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Convencido de haber obtenido un éxito en la cumbre con los mandatarios justicialistas, el Gobierno comenzó a festejar a cuenta anticipando que mañana se votará la derogación de la Ley de Subversión Económica y que a más tardar el viernes se alcanzarán los acuerdos con las provincias para reducir el déficit fiscal. El más entusiasmado fue, sin duda, Jorge Matzkin, quien pareció desconocer la decisión de los principales gobernadores de adelantar los comicios generales. “Acá se ratificó el cronograma electoral originalmente ya explicitado: elecciones en septiembre del año próximo y entrega del gobierno el 10 de diciembre”, señaló el ministro de Economía.
Matzkin aprovechó la cautela demostrada por José Manuel De la Sota y Carlos Reutemann. El gobernador de Córdoba y el de Santa Fe insisten en llamar a comicios una vez lograda la “carta de intención” del Fondo Monetario. Y por eso escaparon a fijar una fecha precisa para elegir al sucesor de Duhalde, lo que no significa que apoyen la idea del Gobierno de realizar los comicios el 14 de septiembre del 2003.
El único que no tuvo empacho en enfrentar a Duhalde de manera directa fue el santacruceño Néstor Kirchner. Ayer se supieron más detalles de la letanía de críticas que le espetó: “Tu gobierno ha fracasado”, “a lo sumo tendrás una salida con el FMI subordinada, casi humillante”, “el FMI no va a negociar con un gobierno que no llega al 2003”, “aplicaste políticas que es difícil retroceder”, fueron sólo algunas de las palabras que se escucharon en la madrugada del lunes.
Poco antes, Duhalde había intentado condicionar la dirección de las conversaciones sacando a relucir, una vez más, su decisión de renunciar si en el Congreso no le votaban la derogación de la Ley de Subversión Económica. Esta vez, el apriete no fue hacia los ex socios radicales, sino a los propios mandatarios, de tal manera de lograr su influencia para que los senadores –al fin, los representantes de cada uno de los distritos– siguiera a pie juntillas la orden.
No logró plenamente su objetivo. Reutemann, que se había detenido a conversar sobre la carrera de Fórmula 1, insistió en que él busca elecciones adelantadas pero una vez que se cierre trato con el Fondo Monetario.
Actuando en tándem, De la Sota opinó en la misma dirección. En el otro extremo se ubicó el salteño Juan Carlos Romero. Algunos especularon que con su postura lejos de representar un apoyo a Duhalde busca una salida “abrupta” y “desordenada” del Presidente, de tal manera de favorecer las pretensiones de su referente político interno, Carlos Menem.
Lo cierto es que Romero terminó siendo víctima de algunas cargadas producto de su posición extrema.
Al margen de las anécdotas, el “día después” de La Pampa fue para el Gobierno un canto a la vida. No obstante, en el horizonte divisaban varios problemas para el mediano plazo, una vez que sea aprobada la derogación de la Ley de Subversión Económica. “Las relaciones con los radicales están resquebrajadas. Para seguir adelante no nos alcanza únicamente con el gesto de los gobernadores nuestros”, señaló un funcionario de la Casa Rosada que suele hablar en nombre de Duhalde
No es lo único que desvela a los funcionarios oficiales. Al margen del papel distractivo que pueda desempeñar el Mundial de Fútbol, en Gobierno temen de los efectos que genera la imposibilidad de lograr una fórmula para salir del corralito. Y ni hablar del fantasma de una hiperfinlación en medio de la estampida del dolar.