EL PAíS › EXCLUSIVO: EL NUEVO PLAN DE SEGURIDAD QUE
SE IMPLEMENTARA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Saturando el conurbano de patrulleros
Página/12 revela el programa con el que el ministro Juan José Alvarez buscará controlar el delito en territorio provincial. El aspecto más novedoso es la división del conurbano en áreas de 150 manzanas, cada una con una patrulla permanente que tendrá un celular para llamar en forma directa.
Por Raúl Kollmann
La provincia de Buenos Aires pondrá en marcha el próximo mes un plan general de seguridad cuyos lineamientos fundamentales le presentó ayer el ministro de Seguridad bonaerense, Juan José Alvarez, al gobernador Felipe Solá. Todo el Gran Buenos Aires será dividido en cuadrículas de aproximadamente diez cuadras de ancho por quince de largo en las cuales un patrullero rondará durante las 24 horas del día. El cálculo es que el patrullero va a tardar unos quince minutos en hacer cada ronda, por lo que deberá pasar por cada cuadra entre tres y cuatro veces por hora. Además, los vecinos tendrán en su poder el número de teléfono para comunicarse con el patrullero y habrá otros vehículos para las emergencias. El plan, que tiene como estrategia saturar de efectivos la calle, prevé también que todo vigilador privado deberá tener obligatoriamente un handy que lo conecte con la policía de la zona e igualmente serán obligatorias las habilitaciones, entrenamientos y exámenes físicos de todos los que revistan en la seguridad privada. El ministro Alvarez le propuso al gobernador el cierre temporal de la escuela Juan Vucetich, por cuanto existe una cantidad exagerada de oficiales en la Bonaerense y lo que escasean son suboficiales y agentes. Las horas Cores –horas extra– serán destinadas casi en exclusividad para quienes estén en la calle, no para los administrativos. Por último, se le dará cada vez más participación a los intendentes en cuestiones de seguridad y habrá una política orientada a que los oficiales de más alto rango de la Bonaerense tengan que cursar algunas materias en las universidades.
Números
Hasta mediados de año se robaban aproximadamente 200 autos por día, gran parte de los cuales iban a parar a los ya famosos desarmaderos, cuya propiedad era mayoritariamente de ex policías, policías en actividad o empresarios truchos protegidos por policías. En el robo de autos, por ejemplo, murieron más de 30 uniformados bonaerenses en los siete primeros meses del año y cinco de los once homicidios diarios producidos en territorio de la provincia de Buenos Aires se debían a intentos de robo de autos.
El gobierno bonaerense venía desplegando una tímida ofensiva sobre los desarmaderos, pero dos asesinatos en la misma semana, en Lanús y en Sarandí, pusieron a los vecinos en la calle y llevaron la preocupación a la Casa Rosada. “Esto es producto de policías desleales y políticos que no están a la altura”, arremetió en su momento Néstor Kirchner. “Deben tomar el toro por las astas”, agregó el ministro de Justicia, Gustavo Beliz. Ante semejante presión, la ofensiva sobre los desarmaderos se volvió un vendaval y a tres meses los números cambiaron notoriamente: el robo de autos bajó a la mitad –100 autos por día– y los homicidios pasaron de once por día a siete. En lugar de los 30 policías muertos en los primeros siete meses del año, la cifra bajó a cuatro en los últimos 80 días.
Sensación
Sin embargo, la sensación de la gente sigue siendo que la inseguridad continúa en niveles máximos, en especial porque hay un aumento de los secuestros express –muchas bandas de jóvenes se volcaron ahora a ese delito– e incluso crecen los robos de negocios o casas.
La táctica elegida por el gobierno bonaerense es confrontar con ese clima de inseguridad instalado en la gente a través de lo que llaman saturación de la calle con policías. En una carpeta que ayer le entregó el ministro Alvarez al gobernador Solá se propone, en concreto, que en cada cuadrícula de 150 manzanas, un patrullero haga rondas continuas, casi al estilo de los camiones de basura. “La noche que no pasa el camión, el vecino enseguida protesta. Acá queremos el mismo efecto. Que la gente,cuando el patrullero no pasa continuamente, se queje de inmediato”, explicó el ministro Alvarez a Página/12.
–¿Y por qué esto no se hacía hasta ahora? ¿Adónde estaban esos patrulleros?
–No se hacía por falta de control o porque el patrullero estaba parado. Ahora cada vehículo llevará inscripto el número de teléfono para que cualquier vecino se pueda comunicar con él de inmediato. Confiamos en que la misma gente empiece a controlar como lo hace con el camión de la basura.
La estrategia que se implementaría viene con un agregado: en un área conformada por varias cuadrículas habrá tres patrulleros para las emergencias, formaciones con diez policías para intervención rápida y formaciones aún mayores, el grupo Marea, de cien efectivos, que se volcarían ya a un operativo de más envergadura.
–¿Esta estrategia le pone algún obstáculo a los secuestros express? –preguntó este diario.
–Según lo que nosotros vemos, sólo la estrategia de saturación de efectivos en la calle puede confrontar con ese delito –sostuvo el ministro Alvarez.
En el Ministerio de Seguridad y en el gobierno bonaerense saben que los secuestros extorsivos, al estilo de los que sufrieron los padres de Pablo Echarri, Christian Traverso, Florencia Macri o Leonardo Astrada, son harina de otro costal. Se trata de grandes bandas y, aunque los funcionarios no lo dicen públicamente, en privado admiten que hay policías, ex policías e integrantes de otras fuerzas de seguridad en esas organizaciones. Resulta llamativo que incluso habiendo encontrado los lugares en los que estuvieron retenidos algunos de esos secuestrados –Astrada o Macri, por ejemplo–, no se haya podido desmembrar realmente esas bandas.
Intendentes
Ya en los últimos tiempos de Juan Pablo Cafiero como ministro del área se estaba elaborando un plan para darle mayor participación a los intendentes en materia de seguridad. Una prueba piloto se empezará a hacer en los municipios de Olavarría y Malvinas Argentinas. Los comisarios no dependerán del intendente, pero éstos sí participarán del diseño y la concreción de los planes de seguridad y, sobre todo, cargarán con buena parte de la función de control sobre los policías. El gobierno municipal tendrá voz y voto sobre los lugares donde se debe reforzar la custodia, la efectividad del patrullaje y la participación de los vecinos en todo lo que tenga que ver con seguridad. Al mismo tiempo, se le pedirá al gobierno municipal, por ejemplo, que ilumine tal zona o que ponga vallados en tal otra.
Vigiladores
Otra de las medidas que contempla el nuevo plan es la combinación con el ejército creciente de vigiladores y empresas de seguridad privada. La idea es establecer una serie de obligaciones que esas empresas deberán cumplir:
- Cada vigilador deberá tener un handy comunicado con la policía de la zona.
- El agente de la seguridad privada deberá tener habilitación.
- El vigilador tendrá que pasar exámenes de capacitación y de pruebas físicas y psíquicas.
- Se estudiarán los antecedentes de cada persona que se pretenda incorporar como vigilador privado.
Mucho jefe
Una de las medidas más sorpresivas que propone el ministro Alvarez es el cierre temporal de la escuela de oficiales Juan Vucetich. “Hay demasiados jefes y poca tropa”, diagnosticó. En concreto, se dice que hay muchos oficiales que ni siquiera tienen puesto para ejercer de acuerdo a la categoría que supuestamente tienen. Por lo tanto se buscaría reducir la cantidad de oficiales e incrementar el cuerpo de la fuerza, no la cabeza.
La otra medida, que ya se esbozó en tiempos de Cafiero, consiste en romper con el esquema según el cual los policías se forman sólo en escuelas de policías. El Ministerio de Seguridad firmará convenios con universidades para que determinadas materias se den en las casas de altos estudios y también se hará lo mismo con institutos terciarios. En perspectiva, se buscaría una formación mixta.
Horas Cores
Como una forma de fomentar la presencia en la calle de los efectivos, el plan prevé reducir totalmente las horas Cores –horas extra– del personal administrativo y volcarlas en un 80 por ciento a los efectivos que están en la calle. Ahora, esas horas extra se distribuyen de forma pareja a todos; en cambio, con la nueva distribución se elevaría, de hecho, el sueldo de los que están en la calle.
El obstáculo
El gran obstáculo que hoy tiene cualquier plan en la Bonaerense es que sus integrantes, desde la cabeza a los escalones inferiores, aparecen involucrados en la mayoría de los delitos. Es un secreto a voces que los hombres de la fuerza participan de la venta de drogas, el peaje a la prostitución, la protección a desarmaderos, las grandes bandas de piratas del asfalto o las organizaciones de secuestros. Las fabulosas sumas que acumulan los jefes no tienen otra explicación que su relación con el delito. Y no se trata de un grupo minoritario sino de un modus operandi. Hasta el momento, salvo en el caso de la ofensiva contra los desarmaderos, la estrategia que siempre primó fue la de mantener una especie de pacto de no-agresión con los pesados de la fuerza: sólo se tomaban medidas cuando la denuncia era periodística o en casos que provocaron puebladas o la salida a la calle de centenares o miles de personas. Además, los grandes porongas de la fuerza siempre gozaron de la protección de otros millonarios ex policías e invariablemente de legisladores y referentes políticos. Cualquier plan que no confronte con ese estado de cosas difícilmente aplaque la sensación de inseguridad que tiene el ciudadano común.