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El obispo de Iguazú, Joaquín Piña, se refirió ayer en su homilía dominical a las últimas elecciones y señaló que “es bueno que el pueblo se exprese; aunque es evidente que aún nos falta mucha cultura cívica”, agregó que “me parece importante que la gente le haya dicho que no a Duhalde y a Menem”, manifestó su satisfacción por el respaldo logrado por el Presidente “porque hay que fortalecer las instituciones”, pero reclamó “más lugar a la participación”. Piña recordó que “yo dije alguna vez que, el país, lamentablemente, había quedado entrampado entre dos cárteles, o mafias, que tal vez sea una sola, con una base en la provincia de Buenos Aires y otra en La Rioja”.
Piña, uno de los obispos claramente enrolados en los sectores progresistas del Episcopado, se refirió también a las elecciones en la ciudad de Buenos Aires y, sin mencionarlo de manera expresa, criticó a Mauricio Macri y a quienes lo votaron. “Yo siempre pensé que los porteños eran más inteligentes. Con este giro a la derecha, es evidente que volvemos a lo más reaccionario de nuestra historia nacional”, dijo. Agregó que “por lo visto, quieren que sigamos con este modelo capitalista y liberal. ¿Por qué será que la gente siempre vota al que tiene más plata? ¿Es que piensan que la van a repartir? ¡Qué ingenuos!”, subrayó el obispo.
“Seguramente que es bueno que lo hayan respaldado al Presidente”, siguió diciendo el obispo misionero. “Hay que fortalecer las instituciones, y crear cierto clima de confianza. Después de todo lo que pasamos... Ya sabemos que, en política, hay que optar por el mal menor”, continuó. No faltó, sin embargo, la advertencia. “Pero, ¡ojo!”, dijo Piña. “Tengamos cuidado, porque el peligro del autoritarismo está ahí acechando. Sabemos que nos hacen falta líderes, pero no mesías. En toda la historia ha habido un solo Mesías, y no habrá otro. Si queremos la unidad nacional, hemos de dar mucho más lugar a la participación”.
Por su parte, Carmelo Giaquinta, el renunciante arzobispo de Resistencia, volvió a referirse a la polémica planteada en torno al documento emitido por los obispos católicos dos semanas atrás para insistir en que la declaración episcopal no estuvo dirigida al gobierno nacional como pareció entenderlo el presidente Néstor Kirchner y otros miembros del gabinete nacional. “El destinatario de la carta es el pueblo cristiano y los hombres de buena voluntad. De ningún modo el gobierno nacional”, dijo Giaquinta. “Ni siquiera toda la sociedad, como lo han dicho algunos comentaristas, incluso eclesiásticos”, subrayó Giaquinta.
En su homilía dominical el ex arzobispo de Resistencia sostuvo que “si bien es cierto que la materia de la que trata atañe a toda la sociedad, y, por lo tanto, también al Gobierno. Y ello, en razón de que el cristiano es parte de la sociedad y está sometido a la misma autoridad civil”. Giaquinta dijo además que “a raíz de la crisis que se venía incubando desde largos decenios, pero sobre todo a partir de su eclosión en 2001, la Iglesia argentina fue descubriendo cada vez con mayor claridad que el cristiano, que en los últimos cuarenta años ha crecido en protagonismo en la comunidad eclesial, no ha crecido pareja en su responsabilidad y participación como miembro de la comunidad civil; es decir, como ciudadano. Y quiere fomentar esto con todas sus fuerzas”.