EL PAíS › REPORTAJE A CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER
“Este gobierno no tiene ninguna fortaleza”
La senadora por Santa Cruz sostiene que hay que llamar a elecciones para recomponer el poder y la legitimidad en el país. Explica por qué su provincia no firmó el acuerdo de 14 puntos y habla del Senado y el FMI.
Por Sergio Moreno
Cristina Fernández de Kirchner es conocida porque se hizo, a los codazos, un lugar en la política argentina. Dura, vehemente, convencida de lo que dice, la senadora por Santa Cruz no acostumbra a dar la razón a quien ella cree que no la tiene. Dueña de una de las voces que se alzan pidiendo elecciones anticipadas como método para devolver la confianza de los argentinos en las instituciones y –si ese milagro ocurre– en la política, no duda en decir que esta dirigencia está agotada. Alejada del derrotero del gobierno nacional, consciente de la gravedad de la situación, Cristina Kirchner habla del Senado actual, cuenta por qué su provincia no firmó el acuerdo de 14 puntos y sostiene que, de haber comicios, deberían ser por ley de lemas.
–¿Por qué Santa Cruz no firmó el acuerdo con Duhalde?
–El documento de Olivos es un compendio de buenas intenciones por un lado, requisito exigidos por el FMI por el otro, algunos francamente absurdos. Por ejemplo, se habla del compromiso de pagar, de votar o de tener una ley de coparticipación a 60 días. Si no pudimos conciliar intereses entre Nación y provincia cuando había un sistema político hegemónico en el oficialismo durante el menemismo, donde estábamos creciendo al ritmo del 8 por ciento, donde había ahorro interno y crédito interno y externo, ¿cómo vamos a conciliar ahora, con la Nación en ruinas, sin recaudación, sin créditos? Se puede ser voluntarista, pero no irracional.
–Eso lo firmaron los gobernadores.
–Digamos una manifestación de buena voluntad, a mí me preocupa que cualquiera de ellos pueda creer que eso cierto.
–Por lo pronto parece que en el Fondo toman eso como algo a cumplir, han celebrado la realización de este documento en estos términos.
–Creo que hay una suerte de teatralización de las cosas, donde parece que todos están arriba de un escenario, sabiendo que están actuando, sabiendo que nada de lo que pasa es cierto. Realmente creer que se puede gobernar el país mediante una asamblea de gobernadores y legisladores, me parece sencillamente un disparate absoluto.
–¿Cuál es la fortaleza que tiene este gobierno?
–Este gobierno no tiene ninguna fortaleza. A la crisis de representación que ya se veía venir y quedó patentizada en las últimas elecciones, se le sumó ahora que se acabó la dialéctica del poder político e institucional en la República Argentina, el poder es esencialmente una dialéctica, en la cual alguien imparte una decisión, una orden, una voluntad y hay del otro lado la sociedad dispuesta a cumplir, a acatar esa disposición, esa voluntad. Eso está roto en la Argentina, nadie está dispuesto a obedecer a nadie, se ha roto la dialéctica del poder y por lo tanto, se pueden juntar los 24 gobernadores, los 300 y pico de legisladores en Olivos, y no tener poder y eso es lo que realmente está sucediendo. Este gobierno carecía de legitimidad de origen y ahora también carece de legimitidad de ejercicio, porque no hay capacidad para sortear la crisis sino que al contrario la han complicado aún más.
–En este escenario, ¿usted cree que Duhalde llegará a las elecciones del año que viene, a setiembre?
–Lo más gracioso de todo es que no importaría que yo no creyera, sería una más en definitiva; es que no lo cree nadie. Lo que pasa es que yo lo verbalizo y lo digo públicamente. Pero nadie absolutamente nadie lo cree.
–Sus pares, los senadores, ¿tampoco lo creen?
–Tampoco lo creen, los senadores que se acercaban a mi banca decían “¿cuánto dura? ¿30 días, 60 días?”. Qué sé yo cuánto dura. Parece que la dirigencia está dispuesta a suicidarse tipo ese reverendo de Guyana, Jim Jones, porque saben lo que está pasando, sin embargo, verbalizan públicamente una cosa y después dicen otra cosa internamente.
–La sensación es que Duhalde, después de lo que ocurrió a partir del lunes, sigue siendo Presidente porque nadie se quiso hacer cargo de la Presidencia en estas condiciones.
–Porque estaba el vacío de poder, porque se produce que este Presidente no sabe qué hacer, y que confiesa que no sabe qué hacer. El hecho de decir a los gobernadores, bueno vengan y pongan un ministro y den la solución es... A mí me da la sensación que lo único que le queda por hacer es irse.
–Su posición y la de Néstor Kirchner es favorable a adelantar las elecciones...
–A esta altura yo hablo de elecciones por necesidad más que anticipadas. Creo que en enero se hubiera tenido tiempo de hacerlas en forma más organizada, menos caótica, yo tengo mucho temor de que las elecciones sean entre saqueos y represión.
–¿Cuál es el escenario que usted vislumbra en el que se van a producir esas elecciones?
–Un escenario un tanto caótico. No es que lo anuncie con un sentido apocalíptico, anunciando cataclismos o las siete plagas de Egipto; esto vas más allá de mi voluntad y más allá de mi análisis. Todo indica que necesariamente va a ser así.
–En ese escenario de conflictos, de crisis donde se van a realizar las elecciones, ¿cómo cree que se puedan llevar adelante, en cuánto tiempo?
–Mire, un proceso electoral, tal cual nosotros lo preveíamos en enero, llevaría 120 días, una cosa así.
–¿Cuatro meses? ¿Se puede tener al país, en estas condiciones, en un proceso electoral de cuatro meses?
–Bueno, claro, lo que pasa es que estamos sometidos a una situación, en la cual todo va a ser peor. Además, esto no es sólo un problema del plan económico sino de contención política y formulación de un objetivo, de un rumbo, que además, el propio Presidente por su propio carácter de transición, más allá de su falta de la capacidad concreta que ha evidenciado para orientar un rumbo, es una limitante completa en la Argentina de hoy.
–El rumbo acaba de ser trazado en el plan de 14 puntos, cuatro de los cuales hablan de hacer lo que sea al lado del FMI.
–Sí, bueno, pero son expresiones de voluntarismo, hacer lo que sea al lado del Fondo.
–Yo pensaba en cuestiones muy concretas que son puntos que pidió el Fondo, derogar subversión económica, ley de quiebras, no salirse del mundo, la ley de coparticipación, el pacto bilateral entre Nación y provincia para que se monitoreen los déficits fiscales.
–Con este escenario de hoy, no se pueden conciliar intereses en una Argentina que está así organizada, un país donde no hay crédito interno y externo, no hay ahorro, está en ruina la Nación y las provincias, no hay recaudación, no hay sistema financiero, algunos dicen que el dólar puede estar a fin de año a 8 pesos, otros hablan de 10 pesos y otros de 15 pesos... Me parece que nadie cree que en 60 días salga una nueva ley de coparticipación. Sobre el tema de subversión económica, conozco muchos legisladores que no están dispuestos a aprobar una norma que imponga impunidad a los banqueros. Más allá de ponerse a discutir si hay tipología penal abierta o no, me parece que la oportunidad establece muy claramente cuál es el objetivo que persigue la sanción de esa norma, y está siendo discutido por muchos legisladores. Lo mismo pasa con la ley de quiebras, es un conjunto de buenas intenciones, es un conjunto de requisitos exigidos por el Fondo.
–¿Cree que va a haber diferencias entre lo que fue el plan Remes y lo que pueda hacer Lavagna?
–Yo no creo que el problema sea Remes o Lavagna ni el plan económico. Dada la situación de crisis de licuación de poder y demás, y además por nuestra propia historia, en la República Argentina normalmente el problema siempre está en el Presidente y la solución también.
–Entonces volvemos a la necesidad de elecciones.
–Y volvemos a lo de siempre. Volvemos al punto de partida.
–Ustedes, el PJ de Santa Cruz, ¿va a competir en una interna del peronismo, o piensan romper con el partido?
–Yo no creo que se pueda dar una interna en los sentidos tradicionales, además sería el acabóse.
–¿Entonces?
–Sería por ley de Lemas y me parece que sería con un sistema de absoluta transparencia en cuanto a la designación de candidatos. Además no deben ser elecciones presidenciales únicamente, ojo, deben ser elecciones presidenciales, de diputados, de todos. ¿A quién se le ocurre que en este marco de crisis puede venir un nuevo presidente a gobernar con este Parlamento? Sería un despropósito.
–Usted es senadora por segunda vez. Este Senado que ve ahora, que fue elegido por el voto popular, ¿es mejor o es peor que el anterior?
–En realidad, este Senado, por supuesto, es mejor que el anterior; tampoco hace falta mucho para ser mejor que el anterior. Pero lo que es más característico, en lo que uno puede observar en lo vertiginoso de la crisis, es que licuó su poder, su representación, en muy poco tiempo. Esto es lo que marca la necesidad de una vuelta de tuerca en serio.