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El gobierno nacional, a través del ministro de Justicia, Gustavo Beliz, y la familia de José Luis Cabezas salieron ayer a cuestionar la forma en que se aplicaría la ley del dos por uno en el caso de uno de los asesinos del reportero gráfico Cabezas, José Luis Auge, condenado a 18 años de prisión y que, según su defensa, debería obtener la libertad condicional en las próximas dos semanas. Beliz anunció que por orden del presidente Néstor Kirchner se pondría en marcha “un respaldo legislativo para que no se aplique de forma obtusa e indebida la ley del dos por uno”. El caso Cabezas fue un ejemplo muy nítido de la alianza entre policías y delincuentes, ya que Auge, un ladrón del barrio platense Los Hornos, fue contratado por el oficial Gustavo Prellezo, quien lo trasladó en su auto a Pinamar, lo alojó en un departamento alquilado por otro policía y luego lo usó como mano de obra en la operación en la que secuestraron al fotógrafo, le pusieron esposas, le pegaron dos tiros en la nuca y finalmente quemaron su cuerpo.
La Cámara de Casación penal bonaerense ratificó en un fallo reciente la aplicación de la ley del dos por uno en todos los casos de delitos cometidos antes de la derogación de esa ley. La polémica por la eventual libertad de Auge está centrada en los siguientes hechos y cálculos:
- El bárbaro asesinato del fotógrafo fue el 25 de febrero de 1997. Pocos meses después fueron detenidos los cuatro ladrones de Los Hornos, quienes intervinieron en la operación de secuestro y asesinato junto a tres policías.
- La ley del dos por uno establecía que los dos primeros años de prisión se computan en forma simple, porque ése es el tiempo normal de un proceso, pero desde ese momento cada año de prisión sin sentencia firme se computa como doble porque se considera que el ciudadano está preso en forma injusta ya que no se probó su culpabilidad. Prima el criterio de que la persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario.
- En febrero de 2000, los horneros y los policías fueron condenados, la mayoría a prisión perpetua, pero Auge a 18 años porque pese a integrar el grupo todos declararon que estaba muy borracho y drogado, por lo cual se quedó en el auto cuando le pegaron a Cabezas el tiro en la nuca. Según la defensa, a cargo de Fernando Burlando, el fallo no está firme porque se apelaron distintos aspectos de la sentencia y el caso terminará llegando a la Corte Suprema. Para Beliz y los familiares de Cabezas, las sucesivas apelaciones sólo buscaron dilatar las cosas y el objetivo era ganar y ganar tiempo porque todo ese lapso sería computado en forma doble.
- Por la ley del dos por uno, si Auge está preso desde 1997, los dos primeros años, hasta 1999, se computan en forma simple. A partir de allí, los siguientes cinco años hasta ahora, 2004, se calculan como dobles. Esto totaliza dos años hasta el ‘99 y diez hasta 2004, lo que hace un total de 12. Como la libertad condicional se puede obtener cumplidos dos tercios de la condena, Auge estaría en condiciones de salir a la calle.
La polémica que plantean tanto Beliz como el abogado de la familia Cabezas, Alejandro Vecchi, es que no se puede computar el dos por uno después del fallo de enero de 2000, emitido por un tribunal después de un largo y detallado juicio oral. Allí terminó la presunción de inocencia y no se puede aducir dilaciones. De acuerdo con el cálculo establecido a partir de considerar firme el fallo del tribunal oral, Auge recién podría salir en libertad condicional en el año 2009.
Tomando en cuenta esta situación, Beliz les transmitió a las autoridades provinciales “la necesidad de derogar normativas como éstas y precisar y detallar que las sentencias son firmes o que se termina la presunción de inocencia con los fallos de los tribunales de primera instancia”. Vecchi, el abogado de los Cabezas, sostuvo que “la ley del dos por uno se hizo enbeneficio de los inocentes, no de los culpables, y la condena del tribunal oral, después de un extenso juicio, tiene toda la firmeza”.
Beliz redondeó el concepto: “Lo que se está discutiendo a nivel nacional, tras el crimen de Axel Blumberg, es justamente esto y se reproduce en muchos otros casos que en la medida que sean interpretados de esta manera inapropiada corren el riesgo de dejar en libertad de forma irregular a asesinos, algo que no se puede tolerar”.