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“Testigos del Diálogo” es el título del documento que los obispos católicos emitieron ayer para reiterar –en términos similares a los que vienen utilizando en los últimos tiempos– que continuarán contribuyendo al Diálogo Argentino, insistir en que se han dado los pasos necesarios para garantizar que distintos sectores se expresaran y que “ahora es necesario que quienes tienen el poder implementen las reformas”. El texto de cuatro carillas hace un recuento histórico de los pasos que se dieron desde enero en el marco del Diálogo Argentino convocado por Eduardo Duhalde, reitera la posición eclesiástica de ofrecerse como “espacio de encuentro” y advierte que “para la Iglesia dialogar no es claudicar, ni entrar en connivencia con algún sector”. Lo que puede entenderse como una respuesta directa a quienes, desde dentro y fuera de la Iglesia, señalan que la continuidad eclesiástica en el espacio del Diálogo está convalidando la actitud negligente del Gobierno y de la dirigencia que no aporta soluciones concretas a los problemas del país.
Durante toda la semana en que estuvieron reunidos en asamblea, los obispos debatieron distintas alternativas a seguir respecto del Diálogo, dado que el mandato inicialmente otorgado a los tres obispos delegados (Jorge Casaretto, Juan Carlos Maccarone y Artemio Staffolani) vencía precisamente en esta oportunidad. Ahora el Episcopado en pleno decidió continuar auspiciando el Diálogo Argentino porque éste “se manifestó como una experiencia apasionante en la que aparecieron las grandezas y las miserias de nuestro país” y porque “si analizamos la dificilísima situación de los pasados meses de diciembre y enero, la primera constatación positiva ha sido que la mayor parte de la ciudadanía hizo una clara opción por el diálogo y la paz y no por la violencia”. Según los obispos, “la segunda constatación positiva es que en la Argentina existe un enorme capital pensante que se expresó en múltiples propuestas de superación de nuestra crisis”.
Los obispos alabaron también la constitución de mesas sectoriales en el marco del Diálogo, pero se quejaron amargamente de que nunca se haya convocado a una mesa que estudiara la reforma del Estado. “Si no se avanzó es porque hay palos en la rueda, porque hay intereses y no por una distracción”, subrayó el cardenal Jorge Bergoglio, quien estuvo en la conferencia de prensa junto al presidente del Episcopado, Estanislao Karlic, al arzobispo rosarino Eduardo Mirás y al secretario general de la Conferencia, el obispo auxiliar de Buenos Aires Guillermo Rodríguez Melgarejo.
Los propios obispos se preguntan en su declaración “por qué no terminamos de encontrar los caminos” si hay voluntad de diálogo y propuestas. “Una vez más tenemos que decirlo: los intereses sectoriales y corporativos siguen siendo poderosos. Son las grandes barreras que impiden la construcción del bien común. Esta es la gran enfermedad que padecemos los argentinos. Por eso los resultados del Diálogo no se han transformado hasta la fecha en el plan de acción de este nuevo momento de la Patria.” “Denunciamos falta de grandeza, que es falta de amor”, acotó Bergoglio.
Para los obispos una prueba final sobre el Diálogo será que los dirigentes políticos accedan a firmar el texto de un “acuerdo nacional” emanado de la Mesa del Diálogo y que, entre otros compromisos, establece las características de la transición y la renuncia a todos los cargos electivos para un llamado a comicios generales el año próximo. La fecha límite para suscribir ese acuerdo se estableció en el 9 de julio. Mientras tanto el Episcopado manifestó su “disposición a continuar colaborando” y ello se refleja en la ratificación del mandato de los tres obispos delegados al Diálogo, en la ampliación de esa comisión con por lo menos tres obispos más cuyos nombres todavía no se conocieron, y en la constitución de un grupo ampliado de asesores laicos que estará comandado por la economista Cristina Calvo, quien además se desempeña como coordinadora nacional de Cáritas.