EL PAíS › EL SENADO LE DIO MEDIA SANCION AL
PROYECTO DE LAVAGNA SOBRE EL CANJE DE DEUDA

Si no aceptan, a quejarse al Congreso

En tiempo record, el Gobierno obtuvo el apoyo de los bloques mayoritarios de la Cámara alta para votar el proyecto que pretende garantizar que no habrá otra oferta después del cierre del canje. El miércoles próximo, Diputados lo convertiría en ley.

 Por Eduardo Tagliaferro

Veinte horas después que el ministro de Economía Roberto Lavagna anunció que enviaría al Congreso un proyecto en el que se ratifica la oferta a los tenedores de bonos en cesación de pagos y en el que se reafirma que no habrá una reapertura del canje de deuda que finaliza el 25 de febrero, la iniciativa ya cuenta con media sanción favorable del Senado. Todo en un tiempo record y frenético. El suficiente como para reafirmar la voluntad del Gobierno y también para dejar en claro el respaldo que el Congreso les da a esas negociaciones. Cuarenta y seis fueron los que votaron por el sí. La mayoría de ellos lo hizo argumentando que la medida defiende los intereses nacionales. No hubo votos en contra, tan solo cuatro abstenciones: las de los puntanos Liliana Negre de Alonso y Néstor Ochoa, la sanjuanina Nancy Avelín y la del socialista santafesino Rubén Giustiniani.
El oficialismo no oculta que la movida pretende desalentar cualquier tipo de especulaciones sobre una mejora de la oferta. Las suspicacias tienen nombre y apellido. Apuntan a algunos tenedores de títulos, algunos lobbistas y también a algunos de los economistas que suelen formar parte del establishment que sostuvo las políticas de apertura económica en los años ‘90. Fue el titular de la bancada oficialista, el rionegrino Miguel Angel Pichetto, el encargado de subrayar de quiénes hablaba. Mencionó a los agoreros que luego de la devaluación “especulaban con un dólar a diez pesos”, en obvia referencia al economista Miguel Angel Broda. También ubicó en este grupo a Manuel Solanet, de quien incluso recordó sus antecedentes como funcionario de la dictadura. No se olvidó de Carlos Melconian, un economista que supo estar cercano al menemismo; ni de Ricardo López Murphy. Para no enemistarse con los radicales resaltó que por suerte López Murphy había abandonado las filas de ese partido. Para el legislador los comentarios de estos economistas buscaban hacer naufragar el proceso del canje de deuda que viene impulsando el Gobierno. Por eso en su crítica también destacó el papel de los medios que amplifican esos comentarios.
Los dichos de Pichetto no ponían en peligro el respaldo de los restantes bloques. El apoyo mayoritario del cuerpo había comenzado a construirse a primera hora de la mañana cuando los titulares de la mayoría de los bloques de la Cámara alta se reunieron con Lavagna y con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. La iniciativa oficial había ingresado al Senado a última hora del miércoles. Luego de la reunión con Lavagna y Fernández, los legisladores de la Comisión de Presupuesto votaron el dictamen que impulsa la iniciativa. Con el respaldo de la oposición, el resto era un trámite.
Ese trámite comenzó con la exposición del chaqueño Jorge Capitanich, titular de la Comisión de Presupuesto. Destacó que se estaba hablando de la reestructuración de mayor deuda pública de la historia. Reivindicó la política del Gobierno y señaló que la capacidad de pago estaba atada al crecimiento económico y a las posibilidades del país. “Le decimos al mundo que no estamos contentos con el default, pero que entramos en este proceso de reducción de deuda porque no tenemos otra salida”, concluyó.
Capitanich no se privó de entregar algunas cifras. Una pregunta y no menor quedó sin respuesta. Fue la que le formuló el riojano Eduardo Menem. “¿Esta propuesta es la misma que se hizo en Dubai? Si cambió, ¿en cuánto cambió?”, preguntó el riojano sin inocencia. Capitanich quedó en deuda con la respuesta: dijo no tener los datos a mano.
Fue el mendocino Ernesto Sanz el encargado de dar el apoyo del radicalismo a la iniciativa. Reivindicó el artículo 75 de la Constitución nacional que abunda en las atribuciones del Congreso para el tratamiento de la deuda ydijo que ahora sólo se trataba de apoyar una herramienta reclamada por el Gobierno.
Las cuatro abstenciones precisamente tienen que ver con la falta de involucramiento del Congreso en el tratamiento de la deuda. Tanto la puntana Negre, como Avelín y Giustiniani, recordaron la causa iniciada por Alejandro Olmos para denunciar la deuda ilegítima. El juez Jorge Ballestero concluyó que el tema era de competencia política y le correspondía al Congreso y éste, por voluntad del peronismo, nunca avanzó en la investigación. Giustiniani dijo que si bien estaba de acuerdo con la propuesta del Gobierno y que era importante respaldarla, no votaría la iniciativa ya que, de hacerlo, con su voto estaría convalidando la totalidad de la deuda externa.
Hubo tiempo para que Menem hiciera la defensa de la década pasada y criticara a los que “ligeramente hablan del fabuloso endeudamiento de los 90”. Tomando los datos brindados por Capitanich, que midió la deuda en su relación con el PBI, Menem dijo que el endeudamiento no había crecido durante los años en los que su hermano Carlos estuvo en la Rosada.
Losada y Pichetto tuvieron las dos últimas intervenciones. El radical, para mencionar que el apoyo al presidente Kirchner no es incondicional y también para destacar la importancia de encuentros como los que, a primera hora de la mañana, habían tenido los titulares de los bloques con los funcionarios nacionales. Pichetto insistió en que el tema había sido tratado como una causa nacional.
El titular de la Cámara baja, el duhaldista Eduardo Camaño, comprometió que para la semana que viene la Comisión de Presupuesto emitirá dictamen favorable al proyecto y que al día siguiente será votado por el plenario de Diputados. Claro que allí, a diferencia del Senado, el tema tendrá mucho más debate. Habrá rechazos tanto por derecha como por izquierda. Desde el bloque de los partidos provinciales, entre los que se alinean algunos ex funcionarios de la última dictadura militar, se conoció que no votarán favorablemente. Algo similar harán algunos bloques de la izquierda. Finalmente el peronismo hará pesar su mayoría. Si allí se repite el respaldo que el radicalismo brindó ayer en el Senado, el proyecto no corre riesgos. El Gobierno habrá conseguido otro gesto y la pelea seguirá en otros escenarios.

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Manos levantadas en favor de las autolimitaciones del Ejecutivo para negociar otra oferta.
 
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