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La senadora Cristina Fernández de Kirchner visitó ayer Palestina, donde se interiorizó sobre las consecuencias humanitarias del conflicto de Medio Oriente y visitó la tumba del líder palestino Yasser Arafat. En su paso por ese país se entrevistó con el primer ministro, Abu Allah, quien le expresó la satisfacción de las autoridades palestinas por las posturas de la Argentina en la reciente Cumbre de Presidentes Latinoamericanos y la Liga Arabe que se desarrolló en Brasilia.
El encuentro con Allah fue la actividad más destacada que en términos políticos protagonizó la primera dama durante su breve estadía en Palestina. El primer ministro de ese país se disculpó ante la senadora por la ausencia del presidente electo en los últimos comicios, Abu Mazen, quien se encuentra de gira oficial por Japón.
Después de la reunión con el premier palestino, la senadora fue a la tumba de Arafat en la Mukata, el área gubernamental de Palestina. Allí depositó una ofrenda floral con la inscripción “Por la Paz”.
La primera dama se reunió también con el presidente del Consejo Legislativo, Rawi Fatuoh, quien le brindó un panorama de las condiciones de pobreza extrema que enfrentan los palestinos en la Franja de Gaza, donde el desempleo supera el 70 por ciento. Ambos compartieron un almuerzo en el que estuvieron, además, el cónsul argentino en Nueva York, Héctor Timerman; el embajador en Israel, Atilio Molteni; y funcionarios del gobierno palestino. Fatuoh y Cristina Kirchner coincidieron en que condiciones de vida tan duras dificultan el fortalecimiento de las instituciones en el país, como así también el proceso de paz con Israel, ya que dan lugar al surgimiento de actividades terroristas.
Como término de su visita, la senadora estuvo en la Universidad Palestina Bir Zeit. Allí fue recibida por las autoridades académicas que debieron esforzarse para responder las preguntas que la senadora realizó sobre el sistema de leyes que rige en ese país, el proceso de codificación de la ley y la evolución de la educación palestina.
En todo momento la senadora fue trasladada por la calles de Ramalá en un auto blindado y con escolta. Aunque no había ninguna hipótesis de agresión a la comitiva, se vivió un momento de tensión cuando un taxi se atravesó ante el auto oficial y la policía lo embistió para sacarlo del camino.