EL PAíS
Expectativas que se van moderando
No es que haya una ola de pesimismo, pero baja la cantidad de gente que cree que las cosas irán mejor.
Por Raúl Kollmann
Según coincide la gran mayoría de los encuestadores, el presidente Néstor Kirchner mantiene sus altos niveles de aprobación –entre el 60 y el 80 por ciento, de acuerdo con las distintas consultoras–, pero los puntos complicados en el horizonte tienen que ver con las expectativas de la población: va bajando la cantidad de gente que cree que al país y a su propio hogar le irá mejor en los próximos meses. Tampoco existe un brote de pesimismo: son pocos los que creen que la situación va a empeorar, pero lo que se ve en los trabajos de opinión pública es que quienes van creciendo son los que opinan que las cosas tenderán a seguir igual, sin grandes cambios. Una parte de los fundamentos de esa mirada que hoy tiene la gente puede verse en lo que opinan sobre los atributos personales del Presidente: no hay grandes expectativas en algunas áreas como la conducción del peronismo, la relación con las fuerzas de oposición o las cuestiones relacionadas con seguridad.
En el más reciente trabajo de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), la consultora que lidera Enrique Zuleta Puceiro, se le preguntó a la gente si está o no de acuerdo con el presidente Kirchner. En total se entrevistaron 1000 personas de todo el país, con resguardo de las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
Ocho de cada diez personas dicen que respaldan al Presidente, algo que se deriva de dos factores fundamentales. Para el ciudadano común no hay alternativas de relevancia en la oposición ni en el peronismo y, además, los que hoy son percibidos como adversarios del primer mandatario –empresas privatizadas, bancos, policías, piqueteros, militares– son de los peor evaluados por la gente. De manera que un encuestado puede optar por la siguiente respuesta típica: “¿Estoy con el Gobierno? Sí, no estoy con los que se oponen al Gobierno. Pero, ¿este es un buen gobierno? Más o menos. No está claro para adónde va y en algunos temas puntuales no lo veo hacer las cosas bien”. Semejantes respuestas explican la aparente contradicción entre un gobierno que tiene apoyo, pero que cuando se evalúan elementos concretos de su política afronta críticas.
En este marco, también se entiende un descenso en las expectativas sobre el futuro. Consultoras como Catterberg y Asociados han mostrado cuadros en que se nota claramente un descenso categórico en la cantidad de encuestados que creen que las cosas van a mejorar en los próximos meses, mientras que suben quienes afirman que las cosas van a seguir igual. Un elemento adicional para esa visión está en el hecho de que el estilo presidencial dejó de ser una novedad y tras un año de gobierno se ha convertido en algo habitual, bien visto –no se percibe corrupción, hay acercamiento con la gente, se lo ve emocional–, pero ya es parte de una geografía habitual. Y cuando se evalúa cómo van a avanzar las características de Kirchner en el próximo período, algunos de los puntos más débiles son los que justamente están en el centro de la escena. Sólo 18 por ciento cree que incrementará su conducción del justicialismo, un dato de importancia cuando se habla tanto de la interna con Eduardo Duhalde. Un 23 por ciento cree que mejorará en la relación con la oposición, otro factor de preocupación por los choques con los sectores piqueteros.
El punto fuerte con el que cuenta hoy el primer mandatario es que no tiene enfrente un sector crítico fuerte, quienes se manifiestan en desacuerdo con el Presidente son porcentuales todavía bajos y no son pocos los consultores que afirman que, a la luz de los datos de las encuestas, el Gobierno debería pensar en relanzamientos, planteo de nuevas estrategias y mensajes renovados que reenciendan las expectativas.