EL PAíS › EL DEBATE SOBRE SALARIOS E INFLACION CRUZA A
FUNCIONARIOS. DEFINEN ACUERDOS DE PRECIOS
Existe un fantasma que está dando vueltas
El índice de precios de junio fue de 0,9 por ciento y el de este mes superará el 1 por ciento. En Economía temen la indexación de la economía. En la Casa Rosada, al impacto político cercano a las elecciones. Buscan frenar los precios con acuerdos sectoriales.
Por David Cufré y Claudio Zlotnik
Roberto Lavagna encendió la mecha y estalló la polémica. ¿La culpa de la inflación la tienen los aumentos salariales? Dentro mismo del Gobierno se escucharon respuestas contradictorias. Alberto Fernández respaldó al ministro de Economía, Aníbal Fernández dijo que la palabra final la tiene Néstor Kirchner y Patricia Vaca Narvaja, la encargada de velar por los derechos de los consumidores, desacreditó la versión de Hacienda. El debate se extendió a los actores involucrados de manera directa, los empresarios y los sindicalistas, que cruzaron acusaciones. Y los economistas dieron su versión, sin encontrar tampoco acuerdo. El escenario que da marco a la discusión es el inquietante panorama de los precios minoristas.
Los colaboradores de mayor confianza de Lavagna también transmiten visiones distintas sobre cómo evolucionará el costo de vida. Las diferencias de criterio reflejan la preocupación que genera el tema. Uno de ellos lo admitió en diálogo con Página/12. “La economía no se sostiene con una inflación de 1 por ciento por mes”, advirtió, porque a ese nivel “se corre un serio riesgo” de que se desate un proceso indexatorio. Eso ocurre cuando en la sociedad se instala una expectativa de aumento de precios constante, que despierta actitudes defensivas: los empresarios remarcan sólo para cubrirse de lo que seguramente ocurrirá. Cuando la bola de nieve entra a girar, después nadie sabe dónde parará ni que arrastrará en el camino.
Con 6,1 por ciento de inflación en el primer semestre y la perspectiva de un aumento de precios de más de 1 por ciento en julio, algunos colaboradores de Lavagna dicen que no falta mucho para que se materialice ese escenario. Otro integrante del equipo económico, en cambio, es menos alarmista. “No hay una dinámica indexatoria, sino un reacomodamiento de precios relativos rezagados”, diagnosticó ante este diario. “Cada mes la inflación estuvo explicada por un motivo distinto, pero el que ajustó una vez y recuperó sus márgenes pre-crisis, no volvió a subir sus precios”, indicó. Puso como ejemplos los incrementos de taxis, cigarrillos y prepagas del verano, los alquileres en mayo, las expensas en junio y el turismo este mes. “Son saltos puntuales, no una inflación permanente”, concluyó.
Alberto Fernández se inclinó por esta última versión: “La inflación está definitivamente controlada”, sentenció ayer, y aunque reconoció que “todos los pronósticos dan una suba para julio por el aguinaldo y las vacaciones, los precios luego se volverán a estacionar”. En relación con la idea de Lavagna de “monitorear” las negociaciones paritarias para que no se produzcan aumentos de salarios supuestamente desmedidos, el jefe de Gabinete consideró que “es razonable que haya algún tipo de control sobre cómo evolucionan los sueldos, porque finalmente pesan sobre la inflación”.
“Teníamos que dar una señal a la sociedad”, justificó uno de los encumbrados funcionarios de Economía que habló con este diario. “Lavagna tiene que poner orden, sobre todo en un momento en que la pelea política (entre Kirchner y Duhalde) enturbia el panorama”, agregó. De acuerdo con su versión, el conflicto en el peronismo provoca “una indefinición de precios”. “El que puede alquilar un departamento no lo hace porque no sabe cómo seguirán las cosas después de las elecciones. El industrial no compra una máquina por la misma razón”, ejemplificó. La consecuencia es que “se postergan decisiones de inversión cuando más las necesitamos”, lamentó. Y la insuficiencia de inversiones tendría su reflejo en los precios.
En este caso, Fernández discrepó con el funcionario de Hacienda. Aseguró que la economía y la política se mantendrán en carriles separados. “Somos muy cuidadosos en diferenciar los vaivenes políticos de la economía. Estamos frente a una definición partidaria que el 23 de octubre estará resuelta y el 24 nadie se acordara de lo que pasó”, sostuvo.
Pero el clima político dentro del Gobierno también se complicó por la afirmación de Lavagna de que aumentos de sueldos como el obtenido por los encargados de edificios son inflacionarios. La mejora en los haberes de los porteros fue de 60 pesos, dividido en dos cuotas de 30 en mayo y junio. Vaca Narvaja, la subsecretaria de Defensa del Consumidor, cruzó a Lavagna al afirmar que “los salarios no producen inflación, no son los responsables, no se puede generalizar de esa manera”. La funcionaria apuntó contra los empresarios: “Hay algunos comerciantes e industriales que no son muy buenos a la hora de trasladar sus costos a los precios”, apuntó.
El nuevo jefe de la CGT, Hugo Moyano, también desmintió al ministro de Economía en el acto de su asunción. Ayer, otros integrantes de esa central sindical reforzaron la respuesta. José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias, señaló que “cuando los empresarios dicen que se desbocaron los salarios, yo les digo que se desbocaron los precios”. El judicial Julio Piumato agregó que “30 pesos en el bolsillo de los porteros no pueden ser los causantes del repunte inflacionario”. Para el sindicalista, los dichos de Lavagna “forman parte del discurso de los gurúes del neoliberalismo, con Cavallo a la cabeza”.
Una de las estrategias oficiales para intentar frenar los precios son los acuerdos con distintos sectores empresarios. Ayer hubo una reunión con la industria láctea que terminó en fracaso. El Gobierno amenazó con aplicar medidas punitivas si no aceptan limitar algunos precios. En cambio, los productores avícolas firmarían un convenio en los próximos días, mientras que los frigoríficos elevarán una propuesta la semana que viene.