Jugar un Mundial es la meta soñada por casi todos los futbolistas que poseen aspiraciones de consagrarse. Sin embargo, desde 1930 hasta la actualidad, no fueron pocas las grandes figuras que, por diversos motivos, jamás pudieron concretar este anhelo. A cuatro meses del comienzo del Mundial de Alemania 2006, es momento de rescatar del olvido a diez excepcionales futbolistas que, pese a sus notables condiciones, no tuvieron el privilegio de representar a sus países en la máxima competencia del fútbol internacional.

1 José Manuel Moreno. De la que fuera quizá la mejor generación de jugadores argentinos –que se quedó al margen de las competencias internaciones por las deserciones a los Mundiales de Francia 1938, Brasil 1950 y Suiza 1954–, el Charro fue un jugador completo en todos los aspectos. Gambeteador, estratega, dúctil pasador y un certero definidor, dueño además de un cabezazo letal y furibundo. Fue dos veces campeón sudamericano con la Selección Argentina en 1941 y 1947, y cinco veces campeón con River. Fue integrante de la delantera de la Máquina, junto a Muñoz, Pedernera, Labruna y Loustau; a Suecia 1958, Labruna fue a último momento, pero Moreno estaba terminando su campaña en Colombia.

2 Arsenio Erico. También formó parte de aquella brillante etapa del fútbol argentino en los ’30 y los ’40. El paraguayo alcanzó el logro de convertirse en el máximo goleador en un solo campeonato con 47 tantos en 1938 y por esos años formó una delantera con De la Mata y Sastre que marcó más de 500 goles. Aunque jugó algunos Sudamericanos, nunca pudo estar en un Mundial: cuando Paraguay disputó el Mundial de 1930, tenía 15 años; en Brasil 1950, cuando los paraguayos jugaron su segundo Mundial, hacía tres años que se había retirado.

3 Walter Gómez. El uruguayo era un atacante genial, hábil, guapo, dueño de un remate tan preciso como potente y de una definición exquisita. En 1949 jugaba en Nacional de Montevideo, pero tras pegarle una trompada a un árbitro lo suspendieron por un año y quedó fuera de la Selección que ganó el Mundial de 1950. En River marcó 76 goles en 100 partidos y ganó tres campeonatos: la tarde que la selección celeste ganó el Mundial, Gómez jugó en el Monumental ante San Lorenzo. Triunfar en el fútbol argentino también le costó perderse el Mundial de 1954, ya que los dirigentes uruguayos no lo convocaron más.

4 Alberto Spencer. Con la camiseta de Peñarol, el ecuatoriano fue el jugador que mayor cantidad de partidos disputó en la historia de la Copa Libertadores: 87 encuentros en 11 ediciones, tres títulos en 1960, 1961 y 1966, 54 goles convertidos. Veloz en el área, con la Selección de su país disputó las Eliminatorias del Mundial de Inglaterra en 1966, pero el equipo fue eliminado por Chile.

5 Angel Clemente Rojas. Un jugador distinto, ídolo de la parcialidad de Boca que gozó de su proverbial gambeta y sus quiebres de cintura. En 1965 jugó también las Eliminatorias del Mundial 1966, pero el entrenador Juan Carlos Lorenzo decidió marginarlo del equipo que fue a Inglaterra y, sin dudas, aquélla fue la decepción más grande de su carrera. Convocado en 1967 y 1968, ya no logró brillar y la Argentina no fue a México 1970.

6 George Best. De pibe jugaba en los baldíos de Belfast, la capital de una convulsionada Irlanda del Norte, hasta que un cazatalentos del Manchester United se lo llevó a Inglaterra en 1961. Debutó con apenas 17 años en Primera. Zurdo, rápido y hábil, podía jugar en todo el frente de ataque y parecía imparable cuando encaraba hacia el gol. Pero la genialidad que mostraba en la cancha parecía ser directamente proporcional con su falta de profesionalismo e Irlanda del Norte sólo llegó al Mundial en 1982, mucho después de su retiro. “Jugar un Mundial fue una de las tantas cosas que me perdí en mi vida”, declaró poco antes de morir, en noviembre del 2005.

7 Eric Cantoná. Temperamental, aguerrido, y con una gran pisada que le permitía sortear rivales con gran facilidad en espacios reducidos, fue uno de los mejores jugadores franceses de la historia y brilló en el Manchester United. Jugó para Francia las Eliminatorias de losMundiales de Italia ’90 y Estados Unidos ’94, pero el conjunto galo quedó marginado en las dos oportunidades.Un año antes del Mundial 1998 decidió dejar el fútbol a los 31 años, consciente de que el entrenador francés Aimé Jacquet no lo tendría en cuenta.

8 George Weah. Elegido el mejor jugador del mundo en 1995 por su campaña en el Milan, se quedó sin Mundial porque jugaba para Liberia... Disputó con su selección varias Eliminatorias y Copas de Africa, pero nunca pudo hacer que el conjunto liberiano se destacara en alguna competencia internacional. Brilló en el Mónaco, el Paris St. Germain, el Milan, el Chelsea, el Olympique Marseille... El año pasado fue candidato en las elecciones presidenciales de su país. “El Mundial no fue una decepción para mí –afirmó–. Simplemente se trató de algo inalcanzable.”

9 Jari Litmanen. Sólo la escasa tradición futbolística de Finlandia le impidió jugar un Mundial. Astro del Ajax de Louis van Gaal que ganó todo en los ’90, con un fabuloso panorama de la cancha, tuvo ofertas para integrar la selección holandesa, pero reiteradamente se negó. “Soy finés y siempre voy a jugar para mi país. No me importa si por ello no juego un Mundial.”

10 Ryan Giggs. Puntero izquierdo histórico del Manchester United, perdió a los 32 años su última chance de jugar un Mundial tras la eliminación de Gales en las Eliminatorias pasadas. Debutó en el Manchester con apenas 17 años, en 1990, y desde entonces nunca vistió los colores de otro equipo. Ganador de siete ligas inglesas, una Recopa, una Liga de Campeones de Europa y una Intercontinental, está resignado. “Gales es un país demasiado chico, somos pocos y es muy difícil armar un seleccionado de calidad que consiga clasificar a un Mundial”, admitió meses atrás.