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En una denuncia que escribió en primera persona y que incluyó una pizca de ironía, Carlos Menem querelló al juez Norberto Oyarbide y al fiscal Carlos Stornelli por abuso de autoridad y prevaricato. Atado de pies y manos, sin poder hacer operaciones económicas desde la semana pasada ante la inhibición total de sus bienes, el ex presidente acusó a los funcionarios judiciales de incluir intencionalmente “información falsa” en los exhortos enviados a Suiza en la causa en que está procesado por la omisión maliciosa de una cuenta en ese país. Esa pesquisa busca, además, dilucidar si hubo lavado de dinero y falsedad ideológica. La denuncia quedó a cargo de la jueza María Romilda Servini de Cubría.
La presentación judicial que hizo Menem, como abogado de sí mismo, tiene 18 carillas y tono de represalia. Cuestiona que la investigación que surgió por no consignar una cuenta bancaria extranjera en su declaración jurada fuera sumando con el correr del tiempo otras calificaciones legales –como encubrimiento, cohecho y violación de los deberes de funcionario– reportadas a las autoridades suizas en los sucesivos exhortos que envió Oyarbide pidiendo información.
Según el riojano, la Cámara Federal sólo ordenó su procesamiento por omisión maliciosa, que es una variante de enriquecimiento ilícito, e indicó que se rastrearan otros bienes no declarados. En la última rogatoria especifica que se lo investiga, además, por lavado de dinero y falsedad ideológica. “Lamentablemente el doctor Oyarbide nos ha acostumbrado a estos cambios de humor”, se queja en el texto. Y se pregunta “qué circunstancia” lo motiva: “¿El cambio de estación? ¿El de gobierno?”, apunta, burlón.
Menem argumenta que el juez y el fiscal buscan “vulnerar las restricciones que en materia de secreto bancario tienen establecidas las autoridades de la Confederación Helvética, lo cual no puede ser admitido”. “La información brindada” a Suiza, dice el ex presidente, “es simplemente falsa”. “Lisa y llanamente se está engañando a las autoridades extranjeras”, dice. “No se trata de una mala aplicación o interpretación de la ley” sino, acusa, de “una evidente voluntad de desconocerla”. “Se trata de una cadena de hechos cometidos por Oyarbide y Stornelli en su carácter de funcionarios públicos, con violación de sus deberes y contra mis derechos y libertades civiles fundamentales”, señala.
En el juzgado aseguran por lo bajo que están “totalmente confiados con el trabajo en marcha” y esperan que Menem se presente a su nueva indagatoria el 23 de este mes. Seguirán investigándolo, igual que a su posible cadena de complicidades, mientras esperan también respuestas del viejo continente. La querella, que quedó en manos de Servini, no los alarmó demasiado. Presumen que no hay razones para que prospere.