Martes, 7 de marzo de 2006 | Hoy
EL PAíS › EL MINISTRO DEL INTERIOR ESTUVO EN UNA PRESENTACION DE BERGOGLIO
El titular de la Conferencia Episcopal presentó ayer el libro Iglesia y democracia en un recinto colmado de dirigentes sociales y políticos. Lo más destacado fue la presencia de Aníbal Fernández, en una nueva fase de la complicada relación entre el Gobierno y el Episcopado.
Por W. U.
La presentación a cargo del cardenal Jorge Bergoglio de un libro que recopila documentos de la jerarquía católica y que lleva el título Iglesia y democracia sirvió de pretexto para mostrar una nueva fase de la relación entre el Episcopado y el gobierno nacional y le permitió al ministro del Interior, Aníbal Fernández, presente en el acto, afirmar que “el Gobierno no está alejado de la Iglesia”. El cardenal porteño y presidente de la Conferencia Episcopal habló ayer en la sede capitalina del Episcopado, en un recinto colmado por dirigentes sociales y políticos, entre los cuales se contaban además del ministro del Interior, el presidente provisional del Senado, José Pampuro; la senadora Hilda “Chiche” Duhalde, el ex presidente Raúl Alfonsín, el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; la diputada kirchnerista Marcela Bianchi, el asesor de la Secretaría General de la Presidencia, Carlos López; el ex legislador Antonio Cafiero, el dirigente del ARI Enrique Olivera, representantes de varias confesiones religiosas y dirigentes de movimientos sociales.
Bergoglio se limitó a hacer una presentación del libro subrayando que para leer los documentos de la Iglesia es necesario utilizar “una adecuada hermenéutica” y señalando que “no es lícito desgajar párrafos o frases aislándolas del contexto porque –de este modo– se altera su significado y se hace decir al documento lo que no dice o, peor aún, lo contrario de lo que dice”. La afirmación, que bien pudo entenderse como un mensaje para ciertos niveles del Gobierno que según los obispos no han mirado la integralidad de los textos episcopales, dio lugar para que Aníbal Fernández se justificara ante los periodistas evitando emitir opinión para no decir algo “que traiga un dolor de cabeza”. Fernández aseguró que antes de opinar se tomaría el trabajo de leer el libro (764 páginas) a fin de “interpretarlos en su totalidad englobante”, tal como pidió el cardenal.
El arzobispo de Buenos Aires, que no respondió preguntas de los periodistas, dedicó largo rato a saludar con cordialidad a los personajes políticos presentes y departió amigablemente con Aníbal Fernández. Tras el encuentro, el ministro del Interior compartió un café –por expresa invitación de los obispos– con el vicepresidente segundo del Episcopado, Agustín Radrizzani; el secretario general, el obispo Sergio Fenoy; el obispo Jorge Casaretto, presidente de Pastoral Social, y el secretario de prensa del Episcopado, el sacerdote Jorge Oestergeld. Sin revelar el contenido del diálogo, fuentes eclesiásticas señalaron que el encuentro con Fernández fue muy cordial y “sólo se conversó sobre cuestiones generales”. El propio ministro del Interior eludió toda respuesta respecto de un eventual encuentro entre el presidente Néstor Kirchner y el cardenal Bergoglio, porque “yo no manejo la agenda del presidente”.
El libro presentado por Bergoglio recoge los documentos de la jerarquía católica en los últimos 25 años, desde que se conoció el documento “Iglesia y comunidad nacional”. El trabajo está ordenado en cuatro grandes capítulos sobre “la Iglesia y la construcción de la democracia y la justicia social”, “la defensa de la vida y la familia en democracia”, “la Iglesia y la defensa de los derechos humanos” y “los conflictos internacionales”.
Bergoglio dijo que “la palabra de la Iglesia sobre las cuestiones referidas a la dignidad humana o a las realidades sociales no son un diagnóstico hecho desde las ciencias humanas”, sino que es “una palabra profética sobre la realidad pronunciada desde el Evangelio, una palabra que no pretende aportar soluciones técnicas, sino despertar las conciencias en orden a la consecución del bien común”.
Bergoglio, que leyó el texto de su discurso, hizo suyas palabras de un reciente documento del papa Benedicto XVI en el que se afirma que “la Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia”.
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