Domingo, 31 de julio de 2016 | Hoy
EL PAíS › ENTREVISTA A LUIS ALBERTO QUEVEDO, SOCIOLOGO Y ESPECIALISTA EN COMUNICACION
El director de Flacso analiza la estrategia comunicativa del macrismo, las operaciones “sucias” en las redes sociales, el uso de la base de datos de la Anses y la pelea con el conductor de TV. “Son dos pesos pesado, es un empate o los dos pierden”, afirma.
Por Adriana Meyer
“El destino político de Mauricio Macri no depende de lo bien que maneja Twitter sino de la política”, afirma el sociólogo Luis Alberto Quevedo, y al mismo tiempo que elogia el manejo profesional y eficaz que hace Cambiemos de las redes sociales enfatiza que no tiene dudas de que también se maneja en la “zona sucia de la comunicación” donde hay “equipos para hacer operaciones y romper imágenes”. En diálogo con Página/12, el director de Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) y ex asesor de Daniel Filmus en su campaña a jefe de Gobierno destaca sobre el encuentro que selló el presunto distanciamiento entre el Presidente y el conductor televisivo Marcelo Tinelli que “la noticia oficial fue que son amigos y era todo broma, pero con un hombre poderoso como él se habla de negocios”. Quevedo también asegura que con el uso de la base de datos del Anses el gobierno viola la “ley y la ética política”, y señala que “es la continuidad de la política (macrista) del cuerpo a cuerpo, por otros medios”.
–¿Cuánto hay de jueguito para la tribuna, peleo y luego acuerdo?
–Hay algo serio, el modo en cual el macrismo armó un sistema de comunicación sólido con sus reglas. Una de ellas consiste en que Macri tiene al sistema público de su lado y, más poderoso aún, el sistema privado corporativo de medios, con una tercera pata que es el mejor manejo profesional en el uso de las redes sociales. Así tiene un ecosistema comunicacional con una claridad político-comunicativa muy pensada que es la de dejar una zona de la comunicación por fuera –Página/12, un par de radios o C5N– y saber que el éxito de su estrategia de comunicación no consiste en que eso no exista, porque siempre va a existir, sino en que esa zona no tenga puentes con la macro comunicación que él sí maneja. Ahi tiene una alta capacidad de hablarle a los distintos públicos con diverso lenguaje. No es lo mismo cómo le habla a TN, Radio Mitre o La Nación, o cómo habla él mismo en Instagram o Snapchat. Son redes difíciles de manejar y considero que las usa muy bien porque tiene un conjunto de profesionales que trabajan allí.
–¿Cómo sería ese sistema?
–Mantiene afuera a los que no le importan, garantiza que no haya puentes. Página/12 puede sacar un artículo sobre la reforma laboral que pretende La Nación y nadie le contesta, y la garantía es que ninguno tome los temas que sí son agenda de la oposición. En cambio, el corazón del sistema macrista sabe que le habla al 60 por ciento de la población, que lo cruza con la estrategia del cuerpo a cuerpo, o usa la base de datos de la Anses para comunicarse con el ciudadano.
–¿No es más preocupante eso que si Macri y Tinelli se pelean?
–Lo de la Anses es la profundización de algo que el macrismo viene haciendo: no hacemos actos públicos, no estamos en la calle como los partidos tradicionales, no llenamos la Plaza de Mayo, pero le hablamos uno por uno a los vecinos. Hay que tomar en serio el sistema de timbreo que armó Macri para la campaña, tanto en la provincia como en la Ciudad de Buenos Aires, donde hay un ejército de pibas y pibes con tablets, y Clarín y La Nación los mostraban a ellos haciéndolo. El uso de la base de datos de la Anses es la continuidad de la política cuerpo a cuerpo, por otros medios.
–Pero en este caso violando leyes, ¿no le parece?
–Sí, varias. Hay una violación de la confidencialidad de los datos que maneja el Estado y hay una violación a la ética en adueñarse de la mayor base de datos de Argentina. Fue una política de las más exitosas del kirchnerismo, haber creado una base de datos confiables de ciudadanos argentinos de punta a punta. El uso de eso viola la ley en primer lugar, por eso está bien que se estén presentando los amparos, pero viola toda norma ética de la política. Y lo digo con énfasis porque ellos le dan cierta naturalidad, con eso de ‘queremos decirle cosas a los ciudadanos’, como si fuera algo ingenuo. Si lo hacía otro gobierno dirían que es fascismo puro.
–¿El problema con Tinelli es que satiriza a Macri?
–No es tanto que satiriza a Macri sino que lo haga en el corazón del sistema que él tiene bien cerrado y aceitado. Tinelli está en Canal 13, en horario central con 15 a 20 puntos de audiencia garantizados, y entonces se le escapa una tortuga. No puede soportarlo. Si eso lo hace revista Barcelona o Víctor Hugo Morales a él no le importa porque no le habla a ese público, son fronteras bien delimitadas. El gueto de los opositores no le preocupa. Pero esta dura crítica apareció en el centro de su territorio.
–¿Esto explica que el Presidente haya salido de un discurso en el que estaba todo bien a confesarle a Morales Solá su malestar por lo que hizo Tinelli?
–Así es. Sale de esa zona de confort comunicacional, que necesita que esté bien abroquelada, con fronteras claras, ahí se mueve con tranquilidad. Pero le salió el dato inesperado, la serendipity, y eso es lo maravilloso de la política. Y además, la crítica se la hacen a él, si hubiera sido a otro no le hubiera dolido tanto. Sabe que viene cayendo la aprobación de imagen de gestión, de ministros, y algo la suya también. Él es el último baluarte del gobierno de Cambiemos con buena imagen.
–¿Por eso la foto con las caras cambiadas con Tinelli?
–El broche que intenta hacer es: era todo una broma. Fue todo humor.
–Clarín suele pegar hasta que logra acuerdos con los sucesivos gobiernos. ¿Esto es similar?
–Estoy de acuerdo con eso. Entonces me pregunto qué habrán arreglado. La comunicación oficial garantizada fue sacarse una foto, reir juntos, eran todo humor, son amigos. ¿De qué hablaron durante una hora? Como cuando nos preguntamos de qué hablaron San Martín y Bolívar (risas). Tinelli no es un jugador secundario en los negocios del fútbol y la comunicación en Argentina, cuyo programa tiene peso previo a las campañas electorales. Es un hombre poderoso y con un hombre poderoso se habla de negocios, no de amistad. Macri como presidente es otro poderoso, que seguramente hizo algún canje.
–¿Qué pudieron haber intercambiado?
–Algo del interés de Tinelli por el mundo del fútbol, que Macri lo sacó del juego, aunque lo niegue. No va a ser presidente de la AFA ni de la Superliga, ni será referente del continente. Pueden haber arreglado negocios televisivos o comunicacionales. Tinelli le debe haber pedido tener que ver con el mundo del fútbol a nivel institucional. Si mañana aparece como miembro de una comisión normalizadora o candidato a la AFA nos vamos a acordar de esa charla.
–¿No será que por haberlo dejado afuera Tinelli lo ridiculizó?
–Si tuviera que apostar a una razón, diría que sí. Soy hincha de San Lorenzo y lo sigo, estaba desesperado y casi tuvo en sus manos a la AFA. Con el kirchnerismo también quiso tener la transmisión de Fútbol para Todos. Este gobierno lo sacó de todo, él pagó con la misma moneda: vos tenés poder para sacarme, yo tengo poder para criticarte.
–¿Tinelli tiene un estrecho vínculo con el poder desde siempre?
–Sí. Lo tuvo muy estrecho con Carlos Menem, no fue él quien ridiculizó a Fernando de la Rúa, este ex presidente se ridiculizó a sí mismo en su programa. En todo caso, lo puso en un lugar al que De la Rúa nunca debió haber ido. También tuvo relación con Néstor y Cristina Kirchner, después se peleó porque no le dieron el Fútbol para Todos. Tinelli dialoga con todos los poderes, tengan el color que tengan.
–¿Quién gana y quien pierde tras esa cumbre en Olivos?
–Lo vamos a saber en poco tiempo si hay un ganador. Pero creo que salen dos ganadores o dos perdedores. O Macri le dio a Tinelli algo del fútbol o de negocios, no lo sabemos, y entonces le retira la sátira que le está haciendo en la televisión, y así ganan los dos. Y si no hubo acuerdo, Macri le va a seguir pegando y Tinelli lo va a seguir satirizando. Son dos jugadores pesados, es un empate o los dos pierden.
–¿Ve un intento de limitar el humor?
–No. A Macri no le importa la zona de las redes sociales que lo viven criticando, no le preocupa la revista Barcelona ni Rep. Ni responde. Va a seguir atento a su zona de confort. Negociará con los humoristas que le importan, o con los patrones de los medios, pero Tinelli no tiene patrón, en sí mismo es una unidad de negocios.
–Desde Twitter elogiaron la cuenta @CasaRosada, como usted dice, no hay improvisación.
–Para Snapchat contrató a un director de cine, su Instagram es realmente muy bueno, sabe manejar ese lenguaje, sus redes sociales están manejadas por profesionales del primer nivel. No es creatividad de Macri sino dinero invertido en su imagen. Cuando digo que es admirable me refiero a que otros gobiernos no lo hacen. De todos modos, en la comunicación política la clave es la política, no la comunicación. El destino político de Macri no depende que maneje bien Twitter, sino de la política. Ahora se le está armando un escenario político que le va a correr la cancha. También hay torpeza comunicacional y política junta, y eso fue De la Rúa.
–¿Qué opina de apelar a trolls para demonizar a quienes critican a Cambiemos?
–Efectivamente el gobierno tiene una oficina dedicada a eso. Son maneras de interferir en las redes y producir ruido con un hashtag exitoso que aparezca al día siguiente como noticia en algunos diarios. Por eso tuvo que hacer esa aclaración, que el gobierno no tuvo nada que ver con esto de Tinelli. Entonces, ¿sí tuvo que ver con otras operaciones en las redes en otros momentos? ¿Tienen un equipo trabajando para romper imágenes de personas y en este caso no lo hicieron? Me parece que hizo una confesión de parte, trabajamos en la zona sucia de la comunicación pero esta vez no fuimos.
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