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Mauricio Macri pasó ayer por la mesa de Mirtha Legrand, pero no tuvo el protagonismo de otras veces. Es que en esta ocasión el locuaz presidente de Venezuela, Hugo Chávez, copó el programa. La verborragia del líder bolivariano dejó en un segundo plano al actual presidente de Boca a lo largo del almuerzo que también compartieron Teté Coustarot, Pepe Eliaschev y Mario Mactas.
Cuando llegó al canal a Macri literalmente se le atragantó el almuerzo antes siquiera de ver la comida. En la puerta se enteró que debería compartir la mesa con el locuaz venezolano y, enojado por la novedad decidió retirarse. Ya estaba en su auto cuando el propio Carlos Avila, uno de los propietarios del canal, se encargó de convencerlo de volver. El argumento fue sencillo: “Si te borrás te quemás. Mirtha ya dijo que si te vas lo va a denunciar”. Finalmente el candidato se presentó a la mesa, aunque le costó un rato disimular su fastidio y empear con las consignas en los pocos huecos que le dejaba Chávez.
“El Estado le da la espalda a la gente”, disparó Macri en un tramo de la conversación, luego de criticar la gestión de su rival Aníbal Ibarra. Aseguró que, de llegar al Palacio Municipal, él “dará trabajo genuino” a los desocupados porteños. Rechazó ser el “continuador del modelo de Menem” y recordó que su padre “perdió dos empresas” durante la última década: Movicom y Sevel.
Por la tarde siguió con su actividad proselitista y presentó su propuesta en la sede central de su agrupación. Dijo que “nunca antes” hubo un equipo de trabajo como el suyo, dedicado a “elaborar proyectos”.
A la hora de las propuestas, el empresario reiteró su compromiso de “derogar el primer día” de su gobierno el Código de Convivencia Urbana. Su compañero de fórmula, Horacio Rodríguez Larreta, se pronunció en contra de “los extremos” en materia de seguridad. La rebaja de los impuestos automotor e inmobiliario en un 15 por ciento y la transformación de Buenos Aires en la “capital cultural de América latina” completaron la batería de medidas expuestas por el binomio.