Domingo, 5 de febrero de 2006 | Hoy
Un peronista y una radical, ambos exiliados del macrismo, podrían definir la suerte de Aníbal Ibarra. Hablan de presiones e impresiones del juicio.
Fuera de las 10 horas que pasa por día en la Legislatura, a la legisladora radical Florencia Polimeni le gusta salir a caminar. “Cuando no hace calor, por la panza”, dice con sus seis meses de embarazo. Enfrascada en la maternidad, se le escapa la comparación: el juicio es “una especie de bebé con el que hay que tener cuidado”. Mate de por medio, revisó con Página/12 las tres primeras semanas del proceso. “Estoy dispuesta a no hacer política nunca más, lo que quiero es tener la conciencia tranquila de que hice lo que debía”, afirma. Tiene una foto con Raúl Alfonsín en su oficina, pero cuando el ex presidente la llamó le dijo que votará con autonomía. Su posición es un misterio. Desde el radicalismo, entró como legisladora en la lista de Mauricio Macri. Luego de varias diferencias, formó un bloque unipersonal, al que nombró Guardapolvos Blancos.
–En la Sala, usted es la única que no tiene una línea nacional detrás.
–Eso tiene pros y contras. Tenés más independencia para decidir, pero te da una sensación de desprotección importante.
–A pesar de que no hay partido, sí hubo un llamado de Alfonsín...
–Tiene preocupación en un tema como éste y quería darme su opinión. Me dijo que estaba preocupado por la situación institucional de la ciudad y le respondí que se quedara tranquilo, porque me iba a tomar el tema con la misma seriedad con la que se lo tomaría él. Soy una persona grande y tengo autonomía de decisión. El conoce mi carácter.
–¿Hay presiones de parte de los familiares de las víctimas?
–Hasta ahora, a mí no me han presionado. Yo me junté con ellos y, a sabiendas de que había una dosis de dolor, les dije que mi obligación era ser rigurosa y no prejuzgar. También les aseguré que mi decisión no iba a estar guiada por ningún apriete político y que eso va para todos.
–Varias veces habló en el recinto de la importancia del juicio...
–Esto no tiene que ver con el resultado del juicio sino con el cuidado con el que los actores políticos y la ciudadanía ponen en esa herramienta, que es una especie de bebé. No hay que dedicarse a desprestigiarla, porque a la Argentina le costó mucha sangre la democracia y el juicio político está contemplado en el juego democrático. Me parece que el juicio sirve para fortalecer las instituciones, al contrario de lo que muchos piensan.
–¿La relación con el titular de la Sala, Julio Maier...
–(Se ríe).
–... ha mejorado con el tiempo?
–Maier y nosotros venimos de dos provincias, formaciones y de edades completamente distintas. Obvio que para mí es difícil convivir, pero me alegra de que sea así, porque nos da un aprendizaje de tolerancia. Lo mismo les pasa a los padres, los periodistas, los funcionarios del Gobierno. Hay hasta gente que sigue el juicio por Internet...
–¿Y los abogados?
–Los tres fiscales son diputados y vienen de lugares culturales e ideológicos diferentes. Queda claro el rol que tiene cada uno de los defensores: uno trabaja hacia adentro del recinto, otro sigue las pruebas y otro trabaja en términos de comunicación.
–¿Qué sensación le dejó que Ibarra se haya reunido con los testigos?
–Me angustié muchísimo y me fui muy mal a mi casa. Sentí que teníamos la obligación de hacer una denuncia, especialmente porque el testigo (Carpenzano) dijo que le dieron una orden para ir. No me condicionó en mi evaluación del tema de fondo.
–¿Qué balance hace de las declaraciones de estas tres semanas?
–Nosotros dividimos el análisis del juicio en tres áreas: la emergencia y la tragedia en sí, las habilitaciones y los organismos de control y las alertas. Algunos testigos es la segunda vez que declaran y hay algunas variaciones. Es un tema no menor...
–¿Cómo sobrellevó los testimonios de los familiares?
–Para mí fue durísimo... Dormir la primera semana era jodido. Fue pesado para todos, más allá de la incidencia que tenga en términos reales. El dolor de 194 familias estaba muy presente.
–¿El juicio se define por una especulación política o por la evaluación de las pruebas?
–Va a haber de las dos cosas y no me parece que esté ni mal ni bien.
–Si la sociedad no ve que la sentencia es transparente, ¿alguno de ustedes quince puede seguir haciendo política?
–Si hay alguien de la política que piensa que puede sacar ventaja, se equivoca. Este juicio no te puede dejar mejor parado electoralmente.
–Usted lo conoce a Macri, ¿piensa que quiere sacar provecho con esto?
–No hablé con él sobre este tema. Está bien que no haya declaraciones, porque si no, embarran la cancha. Acá el césped tiene que estar cortadito, perfecto, y recién regado para que la gente vea la pelota.
–¿Existe la posibilidad de que usted se abstenga en la sentencia?
–No, no puedo. Yo puedo no hacer política nunca más en mi vida porque la decisión que tome no les caiga simpática, lo que sí quiero es tener la conciencia tranquila dentro de 20 años, de que hice lo que tenía que hacer.
“No me siento presionado ni por los familiares ni por la política”, afirma el kirchnerista Helio Rebot. Fue elegido presidente de la Sala Juzgadora por sus colegas, lideró el rechazo de las nulidades que presentó Aníbal Ibarra y descubrió el encuentro del suspendido jefe de Gobierno con algunos de los testigos. Aunque nada revelará sobre su voto, aseguró a este diario que no recibió instrucciones del Gobierno. La línea kirchnerista a la que pertenece, liderada por el diputado Jorge Argüello, apoyó a Domingo Cavallo en 2000 y a Mauricio Macri en 2003 en las dos elecciones contra Ibarra. Entró en la lista de Santiago de Estrada y formó parte del bloque de Compromiso para el Cambio. Luego se pasó al Frente para la Victoria. “Macri parecía un tipo práctico. Cuando comenzó a pensar en ser presidente le dije que ya tenía al presidente que quiero”, dice.
–¿Pensaba que iba a tener esta centralidad en el juicio?
–Tendrá que ver con mi temperamento. Quiero saber la verdad de lo que pasó y determinar quiénes son los responsables.
–¿Resolverán en función de la línea política de cada bloque?
–Cada legislador se forma su criterio, pero según la formación política de cada uno está el cristal de cómo mira las cosas.
–O sea que los kirchneristas votarán lo mismo.
–Vamos a votar individualmente. No sé si vamos a coincidir o no.
–¿Recibió algún llamado del gobierno nacional?
–En absoluto. No creo que el Gobierno nos vaya a llamar por este tema.
–¿No hubo ninguna instrucción?
–No. La única instrucción que dio el Presidente fue pública: que se conozca la verdad y se haga Justicia para atrás. Y, para adelante, nunca más. Tenemos que trabajar para que esto no se vuelva a repetir.
–¿Cómo sigue su relación con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández?
–Hace mucho que no lo veo. Siempre tuvimos una relación cordial...
–Se especuló mucho con la interna que existe con el jefe de su bloque, Diego Kravetz. ¿Esto hace ruido en el proceso?
–En absoluto. Los problemas internos del Frente para la Victoria espero que se solucionen. Pero no afecta mi juicio.
–Se ha dicho que usted hace preguntas casi como un fiscal...
–Eso corre por cuenta de quien hace la especulación. Voy a preguntar lo que mi conciencia me dice y me importa un bledo lo que opine cualquiera.
–Su vínculo con Maier fue bastante conflictivo, ¿por qué?
–Ahora tengo una buena relación con él. Tuve un intercambio de ideas producto de que no nos conocíamos y somos los dos temperamentales. Ya está superado. El doctor Maier ha demostrado ser muy cálido y muy buen tipo.
–¿Cómo ve que se desempeña la fiscalía y la defensa?
–Como abogado, sé que un proceso es como un rompecabezas que se arma con las piezas de la realidad. La lectura la hacen los jueces, pero cada parte trabaja para que ese rompecabezas arme su diseño. En este caso, me parece que la defensa es más política.
–¿Cómo descubrió la reunión entre Ibarra y los testigos?
–Al testigo (César Suárez Carpenzano) en ese momento le estaban preguntando por la causa por la que era objeto de un sumario. Yo le pedí las anotaciones al presidente. Cuando miro, encuentro algunos datos llamativos. Me sorprendí tanto como todos.
–¿Qué sabor le dejó haber descubierto ese encuentro?
–Tengo opinión como abogado, pero no la voy a dar hasta la sentencia.
–¿Cómo vivió los testimonios de los familiares de las víctimas?
–Con angustia. Si uno tiene que buscar a sus hijos en condiciones tan penosas, cualquier ser humano se tiene que conmover. Lo vi en la cara de los abogados de la defensa, incluso.
–¿Son un factor de presión?
–No me siento presionado por los familiares ni por la política. Mi única presión es tratar de estar a la altura de las circunstancias. Ojalá que Dios me ayude a resolver con sabiduría.
–¿Tuvo reuniones con ellos?
–No he concedido entrevistas. La única fue con el bloque, antes del juicio. Nos pidieron que pusiéramos la cara y nos comprometimos a tener libertad de conciencia.
–Hubo dos legisladores que adelantaron su voto, ¿fue imprudente?
–Somos diputados, nuestra facultad es ejercer el control de gobierno y opinar permanentemente. Los legisladores tienen derecho a tener una opinión formada. Esto no quiere decir que no la puedan cambiar.
–¿Sinceramente cree que Gerardo Romagnoli puede cambiar su opinión?
–No sé, eso depende de Romagnoli.
–¿Qué no puede salir mal en este juicio?
–Más allá de Aníbal Ibarra y los familiares, la sociedad entera necesita saber qué pasó y tener una respuesta a la altura de este proceso, que tiene una significación histórica: es el primer juicio de esta envergadura en la Ciudad. Cualquiera sea la decisión que tomemos, debe estar bien fundamentada. Todos mis colegas sienten esta responsabilidad histórica.
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