EL PAíS › LOPEZ MURPHY, MACRI, BULLRICH, SOBISCH Y LOS PROVINCIALES EN CARRERA
La centroderecha busca la brújula
Con una ostensible pérdida de espacio en el debate nacional, el variado espectro de la centroderecha empieza a definir aspiraciones con la mira en las elecciones legislativas del año próximo. Tratan de recuperar protagonismo con acuerdos variopintos.
Por José Natanson
Replegados por el fulminante ascenso político de Néstor Kirchner, los representantes de la centroderecha –o de la derecha a secas– igual piensan en el futuro. El niño mimado del establishment, Ricardo López Murphy, prepara su candidatura a senador bonaerense en el 2005. En la Capital, su socia Patricia Bullrich analiza presentarse para diputada, mientras que Mauricio Macri, que acaba de pifiar su primera jugada política luego de la derrota, también analiza la posibilidad de candidatearse. En cuanto a los partidos provinciales, un sector inauguró un bloque liderado por Alberto Natale. El otro trabaja en la candidatura a presidente de Jorge Sobisch, que aspira a convertirse en la contracara de Néstor Kirchner con un discurso increíblemente menemista y el apoyo de dos socios de terror: Luis Patti y Antonio Bussi.
El bulldog
Recién llegado luego de unas vacaciones en Australia, López Murphy planea dedicar el 2004 a trabajar en el fortalecimiento de su partido, aunque con un cambio de estrategia. “El error fue dispersar los esfuerzos en todo el país. En lugar de eso debería haberse concentrado en pocos distritos, para crecer a partir de ahí”, explica uno de sus asesores, en referencia a la increíble performance del ex ministro: en la seguidilla de elecciones provinciales del año pasado, López Murphy apoyó a una serie de postulantes ignotos que le impidieron traducir su popularidad en cuotas importantes de poder institucional. Tercero en las elecciones de octubre, el economista cuenta hoy con sólo dos diputados: el porteño Hugo Martini y el tucumano Esteban Jerez.
Ahora, la idea es concentrar los esfuerzos en Capital y provincia. Viejo habitante de Adrogué, el ex funcionario prepara su candidatura a senador bonaerense, un desafío difícil, pero con algunas ventajas: la primera es el peso institucional del distrito, un centro de atención nacional que permitiría el ingreso, en caso de un buen resultado, de un número significativo de diputados. Desde el punto de vista estrictamente político, López Murphy está convencido de que podría liderar un polo antiperonista, aprovechando la debilidad del resto de los candidatos opositores y su buena performance en las zonas identificadas históricamente con la UCR, como los partidos del norte del conurbano y el interior bonaerense. “Su objetivo es convertirse en la contracara del aparato duhaldista”, se entusiasman cerca del ex ministro.
La Piba
Es curioso el camino de Patricia Bullrich, que desde su reconversión a la centroderecha parece haber construido su carrera política basándose en una especie de arrepentimiento tácito de su participación en Montoneros. Igual se la ve cómoda, y aunque en las elecciones estuvo lejos de Ibarra y Macri, consolidó un lugar en la política porteña y consiguió representación institucional. Su bloque en la Legislatura, presidido por María Eugenia Estenssoro, está integrado por seis legisladores.
Con esta base, Bullrich buscará liderar la oposición a Ibarra, criticando la gestión y al mismo tiempo marcando diferencias con Macri: dos semanas atrás, por ejemplo, su bloque se negó a tratar el proyecto de modificación del Código de Convivencia. “Creemos que hay que cambiar el Código, pero que hay que hacerlo con una discusión pública y no con sentido oportunista”, explica Bullrich, cuyos planes para el futuro se parecen a los de su socio López Murphy: en el 2005, la ex ministra encabezará la lista de diputados nacionales en la Capital.
Los provinciales
Eternos árbitros del juego legislativo, viejos conocedores de las mañas de la política, los representantes de los partidos provinciales se dividieron en dos bloques. El primero, autodenominado Juan Bautista Alberdi, está liderado por el demoprogresista Alberto Natale y lo integran once diputados, entre ellos Gabriel Llanos, del Partido Demócrata de Mendoza, el ex cavallista Guillermo Cantini, los representantes de Recrear, y dos macristas: el liberal Federico Pinedo y el radical José Vanossi, que no se unió al bloque de su partido a pesar de la previsible indignación de Raúl Alfonsín.
Aunque con orígenes partidarios disímiles, comparten el hecho de que ninguno responde a un caudillo provincial, como sí ocurre con la otra bancada, conformada por los seguidores de Jorge Sobisch, Luis Patti y Antonio Bussi, que se armó como una base política para la candidatura presidencial del gobernador de Neuquén. Pero ésa no es la única diferencia. “Todos son responsables del terrorismo de Estado: la diferencia es que unos son los autores intelectuales y los otros son los autores materiales”, aseguran en el Congreso.
Sobisch y el tren fantasma
En septiembre, Jorge Sobisch obtuvo un tercer mandato como gobernador de Neuquén con una victoria arrasadora: obtuvo casi 60 puntos, 40 de ventaja sobre su rival más inmediato. Consolidado como el jefe político indiscutido de su provincia, el líder del MPN aprovechó el triunfo para anunciar el lanzamiento de su candidatura presidencial para el 2007. Lo hizo con un discurso a contramano del nuevo humor nacional, que incluyó críticas a las principales medidas purificadoras de Kirchner, desde la derogación de las leyes de impunidad hasta el recambio en la Corte. “Con el gobierno nacional casi no tengo relaciones”, señala orgulloso.
Sobisch está enemistado con López Murphy luego de que el ex ministro elaborara un informe crítico sobre las cuentas neuquinas. “Nuestro objetivo es construir un movimiento desde el interior hacia la Capital y no al revés, que es la forma clásica de construcción política. No buscamos una candidatura mediática como fue la de López Murphy”, asegura Sobisch. Hasta ahora, el gobernador ha conseguido el apoyo de dos caudillos provinciales en relativa decadencia y con pasado represivo: el ex dictador Antonio Domingo Bussi y el ex comisario acusado de torturas Luis Patti, que sumaron sus legisladores a los cuatro diputados y los dos senadores del MPN.
Macri
Aunque la misma noche de su derrota prometió que no abandonará la pelea, a Mauricio Macri no se lo ve muy convencido. Su única jugada importante, el intento de su bloque para modificar el Código de Convivencia, falló de manera ostensible luego de que el resto de las bancadas, capitaneados por el ibarrismo, le impidieran tratar el proyecto.
“Está trabajando, lo que pasa es que no tiene un lugar institucional y estamos en un período sin elecciones”, explica uno de sus colaboradores cuando se lo consulta sobre el bajo perfil del ex hombre fuerte de Socma. Es más: algunos de sus antiguos asesores insinúan la posibilidad de que pruebe suerte en las legislativas del año que viene. Sin embargo, parece difícil que esta vez consiga el respaldo del PJ porteño, como ocurrió en los comicios de agosto. Por el momento, Macri parece más preocupado por la Copa Libertadores que por la complicada política de la Capital.