Jueves, 11 de junio de 2015 | Hoy
EL PAíS › EL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA, RICARDO LORENZETTI, CONVOCó A UN ACTO POR EL DíA DEL AMBIENTE
Luego de los cuestionamientos a su re-reeleción anticipada y su amague de renuncia a la presidencia del Tribunal, Lorenzetti reunió a jueces para dar un mensaje. Dijo que la función judicial “no es política partidaria” sino “política de Estado”.
Por Irina Hauser
En un acto que tuvo como excusa la celebración del Día del Ambiente, Ricardo Lorenzetti mostró su capacidad de aglutinar al Poder Judicial y cerca del final de su discurso aludió en forma elíptica a la investigación parlamentaria sobre Carlos Fayt al decir: “Los ciudadanos necesitan jueces y juezas que tengan estabilidad, que puedan ser independientes” y “una estructura institucional que los proteja”. Tras un período de máxima tensión con el Poder Ejecutivo, después de su reelección anticipada por un cuarto mandato hasta 2019 y de un sinfín de especulaciones sobre sus aspiraciones personales, el presidente de la Corte Suprema sostuvo que la función judicial “no es política partidaria, es política en grande, una política de Estado”. “No nos perdamos en cuestiones menores”, advirtió, con una frase a la que suele echar mano cada vez que habla en público.
A diferencia de todos sus actos anteriores, Lorenzetti no organizó el de ayer en la sala de audiencias de la Corte sino exactamente al lado, en el Patio de Honor del cuarto piso del Palacio de Justicia. Es un gran hall rodeado de columnas señoriales y despachos con puertas altas de madera, donde hay más espacio. Decidió cambiar el lugar de la convocatoria por el revuelo que se armó en la apertura del año judicial, en marzo, donde habló de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA pero no había asientos para los familiares de Memoria Activa. Ayer, sugestivamente, dijo: “El Poder Judicial es muy vasto y acá hay lugar para todas las visiones”. Incluso no empezó a hablar hasta que llegó la presidenta de Justicia Legítima, María Laura Garrigós de Rébori.
El acto comenzó, como ahora estila Lorenzetti, con un video proyectado en pequeñas pantallas. Allí aparecían personajes famosos y populares como Nacha Guevara (en el jurado de Bailando por un sueño), Andrés Ciro Martínez, Elena Roger, Charly Alberti y Juan Carr. Hablaban de la importancia del ambiente. La imagen de cierre era del propio Lorenzetti, un poco menos polémica y shockeante que la del fiscal fallecido Alberto Nisman que había puesto en el video de principio de año al hablar de “víctimas” e “impunidad”.
El derecho ambiental es una de las especialidades de Lorenzetti. Poco después de entrar a la Corte, de hecho, organizó audiencias públicas para resolver la contaminación del Riachuelo, lo que le dio gran visibilidad. El año pasado inauguró una Oficina de Justicia Ambiental que instaló en el despacho que antes ocupaba Raúl Zaffaroni, cuyo equipo fue desplazado casi íntegro de la Corte, incluido el Instituto de Investigaciones sobre Homicidios que el propio Lorenzetti había presentado como una política de Estado.
El Día del Ambiente fue el viernes pasado, pero los viernes no garantizan alta concurrencia en tribunales. Ayer los jueces federales porteños y de ambas cámaras de Casación –en las sillas rojas de las primeras filas– y unos cuantos de tribunales orales, tuvieron casi asistencia perfecta. Los habían llamado por teléfono casi uno por uno para comprometerlos. Junto a Lorenzetti estaba sólo Juan Carlos Maqueda. Había un cartelito que indicaba la presencia de Elena Highton de Nolasco, pero la silla estaba vacía. No había identificación para Fayt, aunque Lorenzetti le había pedido que fuera del mismo modo que se esmeró para asistir a los plenarios, después de las críticas porque firmó la re-re-reelección a la distancia.
Lorenzetti no sólo renovó su demostración de fuerza mientras la Comisión de Juicio Político intenta avanzar en investigar la situación psicofísica de Fayt, a sus 97 años, sino que trasladó cierto malestar por la ley de subrogancias que se votaba ayer en Diputados para dar al Consejo de la Magistratura la facultad de nombrar jueces suplentes, que hoy tienen las Cámaras, y armar listas de conjueces abogados. Con frases y giros que repite hace más de siete años –para satisfacer a sus distintos públicos– el presidente supremo dijo que el Poder Judicial debe estar “unido”, “como estamos hoy”, enfatizó, y tener “conciencia clara de su responsabilidad social”.
“La cuestión ambiental –señaló Lorenzetti– es un grave problema social, económico y político de las naciones”. Frente a este escenario defendió el “rol del Poder Judicial”, que “es central –describió– porque son los denominados ‘jugadores no ortodoxos’, es decir, que no dependen de las elecciones, que no tienen incentivos para prometer beneficios actuales ocultando los malos futuros”. Intentaba distinguirlo la actividad judicial, como algo aséptico, de la actividad política. Los jueces “son quienes pueden adoptar medidas de mediano y largo plazo teniendo en vista las generaciones futuras y la preservación de la naturaleza”. Las formas de “gobernabilidad”, definió, están “cambiando”. Al aludir a la “independencia” de los jueces, señaló que “si hay un lugar de corporaciones fuertes es en este campo”, de las cuestiones ambientales, y defendió algunos fallos aunque dijo que “no todos han sido fuertes” ante ese poder corporativo. También reforzó su idea de que la “independencia” de los jueces y juezas depende de que “tengan estabilidad”. “Los países necesitan poderes judiciales fuertes”, remarcó, todavía con el traje y la corbata algo mojados a raíz de que un fotógrafo trastabilló entre el gentío y se le derramó encima una jarra de agua.
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