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La policialización Nunca Más
Por Julián Andrés Domínguez *
Vale la pena recordarlo. La historia reciente de nuestro país ha tenido, por no haber contado con los marcos del diálogo democrático y del natural disenso, doctrinas como de la Seguridad Nacional, que ha causado estragos a la sociedad argentina.
A partir de 1983 se concretó la subordinación de las Fuerzas Armadas a la Constitución Nacional. Luego, el debate parlamentario supo recoger la dolorosa experiencia histórica y obtuvo un conjunto de leyes fundamentales para la consolidación de la democracia en la Argentina; las leyes de Defensa Nacional, de Seguridad Interior y de Inteligencia. Más recientemente se logró, también, el sometimiento a la justicia de los militares que cometieron violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura.
Estas condiciones abren, en nuestro tiempo, un escenario propicio para avanzar hacia una tercera generación de reformas que tiendan a reforzar el rol articulador del Estado en materia de políticas de defensa y mejoren su calidad institucional.
El proyecto conocido como La Defensa Nacional en la Agenda Democrática, que por orden expresa del presidente Néstor Kirchner está llevando adelante el Ministerio de Defensa, tiene este norte. Y pretende la construcción de una matriz de pensamiento de la políticas públicas de defensa que se destaque por su originalidad y su sentido nacional, popular, progresista y racional.
Ha sido el propio presidente Kirchner quien, en su discurso de lanzamiento de esta iniciativa realizado el 6 de agosto pasado en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, identificó claramente su importancia, sus límites y su sentido al afirmar que “la defensa nacional no es sólo una obligación de quienes lucen uniforme: debemos involucrarnos todos los argentinos en todas las circunstancias. La democracia debe poner en su agenda la cuestión de la defensa nacional y no puede hacerlo sin la participación de todos los actores, de todas las ideas, de todas las escuelas de pensamiento, terminando con la idea de una defensa cerrada a unos pocos o en cabeza de unos cuantos iluminados”.
El punto de partida elegido fue ampliar todo lo posible la base de sustentación institucional, política y social de esta iniciativa. Alcanzar un diseño que presentara las notas deseadas requirió de la puesta en práctica de dos principios; la articulación de visiones de distintas agencias gubernamentales y la decisión de atraer la pluralidad y la transversalidad de miradas académicas que alejaran al proyecto de reflejos corporativos.
De este modo, se convocó e integró un Consejo Asesor del que participan las autoridades de las Comisiones de Defensa Nacional del Congreso Nacional, la jefatura del Gabinete de Ministros, la Cancillería, la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, los Estados Mayores de las tres Fuerzas Armadas, la Escuela Nacional de Defensa, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y Organizaciones No Gubernamentales de reconocida trayectoria.
Asimismo, se invitó a una treintena de destacados especialistas a integrar un Comité Académico encargado de liderar la discusión de una agenda compuesta por nueve temas que recorren las cuestiones principales de la materia. En torno de estas últimas se organizó un trabajo de discusión en distintas mesas de debate a las que fueron invitadas a participar todas las expresiones de pensamiento involucradas en la temática. El proceso de debate está en marcha y en él están participando más de 240 personas en un marco de pluralismo ideológico y rigor metodológico.
De una primera y segunda ronda de intercambios en las mesas ya han surgido las primeras recomendaciones que fueron presentadas el pasado 18 y19 de septiembre en un intenso plenario del Comité Académico realizado en la Base Naval de Puerto Belgrano.
De la tercera ronda de reuniones surgirán los insumos que permitirán avanzar en las recomendaciones para confeccionar un plan estratégico. Estos insumos serán luego presentados en centros universitarios de distintas regiones de la Argentina para poder así generar pautas propias para un país federal como el nuestro.
Se convocó a este debate desde la fortaleza de la experiencia histórica y las convicciones políticas compartidas. Desde el inicio de las rondas de debate cada coordinador de mesa hizo explícito que el marco dentro del cual se iba a dar eran la Constitución Nacional; la ley 23.554 de Defensa Nacional, la ley 24.059 de Seguridad Interior, la ley 25.520 de Inteligencia, la ley 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, el Libro Blanco de la Defensa Nacional y un documento interno del Ministerio de Defensa en el que se expresaban en forma sintética algunas precisiones que sobre el particular había hecho públicas el Presidente de la Nación.
Se han escuchado voces que creen que este iniciativa esconde un intento de legitimar un avance de las Fuerzas Armadas hacia cuestiones relativas a la seguridad interior. Resulta, entonces, oportuno resaltar las cinco convicciones fundacionales de este proyecto.
La primera sostiene que la política de defensa debe constituirse como una política de estado.
La segunda afirma que es el momento oportuno para profundizar la conducción civil del sistema de defensa nacional. Quienes convocamos, organizamos y conducimos este espacio apuntamos a la generación de políticas de defensa desde el trabajo conjunto del Congreso, de entidades de la sociedad civil y de los aportes de la academia. Se trata, en última instancia, de arribar a los acuerdos institucionales y al establecimiento de reglas de juego transparentes que neutralicen los espacios corporativos, incorporando al mismo tiempo a amplios sectores de la sociedad.
La tercera convicción afirma que la política de defensa es inseparable de la política exterior.
En cuarto lugar sostenemos que uno de los principales objetivos que persigue esta ampliación del debate sobre la política de defensa es, precisamente, desarrollar consensos más amplios y de mejor calidad en torno de la no policialización de las Fuerzas Armadas.
Por último, la política de defensa argentina debe converger con la de los restantes países de la región para consolidar una zona de paz subregional en el Mercosur.
Al presentar públicamente esta iniciativa el Presidente de la Nación dijo: “Hay una patria que quiere ser convocada y nos decidimos a hacerlo. Que se piense, se hable, se argumente, se debata, se opine, se disienta y se expresen las distintas posturas. Vamos hacia un país plural, hacia la complementación sin encubrir los disensos”.
Eso es, ni más ni menos, lo que estamos haciendo.
* Secretario de Asuntos Militares del Ministerio de Defensa de la Nación.