Es una lástima que las dudas vayan quedando de lado “por exclusión”. Es que aunque Luciano Figueroa no era número puesto para el plantel que representará al fútbol argentino en el Mundial de Alemania, su lesión durante el partido River-Estudiantes permite a los electores eludir una coyuntura más, como si la cuestión estuviera entre los delanteros y no entre los defensores o el arquero.

Mientras desde el escritorio de Julio Grondona en la AFA se desliza en susurro que rebota en voz alta la necesidad de recurrir a los que, por estos tiempos, andan mejor, independientemente de trayectorias y pergaminos, quienes presumen de accedientes a las bambalinas del cuerpo técnico y de los que mandan en nuestro fútbol insisten en que ninguno de los defensores que jugó contra Croacia el amistoso del miércoles último estará en la alineación titular del primer partido dentro de tres meses, salvedad hecha de Sorin, que estaba previsto pero quedó de lado a último momento para no arriesgarlo.

De golpe parece que Ustari –con Navarro Montoya, Lux y Ojeda, los mejores en el puesto para quien esto escribe– tiene más posibilidades que otros que, como Gago, Palacio o Agüero, asomaban como más probables poco tiempo atrás. Pero del Negro Hugo Ibarra –no sólo para este columnista sino para muchísimos más, el mejor de todos para esa función–, ni noticias. Qué lástima.