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Una larga espera en la calle para festejar la votación en el Senado

Hubo menos gente que en la sesión de Diputados. Convocados por los organismos de derechos humanos, asambleas y partidos de izquierda, tenían la decisión de escuchar la anulación de las leyes de impunidad.

 Por Luis Bruschtein

“Ahora vamos por más, vamos por el Senado, por una Argentina sin impunidad”, gritó el locutor instalado en el escenario frente a la escalinata del Congreso desde donde el público seguía la discusión en la Cámara alta por la declaración de nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Varias Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora se habían instalado en una hilera de sillas que habían llevado con toda la intención de permanecer en el lugar hasta que el debate declarara la nulidad que han reclamado sin cesar durante más de diez años.
Pero esta vez la convocatoria a rodear el Congreso para seguir el debate no fue tan difundida como cuando las leyes fueron discutidas por la Cámara de Diputados. Tampoco se repetía ayer la reacción de emocionada sorpresa por una situación inesperada para la mayoría de que un tema que había sido largamente reclamado y desestimado se estuviera discutiendo con posibilidades ciertas de que se declarara la nulidad.
Unas trescientas o cuatrocientas personas se instalaron alrededor de las Madres, la mayoría de ellas militantes de los organismos de derechos humanos, partidos de izquierda y algunas asambleas de vecinos. En el escenario montado de espaldas de la escalinata, sobre la vereda del Congreso que está sobre la avenida Entre Ríos, se había instalado una radio abierta que alternó la transmisión de la sesión parlamentaria con intervenciones de dirigentes, artistas y periodistas.
“Estamos tan poco acostumbrados a festejar durante los últimos años, que es posible que muchos compañeros no se den cuenta cuando ganamos”, explicó una de las Madres. “Y bueno –justificó un manifestante–, cuando muchos de los que votan la nulidad son los mismos que se opusieron a ella, no es para menos que confundir.”
Además de las Madres de Línea Fundadora, estaban los jóvenes de la agrupación HIJOS, de Abuelas, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, ex Detenidos Desaparecidos, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Servicio de Paz y Justicia, Hermanos y CELS, así como carteles del PTS, PC y MST y grupos de vecinos identificados con pancartas de las Asambleas de San Telmo-Plaza Dorrego, San Juan y Entre Ríos, Plaza Garay y Plaza Primero de Mayo.
La atención sobre los discursos fue decayendo hasta que se votó la convención internacional que declara la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, cuando los senadores tuvieron dificultad para usar los botones de color verde y rojo de la votación. Alguien bromeó que para ser senador habría que seguir un curso para manejar los botones y otro, por supuesto militante de izquierda, afirmó que esta vez el botón rojo tendría que ser para el voto afirmativo.
Con la letanía de los discursos de fondo, muchos comentaban la fuerte reacción del presidente Néstor Kirchner con su vice Daniel Scioli y preguntaban si Scioli estaba en la Cámara. Alguno respondió en forma afirmativa, pero la voz de Scioli no era la que ordenaba la sesión. La diputada Patricia Walsh, que fue la promotora del debate en Diputados, se acercó a saludar a las Madres, a quienes les contó los entretelones del proceso de discusión parlamentaria. También salió a la calle la diputada Marcela Bordenave y entre el público se mezclaron los candidatos de Izquierda Unida, Patricio Echegaray y Vilma Ripoll.
Ya entrada la noche se hizo notar el frío y varios de los presentes comenzaban a flaquear en su decisión de aguantar hasta la votación final. A las 20 todavía faltaban más de quince oradores. Muchos optaron por ubicarse en los bares de los alrededores, algunos comentaban la visita del presidente venezolano Hugo Chávez que anoche, antes de regresar a su país, realizaba una cena con la participación de representantes de algunos de los organismos de derechos humanos. La mayoría prefirió tomar asiento sobre el asfalto y prepararse para una larga espera en rondas de mate abierto. Las Madres, más precavidas, habían llegado con sus sillas yestaban dispuestas a esperar lo que fuera necesario para festejar la declaración de nulidad de las leyes.

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