Jueves, 11 de junio de 2015 | Hoy
EL PAíS › LUEGO DE LAS DESERCIONES DE DIRIGENTES Y DE LAS ESPECULACIONES, MASSA CONFIRMó QUE SERá CANDIDATO A PRESIDENTE
En un mensaje de apenas diez minutos, Massa ratificó en Tigre su postulación, pero se negó a responder preguntas. No dio más detalles sobre quién será su vice o su candidato en la provincia de Buenos Aires. “Soy joven y cometí errores”, aceptó.
Por Miguel Jorquera
Sergio Massa tuvo su propia cuenta regresiva para definir su futuro político y el del Frente Renovador. El plazo autoimpuesto, con sus dilaciones y vaivenes, venció ayer. “Quiero decirles a los miles, millones de argentinos que depositaron sus sueños en nosotros, voy a ser presidente de los argentinos y voy a ser candidato a presidente de los argentinos”, dijo en ese orden el líder renovador desde un atril montado en un salón del señorial Museo de Arte de Tigre (ex Tigre Hotel) y frente a un centenar de periodistas, fotógrafos y camarógrafos convocados a una conferencia de prensa en la que no pudieron preguntar. Massa tampoco despejó ninguna de las dudas sobre las alianzas que tejerá para mantener su candidatura presidencial ni tampoco mencionó a su aliado, el gobernador cordobés Juan Manuel de la Sota, con quien selló el compromiso de dirimir en las PASO y en un espacio común la candidatura a la Casa Rosada. Mucho menos aún, reveló quién será su compañero de fórmula, los nombres de quienes reemplazarán a los que emigraron de su espacio, ni cuál será el candidato para la provincia de Buenos Aires. Poco antes de su aparición se supo que el economista y ex ministro Miguel Peirano se había sumado a la larga lista de los que abandonaron las filas del Frente Renovador.
En los escasos diez minutos que duró su discurso, Massa dejó en claro que su propuesta de campaña tendrá como eje las críticas al kirchnerismo. “Nacimos a la política argentina en el año 2013, por la necesidad y deseo de miles de argentinos de poner límites al sueño de la eternidad”, inició el recuento histórico de su fuerza política para luego señalar que había que “frenar la idea de Cristina eterna, que algunos planteaban, para modificar la Constitución”.
“Millones de argentinos eligieron marcar ese límite”, agregó para reivindicarlo como “triunfo” propio y plantar el mojón del “límite como puente hacia el futuro” en su decisión de ir por la presidencia. Claro que la estrategia dejó en el camino a muchos que lo acompañaron en aquel momento. “Soy joven y cometí errores” al “meternos en el barro de la política”, se justificó Massa sin referencia alguna a las deserciones que lo pusieron en la encrucijada de mantener o bajarse de su candidatura presidencial.
Pero eso se lo adjudicó a terceros –a los que no les puso nombre– para ratificar su disposición de continuar su pelea por llegar a la Rosada: “Les quiero decir a quienes nos empujaron, corrieron y quisieron sacarnos de la cancha y a los millones de argentinos que voy a ser presidente de Argentina y voy a ser candidato a presidente”.
También quiso marcar la dificultad de mantener económicamente su campaña electoral, y aunque afirmó que “no es una queja”, señaló desde el municipal Museo de Arte de Tigre que asumía “el desafío” de seguir adelante “sin contar con el aparato del Estado y contra viento y marea”. “Se pelea contra el látigo y la chequera”, completó en una crítica al gobierno nacional.
Antes, Massa también había cargado contra el gobernador bonaerense y precandidato kirchnerista para suceder a CFK. “Vemos en la Argentina los candidatos del silencio. (Daniel) Scioli no dice lo que piensa porque a lo mejor lo reta Cristina”, ironizó. “Quieren un cambio pero no dicen cuál es el cambio”, completó para referirse sólo con esa frase al resto del arco opositor. Tal vez pensando en los diez días que restan para presentar las listas de candidatos y las negociaciones pendientes con algunos de ellos. “Yo quiero ser el motor de ese cambio”, agregó el líder del Frente Renovador, que volvió a repetir varias de consignas sobre jubilaciones, educación –“no quiero que bajen las notas (sic) para que los chicos pasen de grado, quiero educación de calidad”, consideró– y no faltó su más caballito de batalla de la inseguridad.
Massa preparó los detalles de su anuncio. Decidido a recuperar protagonismo y ocupar el centro de la escena, hizo circular un mensaje –por email, mensajes de texto y WhatsApp– dirigidos a sus todavía fieles legisladores e intendentes en el que les sugería que “no hicieran el esfuerzo por concurrir”. La orden se entendió: ninguno de ellos estuvo ayer en Tigre, más allá del entorno más cercanos y su equipo de prensa.
Sólo compartió el protagonismo con su esposa Malena, que de pantalones negros y camisa blanca se sentó a un costado de quienes esperaban su palabra.
Otro detalle fue la puesta en escena, más estadounidense que vernácula. Massa apareció sólo, abrió la puerta de uno de los vitrales que dan a los balcones con vista al río del palaciego edificio, atravesó los veinte metros de un amplio pasillo iluminado con grandes arañas y se paró –de impecable traje azul y corbata al tono– frente a un atril con la inscripción de la consigna “El cambio justo”, plantado entre dos columnas que lo separaban del amplio salón, donde un centenar de periodistas lo esperaban. Tras diez minutos de discurso, invitó a Malena a que lo acompañara en la retirada sin responder preguntas. Se fueron juntos, abrazados, en un cierre que pareció ensayado.
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