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El bloque peronista de diputados demora el juicio a los Cortesanos

Los menemistas quieren que se vote en contra y alardean de tener muchos apoyos. Los duhaldistas quieren que se postergue cualquier definición. Roggero propuso posponer todo una semana.

 Por Felipe Yapur

El juicio político a la Corte se transformó en uno de los temas más conflictivos para los diputados justicialistas. El menemismo quiere cuanto antes llevarlo al recinto para rechazarlo. El duhaldismo no sabe qué hacer porque su tan ansiada modificación a la ley de Subversión Económica corre peligro de no ser tratada esta semana. La decisión que adopte el bloque puede provocar una fractura. Anoche, el presidente de la bancada, Humberto Roggero, frente a una treintena de diputados optó por una alternativa que le permite mantener el bloque más o menos sin fisuras: “Como el juicio a la Corte es un tema tan delicado es mejor dejarlo para el final de la reunión”. Nadie se opuso, pero todos entendieron que era la mejor forma de ganar una semana más de tiempo. Al final así ocurrió, cerca de las once de la noche, se levantó la reunión sin siquiera hablar una palabra del procedimiento contra los nueve cortesanos.
Durante toda la tarde de ayer hubo conversaciones, reuniones y consultas sobre cuál será la definición del bloque oficialista con respecto al juicio a la Corte. Las posiciones están más que definidas.
La riojana y ultramenemista Alejandra Oviedo aseguró a este diario que “es imprescindible llevar este tema al recinto. Le voy a exigir al bloque que lo haga esta semana”. La legisladora es la más virulenta de los pocos representantes que quedan del menemismo en Diputados. Integrantes este sector juran que cuentan con 80 voluntades para rechazar la acusación a los supremos. Otros menemistas, no tan vehementes como la joven legisladora riojana, optan por el misterio: “No sé si somos tanto, pero hay varios”, reconoció Manuel Baladrón.
Para Ricardo Falú, del PJ tucumano, hay “olor a acuerdo entre un sector del duhaldismo y el menemismo para salvar a la Corte. Si eso llegara a ocurrir sería un paso atrás para el Congreso, para el gobierno, para el país”. El legislador, al igual que los menemistas, cree que los que apoyan la destitución de los cortesanos son más de lo que se piensa.
Frente a estas posiciones bien definidas están los duhaldistas. Atrás, lejos en el tiempo, quedó la firmeza de los primeros días de la comisión cuando José María Díaz Bancalari aseguraba que la acusación sería a los nueve miembros del alto tribunal. Hoy, el bonaerense ya ni siquiera pronuncia su frase más conocida: “Si estamos en medio de la laguna, al menos con algún pato nos tenemos que volver”. Anoche, durante la reunión de bloque mantuvo un bajo perfil. Ni siquiera habló cuando Roggero dijo que “el juicio a la Corte es un tema conflictivo, llegó con mucho enchastre y podría haber sido peor. Sin embargo, la comisión trabajó con responsabilidad y seriedad. Por eso creo que es mejor dejarlo para el final de la reunión”.
Con esta frase Roggero buscó conseguir tiempo ya que les recordó a los legisladores de su bancada que “todavía no están impresos los fundamentos. La semana que viene lo tendremos y creo que estaremos en condiciones de debatirlo en profundidad”. Nadie dijo nada, los duhaldistas menos, y Ro- ggero le pidió a Ovidio Zúñiga, presidente de la comisión de Previsión que brindara los detalles de otra ley conflictiva para los legisladores: la derogación de las jubilaciones de privilegio.
En realidad, los seguidores del presidente Eduardo Duhalde están más preocupados con satisfacer al FMI y las leyes que le exige para decidir si les destraba los dólares que tanto necesita. El tratamiento de la modificación a la Ley de Subversión Económica –la de Quiebras ya la llevó Duhalde a Europa– está complicada. El radicalismo, para su desgracia, se mantiene en posición de impulsar su propio proyecto. Horacio Pernasetti, titular de la bancada radical, dijo que “no daremos quórum para debatir la iniciativa del justicialismo porque entendemos que su propuesta favorece el desprocesamiento de las personas que hoy están imputadas por esta norma”.
Anoche, durante la reunión de bloque de los justicialistas, el presidente de la Cámara baja, Eduardo Camaño les dijo a los legisladores que “el tratamiento de subversión viene complicado”. Sin esperar respuestas, el duhaldista tiró sobre la mesa cuál es –a su entender– la mejor estrategia. Con crudeza lanzó: “Retomamos la sesión que está en cuarto intermedio. Vamos con el proyecto de Aduana (iniciativa que busca destrabar los containers que están barados en la repartición y que el gobierno lo quiere utilizar para los planes sociales), y antes de proponer subversión vemos cómo está el panorama. Si no nos favorece, la levantamos”. Todos asintieron.
De todas formas los oficialistas todavía mantienen la esperanza de poder convencer a algunos radicales díscolos y que no respondan a la directiva de Pernasetti. La idea es conseguir con la ayuda de estos radicales más algunos representantes de partidos provinciales la habilitación del tema y luego aprobarla con mayoría simple. Los peronistas aseguran que no habrá problemas con los senadores del PJ “porque ellos no tienen los dos tercios para insistir con la derogación que votaron”. Pero por si acaso, rezan para que hoy a las 17 puedan sesionar.

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Baladrón, Roggero y Díaz Bancalari, tres diputados que no parecen divertirse mucho.
 
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