tras sufrir dos atentados en el transcurso de esos años, en 1976 lo secuestraron.
“A mí me secuestraron en mi casa de Puerto Madryn, donde vivo actualmente, la madrugada del 17 de agosto de ese año, mientras dormía”, continuó. Caracterizó el operativo como una “invasión militar”, en el que lo subieron al baúl de un auto “con las manos atadas atrás”. Narró que así y “con los ojos vendados” fue llevado en un avión militar a la Base Aeronaval de Bahía Blanca, y de allí al centro clandestino de detención La Escuelita. Junto con Amaya, detalló, fueron devueltos a Bahía Blanca, en donde fueron encarcelados. Recién entonces los trasladaron a la Unidad Penitenciaria 6 de Rawson, en donde permanecieron alrededor de un mes. Allí, fueron derivados a lo que luego supieron era el Pabellón 8, un sector conocido como “el de los chanchos, porque era el lugar de castigos”, detalló, en donde fueron torturados. Según su relato, “durante 15 días no nos vio un médico, nunca”.
El ex titular de la Convención Nacional de la UCR describió que junto a Amaya sufrieron “los mismos tormentos, el mismo calvario”: “Nos mojaban para dormir, nos golpeaban, nos obligaban a correr, lo que para Mario Abel fue tremendo porque era asmático, así que eso fue el principio de su muerte”, aseveró. Respecto de la atención médica que recibieron en el penal de Rawson narró que la recibieron “accidentalmente, cuando uno se enfermaba y después del feroz castigo, pero nadie preguntaba qué había pasado”.
Uno de los tres acusados es Luis García, ex ministro de Gobierno de la última gestión radical que administró la provincia –entre 1999 y 2003– y ex médico de la UP 6, quien el martes negó haber visto a Amaya “torturado”. Los otros dos son Osvaldo Fano, el ex jefe de esa cárcel, y Jorge Steading, ex guardiacárcel.
Durante la declaración Solari Yrigoyen se emocionó cuando recordó la última vez que vio a su amigo, el militante y abogado de presos políticos, Mario Abel Amaya: “La única y última vez que vi a Amaya, ya estando los dos en el penal de Rawson, nos saludamos. Le dije: ‘¿Qué tal petiso, cómo estás?’, y él me dijo: ‘Vos estás negro’, haciendo referencia a que estaba así producto de los golpes”, precisó con la voz quebrada. Luego Amaya fue trasladado a la cárcel de Devoto, en la ciudad de Buenos Aires. Allí murió el 19 de octubre de 1976 a causa de las torturas.
Solari Yrigoyen logró sobrevivir. Según remarcó ayer ante el TOF de Comodoro Rivadavia y los fiscales Fernando Gélvez y Horacio Arranz –única parte acusadora en el juicio por las dos causas de tormentos–, fue “expulsado” del país: “No me fui por propia voluntad. Pese a todos los sufrimientos, el exilio, jamás varié mi conducta y sigo y seguiré peleando por los derechos humanos de los demás”. El ex legislador nacional denunció lo sufrido cuando regresó al país, en 1984. Las audiencias del juicio que ventilan su caso y el de Amaya continuarán hoy y, según prevé el Poder Judicial local, se extenderán hasta junio.
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