EL PAíS › HABLA CARMEN CEBALLOS, TIA DE UNO DE LOS CHICOS MUERTOS EN JUJUY

“Estamos seguros de que lo mataron”

Cristian Ibáñez apareció ahorcado en la comisaría. Su tía dice que lo golpearon, pero la Justicia no la citó a declarar.

 Por Adriana Meyer

“A mi sobrino le pegaron hasta dejarlo inconsciente, estamos seguros de que no se suicidó”, aseguró a Página/12 Carmen Ceballos, la tía de Cristian Ibáñez, el joven que apareció ahorcado el 4 de octubre en una celda de la comisaría 39 de Libertador General San Martín. La mujer describió una serie de puntos oscuros del caso que nueve días más tarde originó la pueblada en la que fue asesinado el militante de la corriente Clasista y Combativa (CCC) Marcelo Cuellar. Una botella que no aparece, la escena del crimen alterada, horarios que no coinciden. “Una señora que salió de testigo cuando fui a llevar la ropa de Cristian me contó que vio cuando (los policías) Suvia y el Topo le pegaban con ese palo de goma, en el momento de detenerlo”, relató. Hasta ahora nunca fue citada a declarar, como tampoco su informante. Suvia está preso, acusado del homicidio de Cuellar, pero no hay ningún detenido por la muerte de Ibáñez y los familiares se quejan de la lentitud de la investigación.
Carmen Ceballos tiene 34 años, seis hijos, y se gana la vida barriendo las calles de Libertador General San Martín con un Plan Jefas y Jefes de Hogar. “Mi hermana y mi cuñado ya no saben en quién confiar, porque va pasando el tiempo y no tenemos resultados”, describió. Es contundente al hablar, pero su voz transmite cierta desazón.
–¿Cómo se enteró de la muerte de Cristian?
–Eran las 11 de la noche, estaba lloviendo y nos vinimos con otra prima y mi sobrina. Llegamos a la casa donde vivía, le preguntamos al hermano y nos contó que decían que Cristian se había ahorcado, que lo agarraron a las 12 del mediodía, ebrio y peleando, que había una señora que llamó a la policía, y que estaba en un kiosco cerca de la comisaría. También nos contó que lo tuvieron que llevar al hospital del Ingenio porque se había pegado solo con una botella. Pero yo me pregunto qué pasa con esa botella que nunca aparece, nadie me sabe decir. Al parecer la botella no se rompió, pero entonces, ¿cómo se lastimó la cabeza mi sobrino?
–¿Usted dijo que en realidad fue la policía la que le pegó en ese momento?
–Sí, me lo contó una señora en la brigada de investigaciones, me habían mandado a dejar la ropa de Cristian. Ahí buscaron dos testigos para que vieran lo que yo entregaba, justo llaman a esa señora que tenía miedo porque no quería meterse en problemas. Saqué la zapatillas, el slip y la remera, que estaba sucia pero no tenía manchas de sangre. La señora salió un rato y me dijo: yo vi cuando lo detuvieron, vi la camioneta de la policía, bajó (el policía Orlando) Suvia y uno que le dicen Topo, y el que le pega a tu sobrino es Suvia, con ese palo de goma, con la ayuda del otro, le lastimó la cabeza. Por eso digo que es mentira lo de la botella.
–¿Qué pasó con esa mujer?
–Nunca más volvió a aparecer, vive en el barrio Patricias Argentinas.
–¿Su nombre debe estar en las actas? ¿No la llamaron a declarar?
–Fui a hablar con el juez cuando entregué la ropa, pero no me atendió, le iba a contar esto, pero me dijo que no tenía tiempo y me mandó a la brigada. Después pude averiguar por medio de otro preso que estuvo ese día que a mi sobrino cuando lo llevaron le pegaron feo. Me dijeron que fue uno al que llaman Bebote, gordo y grandote, que lo dejó semidescompuesto. Incluso otro policía entró y le dijo que le dejara de pegar. Ese sábado 4 cuando él supuestamente se ahorcó fuimos a ver a un fotógrafo del barrio que la policía llevó para que fotografiara la celda. La autopsia dice que murió a las 15, pero al fotógrafo lo llamaron a las 14.45. ¿Cómo puede ser? Y cuando llegó el cuerpo no estaba colgado, supuestamente ya lo habían descolgado y la celda estaba lavada... no se por qué lo hicieron.
–¿Qué otras dudas tienen?
–Cuando llegamos al cementerio para la segunda autopsia, ya había sido desenterrado el cuerpo sin nuestra presencia ni la de los medios. Teníamos dudas porque durante la primera mi hermano le tocó la panza y no sintiólos órganos. Cari, que estaba a cargo de la comisaría 39, nos dijo que los habían donado porque mi sobrino había firmado durante las elecciones. Pero otro policía nos dijo que no, que fueron sacados para hacer estudios. El juez nos había prometido que podíamos presenciar la segunda. Un policía dijo que el cajón quedó abierto toda la noche. No sabemos qué pasó.
–¿Qué noticias tienen sobre la investigación?
–Pasaron casi dos meses, nos tienen esperando los resultados de la necropsia, no pasa nada. Encima ahora se vienen las vacaciones, tenemos miedo que todo quede en nada. El caso quedó como dormido, pero acá no se olvida. Hacemos marchas a las que va mucha gente, nos dicen que tenemos que seguir para que se esclarezca. Somos madres, tenemos chicos y a nosotras también nos puede pasar. La policía mató a mi sobrino así que tiene que pagar. Los de la comisaría están libres y sólo los cambiaron de destino. Suvia dijo que salía libre y amenazó por los medios con hacer una denuncia contra los Ibáñez y los Cuellar porque lo acusaron sin pruebas.
–¿Por qué ustedes creen que no pudo haberse suicidado?
–Estaba en tercer año del Polimodal, y en el grupo Palestra de la iglesia, iba a cantar. Sabía bien que jamás uno se tiene que quitar la vida porque el Señor no nos recibe. Tenía a su novia y muchos proyectos. Estamos convencidos de que lo mataron.

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El repudio por la injustificada muerte de Cristian Ibáñez provocó una pueblada.
 
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