EL PAíS › EL SUCESOR DE REMES DEBUTA EN EL PUESTO JUGANDO LA FINAL DEL MUNDIAL
Dólar, ten piedad de Lavagna y el Presi
Aunque es casi seguro que, además de los bancos, también reabra mañana el mercado cambiario, el Banco Central lo mantendría cerrado si hoy el ministro de Economía, Roberto Lavagna, no le confirma que sostendrá la flotación del dólar como un régimen permanente. Continuidad en la estrategia de acordar con el Fondo, aunque con matices.
Por Julio Nudler
Tras una semana de parálisis, mañana reabren plenamente los bancos y, en principio, vuelve a operar el mercado cambiario, limitado en los últimos días a los arbolitos. Pero el Banco Central condiciona la reapertura del tráfico de moneda extranjera a que Roberto Lavagna, desde ayer nuevo ministro de Economía, confirme la flotación como régimen cambiario permanente. Si, en vez de ello, se propusiera implantar días después otra mecánica (tipo de cambio fijo, banda cambiaria explícita o el que fuere), el BCRA optaría por mantener mientras tanto el feriado, según reveló anoche a Página/12 una alta fuente del instituto emisor. De todas formas, el mismo informante juzgó que “hay un 95 por ciento de probabilidad de que reabramos el mercado”, en base al contacto directo sostenido con Lavagna el viernes. La certeza recién se alcanzaría esta mañana, ya que a las 10 comenzará en Hipólito Yrigoyen 250 una reunión entre el flamante dueño de casa y el equipo que haya logrado conformar, por un lado, y Mario Blejer, presidente del Central, y sus colaboradores inmediatos, por el otro. Si en ese encuentro no surgen desacuerdos, Lavagna afrontará mañana su primer gran test, ya que una disparada del dólar, o incluso la necesidad de una intervención masiva del Banco Central para evitarla, afectarían su crédito político, que es por ahora una página en blanco.
En todo caso, el debutante cuenta a su favor con la Ley Antigoteo, que tiende a impedir que un mero amparo judicial se convierta en un arma para retirar fondos cautivos en el corralito. El viernes 19 se extrajeron 350 millones de pesos solo por las medidas cautelares, catapultando el dólar a 3,30, y fue esa hemorragia la que obligó a cerrar los bancos. Ahora la idea del BCRA es impedir –al menos por un tiempo–, mediante fuertes ventas de dólares de las reservas si llegare a ser preciso, que el peso se devalúe aún más.
Hay que considerar que el jueves tendrán que darse a conocer los índices de precios, y se aguarda y teme que el IPC (precios al consumidor) muestre un salto escalofriante. Si al mismo tiempo estuviera subiendo el dólar, la ola de descontento y reclamos se tornaría imparable. En cuanto al Plan Bónex de Jorge Remes Lenicov para el canje forzoso de los plazos fijos, que el Senado bochó, aún no ha sido reformulado, pero Lavagna pretende que los bancos privados respalden los títulos a emitir con sus carteras de crédito, de modo que esa cuestión clave permanece indefinida. Otro tanto ocurre con el CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia), y puede presumirse que si no se lo elimina para cuando se publiquen los nuevos datos de la inflación, a los deudores les estallarán los nervios.
En relación con todos estos puntos, el BCRA sostiene las siguientes posiciones:
- Si el ministro quiere seguir la discusión sobre el régimen cambiario más conveniente, es preferible mantener cerrado el mercado.
- Puede haber una idea de techo y piso para el dólar, pero esa banda no será explicitada.
- Aunque se esté en contra de la pérdida de reservas, cuando hay una situación caótica como la actual es preciso intervenir para que el caos no sea absoluto.
- Para los plazos fijos podrá haber una combinación de Bónex y bonos privados, emitidos por cada banco. Es buena la idea de que cada entidad libre su título respaldado por un fideicomiso, formado con su cartera de créditos, pero conduciría a cotizaciones muy diferentes de decenas de bonos. De esa manera, cualquier pequeño banco regional cuyo papel cotizase mal quedaría muy amenazado. Una alternativa mejor, que se está estudiando, es que el Estado emita Bónex y los entregue a los bancos en canje por las acreencias de esos bancos contra el Estado (el préstamo garantizado y otras), y que a su vez esos Bónex sirvan de respaldo a los emitidos por cada banco, lo cual acotaría la brecha entre éstos.
- En relación con las cuentas a la vista podría adoptarse un esquema similar. En uno y otro caso, no hay razón para hacer distingos entre bancos públicos y privados.
- Si por esta vía se resolviera el pasivo de los bancos, resultaría más fácil suprimir la aplicación del CER a los créditos bancarios porque ya no existiría la necesidad de tratar de igual modo pasivos y activos.
- El BCRA seguirá apoyando a los bancos con redescuentos por iliquidez, pero se otorgarán “muy juiciosamente”. El Central no permitirá que el sistema bancario colapse por una corrida en los próximos dos o tres días, fruto del caos reciente. Pero será redoblada la presión para que todos los bancos, tanto extranjeros como nacionales, en especial los grandes, aporten fondos propios. Esto es imprescindible para que el público se tranquilice, viendo que el Central no es la única garantía de liquidez, porque de lo contrario deducirá que se marcha a una hiperinflación.
- Junto con la reapertura de los mercados, el Central saldrá a ofrecer mañana letras a altas tasas para restarle demanda al dólar, aunque sin saber cuánto eco logrará.
- Respecto del suspendido Scotiabank Quilmes, todavía no hay acuerdo porque el BCRA insiste en que los accionistas canadienses traigan más fondos, como sí estarían haciendo, o prometiendo que harán, otras entidades extranjeras. En principio, el Central no cree que se vea obligado a suspender más bancos en el futuro próximo, o al menos ése es el sentimiento que deja trascender.
Por ahora le está resultando lógicamente muy difícil a Lavagna avanzar en el diseño de su plan antiincendio al no haber conformado su equipo de colaboradores, ya que le cuesta encontrar quién acepte el convite. Ayer se daba por cierto que el papel de viceministro, que venía cumpliendo Jorge Todesca, será asumido por Luis García, dueño de la frutera Moño Azul, quien ocupara la subsecretaría de Gestión y Modernización Industrial cuando Lavagna ejercía como secretario de Industria y Comercio Exterior de Raúl Alfonsín y se proponía conferir a la SICE la proyección del MITI japonés. Dando un sonoro portazo, Lavagna abandonó en 1987 el Gobierno denunciando el “festival de bonos” que lanzaban Juan Sourrouille (Economía) y José Luis Machinea (Banco Central), y cuyo inventor era Mario Vicens, entonces director del BCRA. En aquellas tensas circunstancias, cuando empezaba a caerse el Plan Austral, Lavagna se alejó de Alfonsín para sumarse a la llamada “cafieradora”. Pero ahora, por esas vueltas del destino, Lavagna se puede ver obligado a lanzar su propio festival si quiere evitar un caótico derrumbe de decenas de bancos.
Según lo que surgió de las reuniones de las que participó ayer el nuevo morador del Palacio de Hacienda con el Presidente, gobernadores y parlamentarios, Lavagna tiende a despegarse en alguna medida de las posiciones que sustentaba el tándem Remes-Todesca. La coincidencia fundamental es ir hacia un acuerdo con el Fondo y, de manera más general, evitar el aislamiento. Dijo que suscribir un nuevo programa con el FMI es como obtener un “certificado de calidad” para la Argentina, que “abre las puertas del mundo”. Pero, en otros puntos, Lavagna parece querer avanzar por carriles algo diferentes.
Por un lado, reformular el Plan Bónex para que el Estado no se haga graciosamente cargo de pasivos que en realidad son de los bancos. Por el otro, dejar de demonizar a las provincias: ayer complació a los gobernadores afirmando que son sólo responsables de un tercio del déficit fiscal consolidado. Esta no es precisamente la visión del FMI.
Como parte de la furiosa batalla que se libra en torno del encogido negocio financiero, mañana publicará una solicitada Abappra, asociación que nuclea a bancos como el Nación, el Provincia, el Ciudad y numerosas entidades privadas nacionales, y está enfrentada con ABA, Asociación de Bancos de la Argentina, donde se abroquelan fundamentalmente los extranjeros. Abappra lanzará una advertencia frente al peligro de que algunos jueces insistan en vaciar las bóvedas a golpes de amparo,indicando que se estaría condenando a la quiebra al sistema bancario ya que sus depósitos representan 2,5 veces su patrimonio. El anuncio arremeterá también contra la intención de offshoreizar la banca (es decir, sustraerla de la ley argentina), opción que impulsan algunos economistas liberales. “El país necesita que el ahorro de los argentinos se canalice al trabajo y la producción de los argentinos”, proclamará el texto.