EL PAíS
“Los piqueteros tienen que ir a laburar y dejarse de embromar”
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, criticó a los desocupados por las protestas del viernes. El más denostado fue Castells.
Envalentonado por la floja convocatoria que los piqueteros opositores mostraron el viernes, el Gobierno se lanzó ayer a la ofensiva a través de una de sus espadas mediáticas. En un argumento de evidente profundidad, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, instó a los desocupados a dejar las calles y a ponerse a trabajar. “Tienen que ir a laburar y dejarse de embromar con estas cosas”, cargó. “Aunque no sea trabajo genuino como están buscando, podrían encontrar (trabajo) en cooperativas, en huertas, en panaderías”, propuso. El viernes, las organizaciones que integran la Asamblea Nacional de Trabajadores –vinculadas a los partidos de izquierda– hicieron cortes de ruta en la Panamericana, La Matanza y el puente Pueyrredón. El número de las protestas y el énfasis que le dieron algunos medios a la supuesta “debilidad” facilitaron la respuesta oficial.
El encargado de retomar la iniciativa hacia los piqueteros fue otra vez uno de los Fernández. En las típicas declaraciones radiales de fin de semana, Aníbal cuestionó que los piqueteros hayan hecho actos por la “situación de Venezuela o porque no les paguemos al Fondo”. “¿Qué tiene que ver eso con la necesidad de la gente?”, se preguntó. Se refería a los movimientos MTD Aníbal Verón, Corriente Clasista y Combativa, MST Teresa Vive y Movimiento Territorial de Liberación, que el viernes realizaron un acto en el Congreso para reclamar por varios puntos, entre los que sobresalía el apoyo unánime a Hugo Chávez en el referéndum de hoy.
Aunque no lo haya explicitado, el planteo de Fernández esconde una discusión sobre el derecho a hacer política que –más allá de sus reivindicaciones específicas– tienen los desocupados. En sus declaraciones, además, el ministro exhortó a los “dirigentes piqueteros” a dejar de hacer protestas y a buscar un trabajo. “Yo leía en los diarios de esta mañana que un dirigente piquetero decía ‘nosotros vamos a seguir estando acá porque si no, qué vamos a hacer’. Tienen que ir a laburar, hay que dejarse de embromar con estas cosas”, dijo el funcionario, que, interpelado por los periodistas que lo entrevistaban, reconoció que altísimo índice de desempleo sigue siendo uno de los principales problemas del país. “Aunque no sea trabajo genuino como están buscando, podrían encontrar (trabajo) en cooperativas, en huertas, en panaderías”, acotó. La serie de cuestionamientos que realizó Fernández respondía a cierta inquietud que existiría en las filas piqueteras por el desgaste del corte de ruta como herramienta permanente de lucha y búsqueda de visibilidad.
Sin embargo, en los últimos tiempos el Gobierno se mostró más preocupado por las urgencias: cómo encontrar una sensación de triunfo en la relación con los piqueteros. En especial por las dificultades que ese frente de conflicto, agitado por algunos medios, había creado en la relación del oficialismo con el electorado porteño. Esa sensación se produjo ayer. En los algunos sectores del oficialismo incluían ese dato en el marco de la tregua con Eduardo Duhalde: el viernes, desde Caracas, el titular de la comisión de representantes permanentes del Mercosur había dicho que “los dirigentes piqueteros tienen actitudes grotescas”.
Empujados por la ayuda del socio (ahora pacificado), en el Gobierno aprovecharon que la jornada piquetera no había sido como otras para volver a la carga: quien concentró la mayoría de las críticas fue el barbado Raúl Castells, del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD). Aníbal Fernández, otra vez, lo cuestionó duramente por su decisión de no responder a la citación de la Justicia por la ocupación del casino del Chaco. “Alguna cosa habrá hecho. Estas cosas son delitos y se tienen que pagar”, aseguró el ministro. Pero Castells no sólo concitó críticas sobre su persona. Su reciente reunión con el camionero Hugo Moyano también generó cierto resquebrajamiento dentro de la CGT. “Habría que preguntarle a él (por Moyano) cuáles son sus intenciones, por qué pretende aceptar ese tipo de imposiciones (por la reunión con Castells)”, dijo Susana Rueda, su compañera dentro del triunvirato cegetista.